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El sufrimiento psíquico de niños y jóvenes en los días actuales

Renata Monteiro – Usted dirá que, incluso, en última instancia, el propio suicidio…

Edson Saggese – Exacto… Mi respuesta será, en realidad, como todas las respuestas, precaria y provisional. En mi caso, incluso más, porque estoy empezando una investigación, justamente, para intentar desnudar en algo ese imaginario que lo engloba todo. El sujeto comienza cortándose, después aquello se convierte en un intento de suicidio, y entonces muere, y existe un aumento de los intentos de suicidio, porque las personas se cortan y pierden el control. Creo que eso aún está muy mal explicado, ¿no es verdad? Quiero decir, cortarse, por ejemplo, e intentar suicidarse, son dos cosas, de modo general, muy diferentes. La primera, cortarse, expresa lo que acabo de decir, una forma de reafirmar: “mira, estoy sufriendo”. Al mismo tiempo, genera una manera, un camino para lidiar con la ansiedad que se localiza allí en el corte, que sangra, etc. Los intentos de suicidio, por otro lado, ya deben considerarse de forma diferente. Y también las podemos dividir en diferentes grados de gravedad. Creo que, sin dudas, no podemos desvalorizar aquello que hablamos al comienzo, o sea, que la red socio-simbólica que va a mantener al individuo joven unido a su universo social está débil y son difíciles de identificar en ella los puntos de anclaje…Como es obvio, eso puede provocar, y algunos estudios así lo informan, cierto aumento de los actos suicidas y, como dije anteriormente también, los individuos, sobre todo los más pequeños, más jóvenes, comienzan, – muy pronto –, a sentirse bastante desilusionados de la posibilidad de tener un sustento en la vida, en su vida socioeconómica, sexual, en cuanto a su identidad sexual, etc. Se sienten, de forma muy temprana, afectados por la dificultad que eso representa. Quizás de forma más temprana que en otras épocas.

Sonia Borges – ¿Usted cree que tendría sentido decir que estamos ante una forma más general de sufrimiento? ¿Que los jóvenes manifiestan eso, al buscar la muerte como una forma de decir, como un encaminamiento?

Edson Saggese – Retomo lo que ya dije. O sea, para mí esa cuestión constituye mucho más una interrogante que algo que ya tenga claro. Pero, adelantando una respuesta, no a partir de mis investigaciones, claramente, sino de lo que más se conoce, o ya se estudió, sobre todo en el campo psicoanalítico, se trata de dos formas básicas de suicidio. En una, está presente la cuestión del llamado de atención, que es algo más común en la adolescencia, o no, pero en la adolescencia se hace mucho más común tomarse un puñado de pastillas, exponerse a situaciones peligrosas, exigir y pedir la intervención del otro. Y el intento de suicidio para llamar la atención tal vez sea la forma más extendida. Pero creo que hay algo aún más peligroso, que es la desilusión. La desilusión muy temprana sobre la posibilidad de encontrar un lugar en el mundo. Eso es mucho más grave: “No, no, no. No quiero que alguien me responda: quiero salir”. Queda claro que se trata de dos extremos. Entre ellos, podemos pensar en otras expresiones del fenómeno, y tampoco podemos – a partir del psicoanálisis – generalizar con facilidad. Tenemos que enfocarnos en cada sujeto individualmente. Pero es claro que, si no generalizamos un poco, no existiría teoría psicoanalítica. Ella está en construcción, pero tiene bases. Entonces, serían esos dos extremos los que habría que considerar en cuanto al suicidio.

Renata Monteiro – Creo que estamos insistiendo en este tema porque es un tema polémico. Considero muy importante que usted lo coloque como una cuestión. Fácilmente sacamos conclusiones, hacemos afirmaciones… Identificamos dos situaciones que creo que expresan esta discusión en los jóvenes y adolescentes. Una, es la serie de Netflix, 13 Reasons Why, que trata del suicidio de una estudiante de enseñanza media. Esa serie se transmitió en varios lugares del mundo, y creo que una de las repercusiones, uno de sus desdoblamientos, fue una asociación entre la exhibición de la serie y el posible aumento del número de los suicidios, de los intentos de suicidio de jóvenes y adolescentes. Y, al mismo tiempo, recordamos también un fenómeno anterior que ocurrió en internet, el del juego de la Ballena Azul, que tenía como uno de sus destinos, el suicidio. ¿Cómo usted valora la asociación entre las nuevas formas de comunicación, esas nuevas formas de interacciones ilimitadas y tal vez, la difusión, por lo menos discursivamente, de esos actos?

Edson Saggese – Invirtiendo un poco la cuestión, la historia de la publicidad en torno al suicidio no es nueva. O sea, hace muchas décadas, los grandes periódicos norteamericanos tomaron cierto acuerdo de no divulgar mucho, por lo menos, los suicidios y, sobre todo, los suicidios más espectaculares, aquellos de los jóvenes que hacen juramentos de amor y se matan. Un tipo de situación que tenía un efecto de propagación en ondas, de modo que no estamos ante un hecho reciente. El desarrollo de los medios de comunicación, de las redes sociales, debe haber aumentado la posibilidad de repercusión de ese tipo de propaganda. Esta serie de televisión y estos fenómenos de internet pueden influenciar en ese sentido. Digo, pueden, porque no cuento con datos estadísticos al respecto. Me parece un poco difícil construir una asociación positiva entre esos fenómenos y el aumento de los intentos de suicidios, o de los suicidios en sí. Lo considero muy difícil de construir. Noto mucho sensacionalismo en estos casos y no tengo cómo hablar con seguridad al respecto. Se trata de algo antiguo, el contagio, la identificación desde un punto de vista afectivo es perfectamente posible. Pero no creo que podamos encontrar en eso una explicación absoluta, o la única explicación, o la explicación más importante. Creo que estamos atravesando por un proceso de transformación del universo socio-simbólico que ha dificultado mucho esa travesía de la adolescencia, de la juventud. Considero que eso es algo que trasciende el simple hecho de identificarse con el otro a partir de estas historias.

Sonia Borges – En un evento del año 2018, en la conmemoración de los 20 años del Núcleo Interdisciplinar de Pesquisa e Intercâmbio para a Infância e Adolescência Contemporâneas, con su intervención usted trató de marcar una diferenciación entre adolescer y adolecer. Creo que, en su respuesta, se está refiriendo a esa diferenciación. ¿Podría profundizar en el tema?

Edson Saggese – Ese es también el título principal de la investigación que estoy iniciando, “Adolescer y adolecer”… Es un poco un juego de palabras que, en portugués y en español, suena de forma curiosa, y es también un resumen de lo que venimos hablando. Incluso cuando consideramos que adolescer se hace difícil, al mismo tiempo, no se trata de un discurso absolutamente pesimista, porque si bien es más difícil, también es expresión de que nuestro proceso civilizatorio atraviesa por dificultades y la respuesta vendrá de los jóvenes. La solución no vendrá del pasado. Estas grandes transformaciones tecnológicas no pueden tener una respuesta regresiva. Con los cambios objetivos tenemos que lidiar, con nuestros procesos subjetivos, y ciertamente, los jóvenes están más preparados, a pesar de que pasen por procesos difíciles. La respuesta posible vendrá del futuro y el futuro está con los jóvenes. Espero, y no lo digo desde una posición de saber, sino en el sentido de tener esperanza, que las soluciones, no solo en Brasil, sino también en otras partes del mundo, aunque en Brasil muy marcadamente en los últimos tiempos, puedan ser menos regresivas. O sea, la respuesta para lidiar con la crisis por la que atravesamos en diversos aspectos: no solo socioeconómicos, sino también la crisis de lo que estoy llamando la red simbólica que sustenta nuestras subjetividades. Las cuestiones que comprometen nuestra identidad sexual, de género, las cuestiones que producen cambios en el mundo del trabajo, los empleos, etc. Que podamos tener respuestas nuevas, respuestas que lleguen del futuro y no del pasado, que nos intentan imponer y que obviamente no responderá a nuestras necesidades. Las personas, en medio de la desesperación que vivimos, una crisis social seria en el mundo, y en particular en Brasil, dan respuestas muy regresivas, creyendo que podremos regresar a los valores que no se sustentarán más en las actuales formas de vida. Espero que las respuestas positivas vengan de la juventud. Corremos el riesgo de tolerar el discurso de que la juventud está perdida. ¡No! La juventud tiene dificultades, pero cuando haya una solución, y si hubiese alguna solución, ella vendrá de la juventud, no del pasado.

Renata Monteiro – Creo que nuestra última pregunta es más bien para que usted nos deje una frase, ya que la revista se propone ser una revista de divulgación científica. Entonces, está dirigida a profesionales fuera de la universidad, fuera de la academia, profesionales vinculados al tema de la infancia y la juventud. En su última publicación, sobre juventud y salud mental, usted alerta a los profesionales de la salud mental sobre los peligros de una línea clínica de tratamiento, individualizada y según un patrón que acabe ofuscando una visión que vaya más allá del individuo, reduciéndose las posibilidades de intervención y de incluir, en esta, el contexto social. ¿Nos podría hablar sobre estas posibilidades? ¿Cómo serían las intervenciones que extrapolan y amplían el análisis más allá de la cuestión propiamente individual? ¿Cómo los profesionales de la salud, la asistencia, y también de la educación, podrían pensar en intervenciones y posibles respuestas que puedan abarcar las demandas cada vez más urgentes, que guardan relación, precisamente, con lo social? Es una pregunta que conlleva una larga respuesta, ¡pero quedamos impresionadas con su sensibilidad ante este tema!

Edson Saggese – ¡Ustedes se colocaron y me colocaron en una situación difícil! Me están pidiendo alguna respuesta profética, alguna iluminación que realmente no puedo dar. Todo lo que puedo hacer es, tal vez, alertar sobre algunas cuestiones, a partir de mi propia experiencia. O sea, ese juego de adolescer y adolecer, no puede tener una respuesta rápida y única, en su lugar, debe mantenerse abierto. O sea, adolescer puede devenir de adolecer. Pero, ¡no podemos arribar muy rápido a eso! Tenemos las respuestas que siguen el patrón de la psiquiatría moderna y su influencia sobre la escuela, las familias. No tenemos sistemas expertos, según un patrón, que puedan dar una respuesta rápida. ¿Adolescencia o “adolecencia”? Si me permiten el neologismo. No. Esta es la primera alerta. O sea, no se trata de que no existan situaciones muy graves en la adolescencia que merezcan cuidados especializados. Pero si automáticamente identificamos las cuestiones de la adolescencia como cuestiones patológicas, corremos el grave riesgo de impedir que aquel individuo pueda desarrollar sus potencialidades y rápidamente aprisionarlo, por ejemplo, en un diagnóstico. Entonces, esa es una alerta. Lo individual y lo social siempre van de la mano, nadie consigue convertirse en un individuo sin un contexto social, nadie, a la vez que la sociedad se expresa a través de los individuos. Entonces, la cuestión es que debemos mantener un encuentro individual, debemos mantener una apertura para que entendamos el contexto de vida de la persona con quien nos estamos encontrando. Pero, al mismo tiempo, no podemos llegar a explicaciones rápidas, o sea, el individuo es así por causa de los conflictos familiares, de la violencia, o del consumo de drogas. Esas respuestas tan rápidas también son respuestas muy simplistas. Siempre estamos en la búsqueda de soluciones simples y rápidas. Me gusta citar una frase de Menckel, un periodista americano muy creativo, que murió durante el paso del siglo 19 al siglo 20. Él decía que todas las cuestiones complejas tienen una respuesta simple, y errada. Esa es la otra cosa, no intentar encontrar rápidamente las respuestas. ¿Por qué? Porque el niño, el adolescente, ellos tienen procesos autorregenerativos, ellos están descubriendo caminos propios, y nosotros rápidamente… ¡Es impresionante la clínica! Así como encontramos situaciones muy difíciles, también encontramos situaciones que aparentemente son muy difíciles, pero en las que se da una transformación muy rápida, muy viva de niños y adolescentes. Sobre todo, como trabajo hace muchos años con adolescentes, veo eso, necesitamos esperar un poco. No esperar con la perspectiva de omitir, sino esperar creyendo en la potencialidad de la juventud. Tenemos que esperar que los propios procesos de transformación puedan entrar en acción.

Renata Monteiro – ¡Muchas gracias! Si quisiera decir algo más…

Edson Saggese – Me gustaría agradecer la confianza que ustedes han demostrado al entrevistarme e incluirme en la publicación, al considerar que puedo contribuir en algo con el desarrollo de este tema. Gracias, espero que sea de alguna utilidad para ustedes.

Sonia Borges – Somos nosotras quienes le agradecemos. Esta edición es especial, con la mirada más enfocada hacia la salud mental. Gracias por su disponibilidad y participación.

Edson Saggese – En realidad, estoy muy satisfecho por el hecho de que DESidades publique un número con este enfoque, que ha sido toda mi vida profesional, 43 años de mi larga vida profesional.

Resumen

El sufrimiento psíquico de niños y jóvenes ha sido motivo de una gran discusión en los últimos años. Tal discusión gira en torno, principalmente, del posible agravamiento de ese sufrimiento en función de las transformaciones que han sufrido las relaciones sociales. En la entrevista, se abordan aspectos importantes relacionados con la subjetividad de niños y jóvenes en la contemporaneidad. Los peligros de la llamada “patologización de la vida” y sus consecuencias, como el aumento de la apuesta por la medicalización, el estatuto del cuerpo como punto de identificación y el aumento del número de suicidios de jóvenes, están entre los temas discutidos sin un estilo sensacionalista, apostando por la respuesta que las próximas generaciones podrán producir ellas mismas. Se discute también el papel de los padres, los profesionales y de la sociedad como un todo, frente a la expresión y el rumbo que toman esas formas nuevas y diversas en que se manifiesta el sufrimiento.

Palabras clave: juventud, sufrimiento psíquico, medicalización, cuerpo.

Abstract

The psychological suffering of children and youth has been highly discussed in the last few years. This discussion revolves mainly around a possible intensification of this suffering, due to changes in the experience and configuration of social bonds. The interview approaches important aspects of the subjectivity of children and youth today. The dangers of the so called “pathologization of everyday life” and its consequences, like the spike in and appeal of medicalization, the status of the body as a means of constitution of identity and the growing number of suicide amongst young people are some of the questions here discussed, refusing and alarmist tone, an betting on the answers that the next generations will be able to produce. The role of parents, professionals and society as a whole in addressing these new forms of suffering is also discussed.

Keywords: youth, psychological suffering, medicalization, body.

Fecha de recepción: 02/07/2018
Fecha de aprobación: 30/01/2019

Edson Saggese edsonsaggese@gmail.com
Psicoanalista, psiquiatra y profesor del Instituto de Psiquiatría de la Universidade Federal do Rio de Janeiro (UFRJ), Brasil, donde fundó el CARIM, uno de los primeros CAPSis del país. Creó y coordina el grupo de investigación Proadolescer. Entre sus últimas publicaciones se destacan los livros: Juventude e Saúde Mental: a especificidade da clínica com Adolescentes, Rio de Janeiro: Cia de Freud, 2015 y Proadolescer: pesquisa e clínica com adolescentes na rede de saúde mental, Rio de Janeiro: 7 Letras, 2013.

Renata Alves de Paula Monteiro rapmonteiro2014@gmail.com
Profesora Adjunta del Instituto de Psicología de la Universidade Federal Fluminense (UFF-Niterói), Brasil. Investigadora permanente del Núcleo Interdisciplinar de Pesquisa e Intercâmbio para a Infância e Adolescência Contemporâneas (NIPIAC/UFRJ). Editora Asociada de la Revista DESidades. Coordinadora del curso de posgrado lato sensu Psicanálise e Saúde Mental (UFF). Miembro del Espacio-Taller de Psicoanálisis.
Sonia Borges soniarborges@uol.com.br
Psicóloga Clínica, Máster y Doctora en Psicología por la Universidade Federal de Rio de Janeiro (UFRJ), Brasil. Graduada en Comunicación Social, con habilitación en Periodismo, por el Centro de Ensino Unificado de Brasília. Investigadora permanente del Núcleo Interdisciplinar de Pesquisa e Intercâmbio para a Infância e Adolescência Contemporâneas (NIPIAC/UFRJ). Editora Asociada de DESidades – Revista Eletrônica de Divulgação Científica da Infância e Juventude.