Radamés Ajna

Control y medicalización de la infancia

Medicalizar para controlar

En las sociedades occidentales, es creciente la translocación para el campo médico de problemas inherentes a la vida, con la transformación de cuestiones colectivas, de carácter  social y política, en cuestiones individuales, biológicas. Tratar las cuestiones sociales como  biológicas iguala el mundo de la vida social con el  mundo de la naturaleza. Se redimen de responsabilidades todas las instancias de poder, en cuyas entrañas tales problemas son generados y perpetuados.
En el mundo de la naturaleza, los procesos y fenómenos obedecen la leyes naturales. La medicalización naturaliza la vida, todos los procesos y relaciones socialmente constituidos y, en consecuencia, deconstruye los derechos humanos, una construcción histórica del mundo de la vida (Moysés y Collares, 2007).
No debemos olvidar que la medicina constituyó su estatuto de la ciencia moderna, en la transición de los siglos XVIII y XIX, atribuyéndose la competencia para legislar y normatizar sobre salud o enfermedad – lo que significa definir el “hombre modelo” – y, honrando sus raíces positivistas, pasa a regir todos los aspectos de la vida de los seres humanos a partir de una mirada biologizante, que reduce personas en cuerpos. Por ser la primera ciencia conectada a los seres humanos a constituirse como ciencia moderna, la medicina se constituye, por su parte, en modelo epistemológico para las ciencias del hombre.
La biologización, basada en la concepción determinista, en que todos los aspectos de la vida son determinados por las estructuras biológicas que no interaccionan con el ambiente, retira del escenario los procesos y fenómenos característicos de la vida en sociedad, como la historicidad, la cultura, la organización social con sus desigualdades de inserción y de acceso, valores, afectos… Esa reducción de la vida, en toda su complejidad y diversidad, a sólo uno de sus aspectos – células y órganos, tomados de manera estática y determinista – es una característica fundamental del positivismo
Una vez reducida la vida a su sustrato biológico, de modo que todo el futuro esté irreversible e irremediablemente determinado desde el inicio, se prepara el terreno para la medicalización, ideario sobre cuales cuestiones sociales son presentadas como decurrentes de problemas de origen y solución en el campo médico. Debe resaltar que cuando se habla en reduccionismo y medicalización, se está refiriendo a la concepción de medicina enraizada en el paradigma positivista.
La expresión medicalización fue difundida por algunos autores, especialmente por Ivan Illich en 1982, en su libro La expropiación de la salud: némesis de la medicina (Némesis médica), para llamar la atención hacia el hecho de que la ampliación del poder médico minaba las posibilidades de que las personas lidiasen con el sufrimiento y con las pérdidas derivadas de la propia vida, transformando los dolores de la vida en enfermedades. Según el autor, la vida estaría siendo medicalizada por el sistema médico que pretende tener autoridad sobre personas que aún no estarían enfermas, sobre personas para las cuales no se podría racionalmente esperar la cura, y sobre personas con problemas para los cuales los remedios prescriptos por médicos tendrían resultados semejantes a los ofrecidos por familiares con más experiencia. (Ilich, 1982).
Posteriormente, ese proceso fue bastante discutido por Michel Foucault (1977, 1980), autor fundamental cuando se habla de medicalización. Para él, uno de los elementos de su sustentación es la doble promesa de la medicina, a afirmarse capaz de curar y prevenir las enfermedades, a punto de poder construir un futuro en que su propia existencia será dispensable, pues habrá eliminado todas las enfermedades. Aunque su imposibilidad de realizar tales promesas esté en evidencia cada día más y más, la medicina las mantiene en su discurso.
 En Brasil, una de las primeras autoras a discutir la medicalización fue Cecília Donnangelo, socióloga, profesora de la Facultad de Medicina de la USP, que se dedicó a investigar las relaciones entre salud y sociedad. En su tesis de doctorado, bastante actual ,transcurridos más de 30 años, analiza las consecuencias de ese proyecto de medicalización de la sociedad, iniciado hace casi dos siglos; apunta las formas por las cuáles él se concretiza en los tiempos actuales, destacando la extensión de la práctica médica como elemento primordial.

En lo que se designa aquí por extensión de la práctica médica hay que destacar por lo menos dos sentidos que merecen atención: en primer lugar, la ampliación cuantitativa de los servicios y la incorporación creciente de las poblaciones al cuidado médico y, como según aspecto, la extensión del campo de la normatividad de la medicina por referencia a las representaciones o concepciones de salud y de los medios para obtenerla, así como a las condiciones generales de vida. (Donnangelo, 1976:33)

Aún en Brasil, merece destaque la socióloga Madel Luz, que profundizó la comprensión del papel político que pasa a ser desempeñado por las instituciones médicas:

(…) la medicalización generalizada como sustitutivo de lo que es retirado de la mayoría por las condiciones sociales de la producción: un mínimo de control sobre las decisiones de la política económica (sueldos, ‘productividad’, planificación de la economía, etc..) conquistado históricamente a duras penas; un mínimo de control sobre las políticas de salud (planes, programas, organización de servicios y la propia concepción de salud); un mínimo de control sobre la producción y la reproducción (la enseñanza) de los conocimientos en medicina. Al pueblo restan los ‘milagros’ médicos y los milagreros populares. De hecho, si económicamente y políticamente él fue el grande excluido del ‘milagro’ sólo le restó la búsqueda de otros santos. Las Instituciones Médicas han sido, así, un ‘santo remedio’ para los males de la salud del pueblo. (Luz, 1986: 19)

Maria Aparecida Affonso Moysés

Profesora Titular de Pediatría de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Estadual de Campinas (UNICAMP). Coordinadora del Laboratorio de Estudios sobre Aprendizaje, Desarrollo y Derechos, en el CIPED (Centro de Investigaciones en Pediatría) de la UNICAMP. Autora del libro La institucionalización invisible: niños que no aprenden en la escuela. Es miembro fundador del Foro de Estudios sobre Medicalización de Niños y Adolescentes, que articula discusiones, eventos y acciones sobre la medicalización de la vida y de la educación.

Maria Aparecida Affonso Moysés
Cecília Azevedo Lima Collares

Docente libre en Psicología Educativa. Profesora de la Facultad de Educación de la UNICAMP, en el Departamento de Psicología Educativa, actualmente jubilada. Publicó incontables artículos en periódicos científicos en las áreas de Educación y Psicología. Es autora del libro Prejuicios en el Cotidiano Escolar. Enseñanza y Medicalización. Es miembro fundador del Foro sobre Medicalización de la Educación y de la Sociedad, que articula reflexiones críticas y acciones que buscan enfrentar y superar los procesos medicalizantes de la vida de niños y adolescentes.

Cecília Azevedo Lima Collares