Foto: Pxhere

Violencia y noviazgo en la adolecencia: una revisión de la literatura

Discusión de los datos

Para la discusión de los resultados fueron levantadas tres categorías de análisis: a) objetivos y diseños de los estudios; b) instrumentos utilizados; c) programas de prevención indicados

a) Objetivos y diseño de los estudios

Al respecto de los estudios de prevalencia de la violencia en el noviazgo entre adolescentes, la investigación de Barreira et al. (2013) tuvo como objetivo estimar la prevalencia de perpetración de la violencia física y psicológica entre novios adolescentes. El estudio también buscó identificar los factores asociados y la co-ocurrencia de ambos tipos de violencia. Algunos resultados demuestran que, como prevalencia, 19,9% cometieron algún tipo de violencia física y 82,8% de ellos de violencia psicológica en sus noviazgos. En el estudio, también quedó evidenciado que, generalmente, existe la co-ocurrencia de la violencia física junto a la psicológica.

Las mayores probabilidades de perpetrar violencia psicológica fueron identificadas entre adolescentes que vivenciaron violencia en la comunidad, los cuales presentan cuatro veces más probabilidades de perpetrar ese tipo de violencia en el noviazgo y, aun, en relaciones con más de un año de duración. Mientras que sufrir violencia física del padre, entre hermanos y en noviazgos anteriores, además de haber cometido violencia verbal en relaciones anteriores, fueron variables que aumentaron la probabilidad de perpetración de la violencia física y psicológica en el noviazgo. La relación entre sufrir violencia verbal en el ámbito familiar por los progenitores y el aumento del número de violencia psicológica en el noviazgo también fue revelada en el estudio de Oliveira et al. (2014), con 3.205 adolescentes entre 15 y 19 años.

En este sentido, Brancaglioni y Fonseca (2016) señalan que 95,7% de las chicas y 83,3% de los chicos ya habían perpetrado por lo menos una tipología de violencia en sus relaciones de noviazgo. En el aspecto de la victimización, el estudio reveló que 94,2% de las chicas y 83,3% de los chicos sufrieron al menos un tipo de violencia. La violencia psicológica fue perpetrada por 90% de los participantes.

El estudio de Fernández-Fuertes et al. (2011) analizó la incidencia de comportamiento agresivo en las relaciones de noviazgo y encontró resultados similares. La violencia verbal-emocional (psicológica) fue la que obtuvo mayor porcentaje de victimización y perpetración entre los participantes, mientras que la violencia física presentó un número reducido. En una investigación realizada con adolescentes entre 15 y 18 años, cuyo objetivo era fortalecer el conocimiento sobre el comportamiento agresivo entre parejas adolescentes en Costa Rica, fue observado que el porcentaje de chicas que había cometido uno o más tipos de agresiones físicas fue significativamente superior a los chicos(Fernández-Fuertes; Orgaz-Baz; Lima-Silva, 2014).

Por otro lado, Cecchetto et al. (2014), analizaron las visiones y experiencias de 257 muchachos sobre la violencia en sus relaciones íntimas y concluyeron que los adolescentes descalifican la violencia física perpetrada por las muchachas, además de relatar que la traición femenina provoca la violencia por parte de la pareja. Así, los sentidos conferidos a los episodios de violencia en el noviazgo son evidenciados por representaciones de los roles de género en cuanto a lo que se espera del desempeño de hombres y mujeres en las relaciones íntimas. Gómez et al. (2015), en un estudio semejante con 156 participantes de ambos sexos, buscaron proporcionar evidencias sobre el modo como los adolescentes establecen sus relaciones de noviazgo y determinar si en estas relaciones existen indicios de violencia de género ejercida contra la mujer adolescente. Los resultados revelan que en las primeras relaciones amorosas de los participantes investigados quedó evidenciada la presencia de la violencia de género, sobre todo, la violencia psicológica. Los valores de la identidad masculina señalados fueron fuerza, poder y dominio. No obstante, para la identidad femenina fueron señalados atributos como debilidad y necesidad de protección.

En la investigación que tuvo como objetivo estudiar la violencia física entre novios adolescentes con relación a los perfiles de direccionalidad, Barreira et al. (2014) afirman que 83,9% de los adolescentes que participaron de la investigación perpetran violencia, o sea, es bidireccional, ambos miembros de la pareja se agreden simultáneamente. Se destaca que este patrón es el más aceptado y encontrado en la literatura internacional. Sin embargo, los autores resaltan que la bidireccionalidad de la violencia en el noviazgo, en otras palabras, la violencia simultánea entre los miembros de la pareja, necesita de más estudios a profundidad, pues estos hallazgos no concuerdan con el número de la violencia contra la mujer adulta en las relaciones íntimas.

Ruiz (2014), en un estudio sobre las implicaciones del uso de redes sociales en relación al incremento de violencia de género entre adolescentes, concluyó que la perpetuación de las desigualdades y el aumento de la violencia de género presentan relación con el discurso de amor romántico en la juventud. Otro aspecto encontrado en la investigación es el de cómo la creencia en el discurso del amor romántico se relaciona y se justifica con formas de control de la pareja, una vez que las redes sociales ofrecen la posibilidad de estar conectados todo el tiempo.

b) Instrumentos utilizados en los estudios

En las investigaciones analizadas, nueve estudios utilizaron como instrumento de recolección de datos la escala Conflict in Adolescent Dating Relationships Inventory (CADRI). La escala fue adaptada y validada para el portugués por Minayo et al. (2011). Se trata de un instrumento para el público adolescente, auto aplicable, con 70 ítems que equiparan la victimización y la perpetración de la violencia sexual, psicológica y física, distribuidos así: 25 cuestiones miden la violencia perpetrada, 25 evalúan la violencia sufrida y los otros 20 ítems no son evaluados en la escala por presentar contenidos que no retratan la temática de la violencia en el noviazgo (Fernandez-Fuertes et al., 2011; Wolf et al., 2011; Soares et al.,2013; Barreira et al., 2013; Lazavevich et al., 2013; Barreira et al., 2014; Oliveira et al., 2014; Fernandez-Fuertes et al., 2015; Brancaglioni; Fonseca, 2016).

Otros instrumentos utilizados en el estudio de Moyeda et al. (2013), para la investigación de la violencia en el noviazgo entre parejas adolescentes, fueron el Cuestionario sobre Violencia en el Noviazgo (CVN) y la Escala de Actitudes Amorosas (EAA).

Beserra et al. (2016) utilizaron el cuestionario auto aplicado Violência na Escola, en el cual fueron agregadas siete cuestiones relacionadas con la violencia en el noviazgo. Matos et al.(2006) utilizaron la Escala de Crenças sobre a Violência Conjugal (E.C.V.C).Se trata de un instrumento auto aplicable con 25 ítems de sentencias puntuadas del 1 al 5.

Murta; Moore et al.(2016) aplicaron un instrumento cualitativo que contiene seis sentencias incompletas, las cuales abordan situaciones de victimización y perpetración de violencia en las relaciones de noviazgo llamado Sentenças Incompletas acerca de Intenção de Enfrentamento à Violência no Namoro (Completamiento de frases acerca de la intención de enfrentamiento a la violencia en el noviazgo). El participante fue invitado a completar las frases de modo libre. En un estudio anterior, Murta; Santos et al. (2013) desarrollaron las Sentenças Incompletas para Avaliação de Crenças Sexistas e Homofóbicas e Intenção de Enfrentamento à Violência no Namoro (Completamiento de frases para la evaluación de creencias sexistas y homofóbicas y la intención de enfrentamiento a la violencia en el noviazgo) conteniendo 12 sentencias incompletas con cuestiones referentes a roles de género, homosexualidad y violencia en el noviazgo para ser completadas libremente.

Oliveira et al. (2014) utilizaron, además de la CADRI, el instrumento Conflict Tactics Scale validado para la población brasileña. Esa escala mide la violencia familiar de padres contra hijos. En el artículo fue utilizada una sub escala de seis ítems, cuyo objetivo es el de evaluar la agresión verbal ejercida por la madre y por el padre contra el adolescente participante.

c) Programas de prevención de la violencia en el noviazgo

Las investigaciones sobre programas de intervención de la violencia en el noviazgo para adolescentes aún son escasas en Brasil. Resaltando que las dos investigaciones brasileñas que abarcan la presente revisión fueron desarrolladas en el ámbito del programa de Post Grado en Psicología Clínica y Cultura de la Universidad de Brasilia. Otros dos estudios, uno portugués y uno canadiense, también desarrollaron investigaciones sobre los programas de prevención con parejas de novios adolescentes. Se observó que los cuatro estudios fueron realizados en el contexto escolar.

En este escenario, Murta; Santos et al. (2013) realizaron un estudio con 60 adolescentes divididos en dos grupos: Condición Intervención (CI) con 27 adolescentes y Condición Control (CC) con 33 adolescentes en condiciones experimentales. El objetivo era evaluar la repercusión de una intervención preventiva relacionada al enfrentamiento a la violencia en el noviazgo y creencias sexistas homofóbicas. Los resultados en intención de enfrentamiento a la violencia en el noviazgo fueron similares entre las condiciones experimentales, con aumento en intención de negociación y reducción en intención de resignación y violencia. No obstante, los resultados del estudio no son concluyentes y pueden ser comparados con nuevas investigaciones con el fin de corregir limitaciones señaladas por los autores. Más recientemente, Murta; Moore et al. (2016), pretendieron evaluar en una escuela pública los efectos de un programa de prevención a la violencia en el noviazgo. Como en el estudio anterior, 45 adolescentes fueron separados en grupo experimental y grupo control. Los resultados demostraron reducción significativa en creencias que apoyan la restricción emocional como característica masculina en el grupo experimental, al paso que intenciones de enfrentamiento a la violencia en el noviazgo y regulación emocional no sufrieron cambios significativos en ninguno de los grupos. Los autores señalan que otros estudios de carácter longitudinal son necesarios para esclarecer esos resultados.

Matos et al. (2006) destacan resultados eficaces para los adolescentes que participaron del programa de prevención de la violencia en el noviazgo, resultando en una menor tolerancia a episodios de violencia por parte de los participantes. Tales resultados fueron evaluados en los posibles cambios de actitudes y creencias percibidas en el pre y post test. Posterior a la realización del pre test, hubo la sensibilización de los alumnos para temas relacionados al fenómeno de la violencia en el noviazgo, definición de los conceptos de malos tratos en las relaciones íntimas, orientaciones al respecto de cómo actuar en una situación de violencia, entre otros. La investigación comprendió dos ensayos exploratorios que fueron conducidos en el transcurrir de los años escolares de 2000/2001 y 2002/2003 en dos escuelas, sumando 250 participantes en total.

Los investigadores Wolf et al. (2011) desarrollaron el llamado La Cuarta R: Habilidades para las Relaciones entre los Jóvenes que tiene por objetivo la promoción de relaciones saludables y la prevención de la violencia. Se trata de un programa de intervención con veintiún temas implementados en el plan curricular de veinte escuelas en Ontario, Canadá. Los contenidos eran desarrollados por los propios profesores de la disciplina Salud y Educación Física, quienes recibieron un entrenamiento especializado sobre la temática de la violencia en el noviazgo y relaciones saludables. Los padres de los alumnos también fueron involucrados en la intervención, por medio de reuniones de la escuela y a través del recibimiento de cuatro folletos que describían los temas que fueron tratados en las clases. Se observó que la inclusión de temas en las escuelas tales como relaciones saludables y formas de cómo evitar situaciones de violencia en el noviazgo entre parejas adolescentes permitió la reducción de casos de violencia. Otro resultado curioso fue que los adolescentes se involucraron menos en prácticas sexuales de riesgo, o sea, los chicos hicieron más uso del preservativo.

Thais Afonso Andrade t.afonsoandrade@yahoo.com

Máster en Psicología Clínica por la Universidade Católica de Pernambuco (UNICAP). Psicóloga por la Pontifícia Universidade Católica de Minas Gerais (PUC Minas). Miembro del Núcleo de Estudio y Pesquisa sobre las Juventudes (NEPEJ/UNICAP), Brasil.

Albenise de Oliveira Lima albenise@unicap.br

Doctora en Salud y Familia por la Universidad de Deusto, España. Profesora de la Licenciatura en Psicología de la Universidad Católica de Pernambuco (UNICAP). Miembro fundadora del Núcleo de Estudio y Pesquisa sobre las Juventudes (NEPEJ/UNICAP), Brasil.