Martha Barros

Des-idades, Poesías y Luchas: Articulaciones y Rupturas1

Poesía, lucha, Des-idades

Adiciono, ahora, versos de algunos poetas más. ¿Luchadores también? Me parece que sí. Uno es el compositor Leon Gieco, que clama, en su canción “Solo le pido a Dios”12,

Solo le pido a Dios
Que el dolor no me sea indiferente
Que lo injusto no me sea indiferente
Que la guerra no me sea indiferente
Que el engaño no me sea indiferente
Que el futuro no me sea indiferente
….

Hay una potencia transformadora en el clamor de Leon Gieco para que ‘el dolor, lo injusto, la guerra, el engaño y el futuro’ – no nos sean indiferentes. Hay potencia para la lucha, si ellos continuan en nosotros, en el campo de la sensibilidad, de la instigación y de la indignación. Son alimentos, son savias de la lucha y para la lucha. ¿Cómo luchar, cuándo el futuro nos es indiferente? ¿Cómo romper con las amarras de los patrones etarios, a no ser que nos empapemos de irracionalidad en el mundo presente, de manera que vislumbremos otros futuros?

Y, ¿cómo cultivar edades para perderlas de vista, entre nosotros y en nosotros, por dentro y por fuera?
En una composición, Francis Hime y Milton Nascimento resaltan la potencia de las colaboraciones y que, a partir de ellas, al transformar los presentes, es posible reinventar futuros.

Primero cruzamos caminos
Corremos lo verde del tiempo
Pisamos el piso como indios
Nacemos de la misma claridad de la luna
Y, entonces, inventamos futuro
Juramos complicidad
[…]
Del hecho temerosos que somos
Partimos directo para la pelea
No hubo ofensa ni intriga
Que nos confundiese la razón13.

¿Somos nosotros, jóvenes, adultos, viejos, adolescentes y de otras edades, que ni sabemos nominar bien? Ser humano del tiempo de des-idades y despropósitos, niño/a más desasosegado/a no conozco, que aquel/aquella que está, que se revela, que se construye en la poesía de Manoel de Barros. Percibo una potencia desmesurada en sus versos, capaces de transformar realidades que, aparentemente blindadas y a toda prueba, se hacen fláccidas y delicadas incluso, ante el vigor inconmensurable de la poesía.
Nos lo dice el poeta, en ‘Memorias inventadas – A infância’ (‘Memorias inventadas- La infancia’), obra publicada cuando Manoel de Barros contaba con 87 años de edad (o des-idade?),

Todo lo que no invento es falso.
Porque si hablamos a partir de ser niño/a, hacemos comunión: de un rocío y su araña, de una tarde y sus garzas, de un pájaro y su árbol.
Yo sé decir sin pudor que lo oscuro me ilumina.
Uso la palabra para componer silencios.

Ya en ‘O fazedor de amanhecer’ (‘El hacedor de amanecer’), Barros nos susurra una tierna confidencia, en dos tiempos, “solo el silencio hace rumor/ en el vuelo de las mariposas.”
Dice más incluso, “con las palabras se pueden multiplicar los silencios.”

Y apunta una invención suya, literalmente relacionada al firmamento, y a los tantos de sus misterios, “el hacedor de amanecer para ‘usamentos’ de poetas”.

12 – La canción aparece en el CD “Mercedes Sosa – Para Cantar He Nacido”.
13 – La canción está en el CD ‘Essas parcerias’, de Francis Hime.
Ângela Pinheiro a3pinheiro@gmail.com

Psicóloga, doctora en Sociología, profesora de la Universidade Federal do Ceará (UFC), Brasil, integrante del Núcleo Cearense de Estudos e Pesquisas sobre a Criança (NUCEPEC/UFC), autora del libro Criança e Adolescente no Brasil: Porque o abismo entre a lei e a realidade (Edições UFC, 2006).