Foto: Wiechert Visser

Habitares juveniles en la ciudad de México. Diferencia y desigualdad

El artículo discute algunos estudios de caso realizados en los últimos años sobre la relación jóvenes y espacio urbano para analizar transformaciones en los usos, apropiaciones y percepciones juveniles de la contemporaneidad urbana. Jóvenes y espacialidad es una área metodológica en donde se intersectan articulándose las fronteras socio culturales de clase, edad, etnia, género, preferencia sexual, gustos, estilos de vida y otras zonas de diferenciación y desigualdad social.
El estudio de la espacialidad revela las diversas estrategias que los jóvenes levantan en sus interacciones con múltiples otros: quienes los miran, los reciben o integran, los ignoran, los estigmatizan, los excluyen, los marginalizan. Estas experiencias cotidianas de habitar, representar y/o imaginar el espacio urbano permiten acceder a características de los actores y agrupamientos juveniles en la ciudad: quiénes son, qué hacen, con qué recursos cuentan, cuáles son sus redes y los niveles de las mismas, cómo se auto perciben y perciben a los otros, cómo construyen sus tiempos y sus espacios. Los grupos interaccionan creando experiencias espaciales a través de las cuales leemos sus tensiones y acuerdos con unos otros que son constantemente definidos en cada contexto.
Cuando indago por lo “cultural juvenil” en el espacio urbano refiero a la selección y movilización consciente e imaginativa de un subconjunto de diferencias por parte de un grupo juvenil para tejer sus interacciones (de disputa, conflicto, adaptación o negociación) con otros grupos sociales (Urteaga, 2011). En ese proceso, los grupos juveniles establecen “expectativas y prioridades con criterios diferentes y todos intervienen para hacer ciudad, aunque con diferenciada visibilidad y poder” (Vergara, 2005, p. 193-194).
¿Cómo y desde qué espacios (sociales, culturales, físicos) los jóvenes participan en la reconfiguración del espacio urbano y más específicamente de la ciudad contemporánea? ¿Qué es lo que los modos de vida juveniles, con sus prácticas de distinción e integración en el espacio, nos dicen sobre las asimetrías y desigualdades sociales contemporáneas en este tipo de ciudad? Discutiré estas preguntas desde los planteamientos de Ulf Hannerz (1998) sobre el estudio antropológico de las grandes ciudades y, particularmente, sobre lo que las distingue como mundiales. En éstas últimas se imbrican ciertos rasgos que contribuyen fuertemente a su vitalidad cultural: apertura al exterior e interior, efervescencia cultural y sociabilidad. Dos de ellas, sin embargo, detonan esta imbricación y su resultado: una concentración de la población tal que posibilita un franqueo interno disparando una exaltación cultural.
La sociabilidad y sus espacios juegan un papel importante en la intensificación del tráfico de significados entre estratos de personas y entre diversas esferas de pensamiento que se influencian mutuamente (Ibíd.). Ambos fenómenos en las ciudades dan lugar a una cultura mundial que organiza la heterogeneidad en el sentido de interconectar las diversas culturas locales con las que no están en un territorio concreto. Las personas se relacionan de maneras diferentes con ella, aunque dos tipos posibles pueden servir como polos de análisis: las personas cosmopolitas y las personas locales. La complejidad y efervescencia cultural alcanzan su momento culminante en estos nuevos “centros de la ecúmene global” porque contienen los nodos de control de la economía mundial y porque confluyen cuatro categorías de personas: los ejecutivos y directivos de las empresas trasnacionales, los inmigrantes, las elites del mundo de la cultura y los turistas. Todas estas figuras sociales comparten el “ser, de una manera u otra, trasnacionales” (Ibídem, p. 208), desempeñar un papel clave en la creación y difusión de nueva cultura y hacer de estas ciudades mundiales.
Abordo tres formas juveniles de habitar la ciudad de México en la actualidad – la de los jóvenes indígenas migrantes, la de los ‘trendsetters’ y la de las bandas juveniles y los “ser barrio” – que ilustran cómo el accionar de los jóvenes no sólo expresa las transformaciones en la macroestructura, sino su activa participación en la reconfiguración territorial, cultural y social de la ciudad de México.

Jóvenes indígenas en la ciudad

Ubico la presencia de los jóvenes indígenas en la ciudad dentro de los flujos migratorios que hoy caracterizan a las ciudades mundiales (Hannerz, 1998; Appadurai, 2001). Sin embargo, esta premisa debe enmarcarse en el contexto mexicano que históricamente ha excluido la presencia indígena de la membresía urbana bajo la “falsa idea de que los indígenas pertenecen al medio rural y campesino, mientras que las ciudades son el espacio de lo cosmopolita, que asimila y elimina las diferencias culturales” (Escalante, s.f.). Bajo un doble marco discriminatorio, como indígenas y migrantes, los jóvenes estudiados pertenecen a las etnias del desplazamiento, fenómeno que Mora et al (2004) define “como el desplazamiento territorial, orientado al cambio residencial de los grupos sociales con el fin de mejorar su calidad de vida”. La etiqueta “jóvenes indígenas” esconde diferencias de todo tipo: de clase, edad, origen étnico, educación, ocupación, profesión, expectativas, estilos de vida y otras. Observé con mayor profundidad a jóvenes indígenas de reciente migración a la ciudad de México1, quienes ocupan los últimos escalones laborales y sociales en la ciudad, con escasa remuneración y baja calificación: albañiles, mecánicos, mozos, soldados, ellos; empleadas domésticas, ellas.

1 Realicé estudios a estos jóvenes de diferentes etnias en la ciudad de México entre 1997-1998 y en 2004.
 
Maritza Urteaga Castro Pozo maritzaurteaga@hotmail.com

Professora Investigadora de Postgrado en Antropología Social em la Escuela Nacional de Antropología e História – ENAH, Universidade Nacional Autónoma del México – UNAM. Entre sus libros más recientes están: La construcción de la realidad juvenil. Jóvenes mexicanos contemporáneo (México: Juan Pablos Editores, UAM, 2011); Cultura y desarrollo. Una visión crítica desde los jóvenes (México: Paidós, UAM, 2012); Jóvenes, culturas urbanas y redes digitales (México: Ariel, Fundación Telefónica, UNED, UAM, 2012).