Foto: Pxhere

Comuna de la Tierra D. Tomás Balduíno: aproximaciones a partir de palabras e imágenes creadas por niñas y niños asentadas(os)

El MST y la lucha por la tierra, con las niñas y los niños

Partimos del principio de que las niñas y los niños son sujetos de derechos, pueden y deben opinar sobre su realidad y participar de las decisiones. Como ellos están involucrados en este proceso desde temprano, trabajamos con ellos para que entiendan la propia realidad y puedan lidiar con ella. En este sentido, a lo largo de tres décadas de lucha, el MST construyó una pedagogía propia, que busca la emancipación humana de las niñas, de los niños, y de los adultos. (Marcia Ramos, dirigente del sector de educación del MST, 2018)

Las disputas por la tierra, por la reforma agraria y por una sociedad más justa y fraterna han compuesto el cotidiano del MST a lo largo de décadas. Según la página web oficial del MST4(www.mst.org.br) actualmente hay en torno de 350 mil familias asentadas en 24 estados. Al ser el movimiento social de mayor relevancia en Brasil, el MST constantemente nos está mostrando formas de luchar por la reforma agraria y combatir la ausencia de políticas públicas para el uso de tierras en el área rural, particularmente, aquellas tierras que no cumplen una función social, tal como lo consagra la Constitución Federal de 1988. La búsqueda constante por una garantía de justicia social está incorporada en las formas de lucha política por medio de acciones locales y globales, que tienen por objetivo asentar centenas de miles de trabajadoras y trabajadores, así como también, cuestionar y alterar las relaciones de clase, género, étnicas y ambientales, cuyo carácter ostensivamente desigual excluye y procura silenciar a innumerables grupos sociales.

Si es posible afirmar que la persona adulta que vive en los asentamientos trae consigo la resistencia y sus contradicciones, conoce y guarda la práctica urgente de la lucha y sus conquistas, como nos informan Cataruci (2014) y Raggi (2014), nos resta la pregunta: ¿qué sabemos sobre esos espacios tomando en cuenta a los niños y niñas que lo habitan? ¿Ellos se crían y desarrollan en ambientes con marcas infantiles, de modo que sus voces sean escuchadas y atendidas? Luego de la permanencia en el campo, observamos que hay lugares creados por los niños y que, aunque puedan parecer banales para quien los vea de prisa, poseen una gran fuerza integradora para los grupos infantiles. De este modo, jugar es una palabra clave que no podemos descartar. Creemos que el asentamiento integra historias colectivas e individuales que se entrelazan en diversas experiencias a lo largo de las reivindicaciones por la tierra y por la materialización de sus deseos y derechos, y dentro de ese proceso es que comprendemos la infancia y sus características particulares de lucha.

Como afirma Ana Paula Soares da Silva (2017), es encarar y dedicarse –colectivamente – a los enormes retos, “ya que la producción académica acerca de la oferta/demanda y de las prácticas pedagógicas de la educación infantil en los territorios rurales aún es bastante incipiente” (p. 297). Se considera, y no de modo aislado, que el movimiento que se traduce en texto-imagen-escritura se articula con aquellos que buscan debatir y desmontar las crisis de desestabilización, que se han presentado como intensas tormentas que alcanzan proporciones gigantes, diezmando muchas conquistas de los trabajadores en Brasil y Latinoamérica. El texto escrito, así como las imágenes, también nos muestran la existencia de un potencial de lucha que se comporta como campo de explicación y disputas de diferentes puntos de vista, conflictos y contradicciones que les son intrínsecos. Las niñas y los niños no surgen como meros coadyuvantes en un escenario creado por otros, sino como agentes en el proceso de lucha, como voces que transcienden tiempos y espacios, no solo en los asentamientos, sino también en las marchas del MST y en las disputas y las reivindicaciones por la tierra.

La entrada en la comuna de la tierra Dom Tomás Balduíno

La posibilidad de hacer el estudio en este asentamiento se nos presentó por Paula França, coautora de este trabajo. El contacto fue realizado a lo largo del curso Pedagogía de la Tierra, en el cual ella participaba como estudiante. Después de la lectura y discusión del proyecto por la responsable de la Ciranda Infantil de la Comuna Dom Tomás obtuvimos el consentimiento para la investigación, que contó con la colaboración de Edna Rossetto, también integrante del MST y conocida de vieja data de todos los participantes. Concluidos los acuerdos entre adultas, surgió después otro desafío metodológico: el contacto con los niños y niñas.

Un grupo compuesto por tres mujeres y un hombre (dos estudiantes y dos profesoras universitarias), extranjeros en el asentamiento, pasó a tener contacto con los niños y niñas que frecuentaban las Cirandas, y cuyas familias aceptaron la participación en este proyecto, a partir de conversaciones previas y después de firmar una declaración con los términos en que aceptaban participar. La Ciranda Infantil, que será presentada más adelante, fue un importante punto para el establecimiento de los diálogos, las propuestas y la construcción de las cámaras artesanales, realizadas individual o colectivamente con el uso de latas.

Daremos continuidad a las reflexiones, primeramente, por medio de la presentación de las Cirandas Infantiles y su propósito, bien como del asentamiento.

Insubordinar la tierra: Trayectoria de una conquista, y el campo se abre en imágenes sublimes y fuertes gestos de lucha


foto pinhole producida por un grupo de niñas y niños (acervo de las autoras)

Sonando como shamisen
Es hecho tan solo de un alambre tenso, un palo y una lata vieja
al final de un día de fiesta
con las clavijas al sol
Pero para otros no existía aquella música porque no era popular
Aquella música si no se canta no es popular
Si no se afina no tintina y no tarantina
(Haroldo de Campos)

De allá encima, en el tope de la carretera que lleva a la Comuna da Terra Dom Tomás Balduíno, se ve parte de la estación de tren de la ciudad Franco da Rocha. El asentamiento está en la confluencia entre el antiguamente denominado Hospital Psiquiátrico do Juquery, creado en el siglo XIX, el actual Complejo Hospitalario de Juquery y la Penitenciaria del Estado, que lleva el nombre de la ciudad. Tenemos vecinos notoriamente relevantes para la constitución del asentamiento y sus relaciones, generando ciertas representaciones relativas al hecho de vivir en este espacio. Queremos destacar que después de la entrada no se ve nada más de esos vecinos. Concerniente a los niños y niñas, algunas personas sugirieron, de modo muy sutil, cierto recelo con respecto a la entrada y salida en los días de visita a los presidiarios y demostraron temer sus manifestaciones. Aunque este asunto no haya sido reiterado, y no se evidencia ni siquiera en las fotografías, se puede inferir, a pesar de todo, que la presencia de la penitenciaria puede marcar la vida de todos, condicionando sus prácticas sociales

Andar por el asentamiento con las niñas y los niños constituía una actividad bastante agradable, al mismo tiempo en que nos permitía percibir algunos de sus deseos. En una de las tardes, al mostrar el lugar donde residencia, uno de los niños habitantes nos dice: “¿Usted sabía que nosotros podríamos tener una piscina aquí? Tenemos espacio, podría ser”. Luego los compañeros en el regreso reforzaron la idea. Cuando nos encontramos en un espacio más amplio de asambleas y encuentros entre los habitantes, Yago nos informa que allí los chicos podrían conversar sobre esta idea, y pregunta: “¿Sabía que nosotros podemos hacerlo?” El aprendizaje, tan rico, sobre cómo debatir cuestiones, se suma a la propuesta de construcción de piscinas, otras huertas, o locales para jugar y reunirse y surge en las conversaciones en un intento de reconfiguración del espacio.

Al andar con las niñas y los niños por el asentamiento se perciben las casas, huertas y animales, al mismo tiempo en que se revela una arquitectura imaginaria donde los anhelos por futuras construcciones son esbozados en palabras. El espaciamiento entre las casas da la impresión de un conjunto de vecinos distantes, pura impresión errada. La distancia espacial no separa los grupos. Mientras las niñas y los niños construían sus cámaras y conversábamos, se percibió un conocimiento profundo de las familias y sus modos de vida en Dom Tomás. Se destacaron los gustos por los animales y las formas de vivir, así como el juego de futbol en el pequeño estadio recién inaugurado, que fue muy representado en las conversaciones y prácticas de todos, lo que evidenciaba múltiples experiencias cotidianas en ese espacio.

Foto colectiva del portón de entrada de la Ciranda Infantil (acervo de las autoras)

La Ciranda Infantil en la Comuna de la Tierra Dom Tomás es un espacio amplio, con dos salas – una para lectura y estudios y otra para eventos -, una cocina y un área abierta, en la cual es posible reunirse para conversar o jugar. Debemos aclarar que las Cirandas Infantiles no son escuelas. Edna Rosseto (2008) las define como espacios de educación no formal dentro de los asentamientos, que no están vinculadas al sistema educacional del país. Las Cirandas serían espacios de aprendizaje, intercambio, juegos, “espacio en el cual ellos (los niños y niñas) aprenden a vivir colectivamente” (op. cit.). Las Cirandas Infantiles, de modo general, son entendidas como espacios educativos, cuyas actividades deben tener como objetivo a las niñas y los niños en sus varias dimensiones: los valores, lo lúdico, la imaginación, las fantasías, la cultura, la historia, el trabajo, entre otras. La Ciranda no puede ser vista sólo como un derecho de las madres y de los padres, sino, principalmente, de las niñas y de los niños, que tienen la posibilidad de acompañarlos en cursos y otras actividades, favoreciendo su participación.

Las Cirandas Infantiles han sido organizadas de dos formas: Ciranda Infantil Itinerante, que es la Ciranda que se organiza durante las acciones del movimiento, en los cursos, marchas y ocupaciones. Niños, niñas, madres, padres y educadores participan juntos, cada uno contribuyendo a su manera. En los actos, ellas tienen como objetivo incorporar a los niños como sujetos del proceso que está aconteciendo, creando condiciones para que ellos puedan entender, y en la medida de lo posible, posicionarse frente a una determinada situación, cuyas condicionantes normalmente son comprendidos exclusivamente por los adultos. La Ciranda Infantil Permanente – existente en la Comuna Dom Tomás, de donde partió nuestra investigación – es la Ciranda organizada en los asentamientos, campamentos, centros de formación y escuelas del Movimiento. En ella se albergan las niñas y niños, Sem Terrinha, definidas por Edna Rosseto (2016) como:

Los Sem Terrinha tienen en su realidad la presencia pedagógica del propio Movimiento, que en el proceso educativo y formativo va dando elementos para que las niñas y los niños se constituyan como sujetos del proceso histórico. Esa es la realidad de la que los movimientos sociales del campo se vienen preocupando, principalmente de ese tiempo de la vida infantil y, en ese sentido, van construyendo espacios pedagógicos donde las niñas y los niños puedan encontrarse crear, jugar e inventar (p. 59)

Se observa así el profundo carácter político existente en las prácticas y la presencia de los Sem Terrinha. Se da, innegablemente, la construcción de una infancia en organización y lucha política. En actividades con los familiares y/o demás niñas y niños, ellas son agentes que reconfiguran el movimiento como componente dentro de otro mayor, el MST, que parece motivado y preocupado con la forma como niños y niñas viven dentro de los asentamientos y campamentos.

4 – El grupo Usina de Arquitectura fue invitado por el MST para finalizar el proyecto de habitación en la Comuna de la Tierra Dom Tomás, aprobarlo para financiamiento y ejecutar la obra. Se aprobaron seis tipologías – casas de barro en bloque de cerámica aparente, con 70m² aproximadamente. Hubo una asociación de dos financiamientos públicos para la construcción de las casas: INCRA y Caixa Económica Federal.
Marcia Gobbi mgobbi@usp.br

Graduada y licenciada en Ciencias Sociales - Universidade de São Paulo (USP), Brasil. Maestría y Doctorado en educación, Sociedad y Cultura - Universidade de Campinas (UNICAMP), Brasil. Profesora Doctora de la Faculdade de Educação - USP

Maria Cristina Stello Leite mariastello@gmail.com

Graduada y licenciada en Ciencias Sociales - Universidade de São Paulo (USP), Brasil. Maestría en Educación - Faculdade de Educação - USP y doctorante en la misma institución.

Paula França pauladasilvafranca@gmail.com

Pedagoga – Universidade Federal de São Carlos (UFSCAR), Brasil, en el curso Pedagogía de la Tierra. Militante y coordinadora regional de Educación del Movimento dos/as Trabalhadores/as Rurais sem Terra (MST), Brasil.