“Relaciones Interpersonales y Violencias entre Adolescentes: Un estudio de las relaciones entre las violencias entre adolescentes de las Escuelas Secundarias Mexicanas”, De Juana María Guadalupe Mejía Hernández

Reseña por Sonia Lizbeth Jiménez González

De testimonios y violencias en adolescentes

La investigación psicosocial constituye una fuente inagotable de información, ya que le permite a quien indaga, no solo observar o charlar con sus informantes, sino también realizar una serie de acciones con una mirada profunda, reconocer el tejido social y observar una dinámica llena de una gran diversidad de interacciones entre los distintos actores sociales, algunas reguladas, otras por regularse.

El texto de la Dra. Mejía Hernández, “Relaciones Interpersonales y Violencias entre Adolescentes: Un estudio de las relaciones entre las violencias entre adolescentes de las Escuelas Secundarias Mexicanas”, narra una dinámica que ocurre en un determinado espacio académico socialmente identificado como un sistema complejo (Tarride, 1995), el cual está en un contexto geográfico particular, regulado por leyes, reglamentos y normas, implícitas o explícitas, tanto para las personas, como para el desarrollo de las relaciones entre los sujetos sociales involucrados.

El texto en su primer capítulo, “Puntos de partida”, nos lleva a conocer una parte importante del mundo adolescente, a través de aproximaciones al estudio y conceptualización de la adolescencia. La autora sensibiliza al lector con los procesos de ese momento de la vida; develando un periodo de transformaciones en que se vinculan procesos biológicos, psicológicos y sociales dándose lugar a una serie de dinámicas en las que los adolescentes comienzan a diseñar su autonomía, la cual se fortalece en la interacción con el grupo de pares (Souto, 2007).

En este capítulo, podemos revisar el proceso de construcción de las violencias adolescentes, involucradas desde lo cotidiano en las relaciones en casa, el lenguaje, el juego, “la normalización de roles tradicionales”, interacciones propias de una cultura que se ha ido transmitiendo generacionalmente (Arias, 2013).

En la última parte del primer capítulo, la autora presenta una esquematización de los puntos de partida, los núcleos de la adolescencia, evidenciando de manera clara la interrelación entre tales núcleos y sus condicionantes.

El capítulo dos, “Contexto escolar y disciplina en la secundaria”, presenta la secundaria como un espacio normativo. Este espacio se integra a un eje de regulación propuesto por la Secretaria de Educación Pública para los centros educativos de nivel medio básico en México, de donde se desprenden convenios y surgen los reglamentos escolares.

En ese sentido, se distingue la secundaria como un lugar formativo de conductas, en el que se da un peso importante a la disciplina. Sin embargo, para los adolescentes es un territorio en el que ellos establecen sus reglas, cuestionan la autoridad y disienten acerca de las imposiciones, las que son cuestionadas, debatidas y transgredidas de manera continua (Lozano, 2014).

Este capítulo propone a las instituciones una mirada diferente a las sanciones de conductas que ponen en riesgo la integridad de los miembros de la comunidad educativa, presentando una reflexión acerca de cómo se dirime la acción en una serie de actos administrativos, perdiéndose así la mirada sobre el hecho en sí y priorizándose los ejes burocráticos. Por lo que las sanciones pierden su fuerza debido al tiempo empleado en hacer trámites, desdibujándose la claridad de los hechos, mientras surgen contradicciones entre las diferentes figuras de autoridad como son docentes, prefectos, directivos y padres de familia; y se genera con ello incertidumbre en el adolescente, ya que no siempre hay claridad en las repuestas frente a los actos disruptivos.

En este sentido, muchos de los actos violentos son permitidos y se consideran parte de la actividad educativa, esto fomenta discriminación e impunidad. Se genera así la sensación de poder en aquellos jóvenes que ejercen la violencia y el miedo en los que no vieron un seguimiento o encontraron respuesta ante lo ocurrido, por lo que prefieren guardar silencio y evitarse problemas (OCDE, 2013).

El tercer capítulo del libro “Juego, agresividad y violencia entre chicos”, presenta focalmente el trabajo con los varones adolescentes. Muestra una construcción identitaria anclada en la historia de estos adolescentes, cuyos referentes son los padres, amigos y otros actores que les invitan a participar en juegos, actividades deportivas o bien agrupaciones en las que tendrán que demostrar desde la competencia, fuerza, valentía y liderazgo como muestra de su virilidad.

Estas acciones, parte de la socialización con pares, muestran la importancia de ejercer el dominio de la situación y niegan lo femenino. El texto, en esta sección, muestra cómo dichos ritos se han generado histórica y socialmente en México, y lleva al lector a reflexionar y hacer una evaluación de las prácticas de los hombres adolescentes, para quienes la sociedad no deja muchas opciones en cuanto a la construcción de su identidad, ya que no hay claridad para hablar de otras emociones que no sean enojo o ira. Tampoco hay aceptación de la sensibilidad y mostrarla pone a los adolescentes en una situación vulnerable dentro del espacio reducido al aula, así, al ellos mostrar alguna cualidad considerada femenina se les atribuye la “homosexualidad” independientemente de su preferencia sexual.

El cuarto capítulo se titula “La sociabilidad la identidad y la violencia femenina adolescente”. Este apartado muestra la dinámica y el tejido social desde donde se construye la identidad femenina, cuyas características se enfocan más en la relación verbal, en la competencia por verse atractivas. La violencia es simbólica. Aunque algunas jóvenes sí hacen uso de la fuerza física, tienen más incidencia aspectos como la indiferencia, la burla, la mirada despectiva. Esto puede llegar a los golpes, sin embargo, desde la mirada femenina, dichas acciones son mordaces y relativamente tienen más poder. La construcción de estas violencias tiene, al igual que en el caso de los varones, su origen desde casa, se fortalece con el juego y con otras interacciones sociales, además de que, en ciertos grupos femeninos, se valoran estas acciones.

El apartado cinco, “La sociabilidad, la identidad y las violencias entre chicos y chicas de la secundaria”, narra el vínculo entre chicos y chicas desde dos perspectivas diferentes – el universo de lo masculino y el universo de lo femenino – vinculadas a través de relaciones, de amistad, noviazgo o compañerismo. La autora muestra las narrativas de los hombres y cómo perciben a las mujeres de un modo estereotipado; muestra también los testimonios de las jóvenes sobre su percepción de los varones sujetos a sus ideales. A partir de la expresión de las y los alumnos en algunos momentos aparecen una serie de diferencias a veces irreconciliables, sin embargo, en esa etapa de vida hay puntos de encuentro, como las pláticas entre hombres y mujeres, los textos enviados entre amistades y parejas.
Este apartado muestra que pueden existir deconstrucciones sociales que llevan a las y los adolescentes a mirarse y tratarse de una forma más equilibrada, sin embargo, esto tiene también que fortalecerse en otros espacios fuera de la escuela.

El capítulo 6, “Reflexiones finales”, es un apartado de apuntes desde la voz de la autora, en el que se muestra el proceso de investigación de campo, dirigido en dos sentidos, el primero, la observación, posteriormente, la recuperación de testimonios de estudiantes, trabajadoras sociales, prefectos, madres y padres de familia. La autora va tejiendo, a partir de la teoría y de sus hallazgos, la categorización de violencias que tienen un enmarque claro en antecedentes sociales. También muestra la dificultad de las instituciones educativas de nivel medio básico para trabajar las violencias, ya que sus estructuras poco flexibles no permiten un ejercicio que favorezca la integración de los distintos actores, principalmente, a los alumnos. La disciplina es vista por los estudiantes más que como un eje de integración social, como un elemento a transgredir, ya que ellos no son consultados y esto se traduce entre otros aspectos, en un elemento más para reforzar su rebeldía. Lo mismo ocurre en casa, las violencias que enfrenta cada adolescente están en relación con lo que ellos cuestionan. Es importante destacar que las instituciones tienden a ser promotoras de actos violentos.

Es así que el trayecto educativo que cada estudiante tiene en su paso por la secundaria no es precisamente una formación académica, es un espacio de fortalecimiento de reglas sociales, en el cual ellos hacen sus propias construcciones, toman decisiones, generan otras reglas, normas, teorizan acerca de sus conductas y son promotores de ellas entre sus pares, ya sea del mismo grado o más jóvenes.

Finalmente, considero que este texto propone a las escuelas ejes de acción muy claros, entre ellos, los espacios para el debate y para la construcción de normas en las aulas y en la escuela, en los que se incluyan a sus estudiantes. En cuanto a la consideración de las violencias como ejes de relación, es importante buscar alternativas para el manejo de emociones como el enojo o la ira; buscar puntos de encuentro para el dialogo entre adultos y jóvenes. No es un proceso fácil, sin embargo, es importante hacerlo, ya que el número de alumnos que viven abuso escolar todos los días es cada vez mayor y tiene una relación directa con el género, la clase social e, incluso, la apariencia física.

Referencias bibliográficas:

 

ARIAS, G. W. L. Agresión y Violencia en la Adolescencia: La importancia de la familia. Avances en Psicología Latinoamericana. Universidad del Rosario, Colombia, v. 21., n., p. 24-34, 1 ene./jul. 2013.

HERNÁNDEZ, J. M. G. M. Relaciones interpersonales y violencias entre adolescentes: un estudio de las relaciones entre las violencias entre adolescentes de las escuelas secundarias mexicanas. La Paz: Publicia, 2016.

LOZANO, V. A. Teoría de Teorías sobre la adolescencia. Última Década. CIDPA. Valparaiso, Chile, n. 40, p. 11-36, jul. 2014.

ORGANIZACIÓN PARA LA COOPERACIÓN Y DESARROLLO ECONÓMICO. Teaching and Learning International Survey. Technical Report. OECD. 2014

SOUTO, K. S. Juventud, Teoría e Historia: La formación de un sujeto social y de un objeto de análisis. Historia Actual Online. Instituto de Historia CSIC, España, n 113., p 1696-206, invierno. 2007

TARRIDE, M. Complejidad y Sistemas complejos. História de Ciências, Saúde. Maguinhos. Rio de Janiero, Brazil, v. 2, n. 1., p. 46-96, mar./jun. 1995.

Palabras-clave: educación, disciplina, género.

Fecha de recepción: 31/03/2017

Fecha de aprobación: 02/04/2017

Sonia Lizbeth Jiménez González Doctora en Piscología por la UNAM - Universidad Nacional Autónoma de México - con orientación en Psicología Social. Fue Profesora-Investigadora. Actualmente es Coordinadora del Área de Posgrado por parte de la Universidad Tecnológica de México.