Biografías callejeras. Cursos de vida de jóvenes en condiciones de desigualdad, de María Florencia Gentile

Reseña por María Celeste Hernández

La calle desde los márgenes socio urbanos: cursos de vida y experiencia juvenil

La calle es objeto de múltiples sentido y moralidades, y adopta particulares significaciones y valores cuando quienes se relacionan con ella son niñas y niños o jóvenes. Si además quienes la habitan son adolescentes y jóvenes de sectores populares, la relación se construye como problema público, la calle se enfoca como lugar nocivo y de carencias, y esas y esos jóvenes se vuelven los protagonistas de trayectorias “desviadas” o “interrumpidas” por efectos de su experiencia callejera. Hasta aquí imágenes que emergen del sentido común y hegemónico, maneras de abordaje que fundamentan instituciones e intervenciones sociales y puntos de partida incluso de miradas académicas sobre el tema. He aquí también el primer desafío que enfrenta la autora de este libro, el de dar cuenta que la comprensión de las dinámicas sociales en estudio ha de construirse desde la revisión y puesta en tensión de esas concepciones, a cuya exposición dedica el primer capítulo del libro. Sin embargo, es a largo de toda la obra, que Florencia Gentile va desarmando esos sentidos para sostener -y demostrar con creces- que sólo poniéndolos en suspenso es posible construir otros interrogantes y miradas que permitan conocer las experiencias de vida de esos niños, adolescentes y jóvenes.

La autora muestra desde el ejemplo de su escrito un análisis que toma como punto de partida la perspectiva de sus interlocutores. Y esto, lejos de transcribir sus palabras en una pretensión de “dar voz”, consiste en inscribir esas vidas y relatos en sus relaciones y configuraciones de sentidos. Se trata, tal como pone en evidencia la autora, de imbricar en su interpretación, el momento histórico-político, sin perder de vista la posición social de las y los actores con quienes forja la investigación. Y es entonces, que la obra desenvuelve un abordaje etnográfico (Fonseca, 1999), que logra brindar una interpretación de la calle como mundo social y comprender la participación de las y los jóvenes en él.

Las biografías de tres adolescentes son presentadas en los restantes capítulos. Y si por un lado el análisis de cada una incorpora aristas y dimensiones que dan cuenta de las diversas maneras posibles de relación con la calle entre las nuevas generaciones de los márgenes socio urbanos. Por otro -contribuyendo al argumento central de la obra- van presentando los usos de la calle como organizadores de los cursos de vida. El segundo capítulo enfoca en las biografías de dos adolescentes que viven en las calles de la Ciudad de Buenos Aires y retoma -para problematizarla- aquella inquietud por los “motivos de salida del hogar” que suele estar presente tanto en las investigaciones académicas como en las instituciones y políticas públicas. La propuesta del capítulo es entonces analizar el relato de esa salida, más que como una descripción de los “motivos”, como una elaboración por parte de los actores. Este abordaje posibilita por un lado, dar cuenta de las múltiples dimensiones que implica la relación de las/los adolescentes y jóvenes con la calle, así como los distintos procesos, tanto estructurales como relacionales, que son necesarios para que efectivamente se produzca la participación de niños y jóvenes en este espacio social. Y por otro lado, visibilizar que el hogar y la calle no necesariamente constituyen momentos vitales sucesivos, ni espacios mutuamente excluyentes.

Aquí se presenta un nuevo desafío analítico para la autora: si el ingreso a la calle refiere a un proceso de alejamientos sucesivos y a trayectorias donde casa y calle pueden alternarse ¿Cómo es que para las y los jóvenes la salida de sus hogares se presenta como un punto de inflexión en sus vidas? “¿a qué remite tal pasaje o inflexión?” (Gentile, 2017, p. 34). La relación entre la calle y la organización de los ciclos de vida comienza a emerger en las respuestas, y esto es así en tanto la participación en la calle involucra múltiples dimensiones (económicas, sociales, espaciales, culturales y morales) que brindan elementos para el ejercicio de cierta autonomía y posibilitan transiciones y pasajes etarios.

El tercer capítulo se estructura en torno a la biografía de un adolescente que habita un barrio segregado del con urbano bonaerense. También en este caso, y aunque no se encuentre “en situación de calle”, “callejear” es central en su sociabilidad y resulta relevante en la organización de su curso de vida. Los múltiples usos de la calle participan en el ordenamiento de las edades y señalan los pasaje de la infancia a la condición juvenil -callejera- y luego, de existir esa posibilidad, a la adultez. La autora identifica que la circulación por distintos espacios sociales e institucionales hacen que la sociabilidad callejera no sea el único esquema temporal de la organización de la vida y que por tanto las vivencias de estos jóvenes presenta alternancias entre múltiples status y roles etarios. Sus modos de organizar el curso de vida giran en torno a las relación con la calle y se alternan y solapan con intentos de que la escuela, el mercado de trabajo y otras instituciones – alrededor de las cuales se organiza una condición juvenil normativa- puedan participar de ese ordenamiento.

Hacia el final del libro, Florencia Gentile logra en sus “palabras finales” enlazar los fragmentos presentados en los capítulos precedentes para desde las biografías analizadas, complejizar la relación de las y los jóvenes con la calle. Dos ejes organizan este último apartado sintetizando las preocupaciones de la autora. “¿Qué brinda la calle a los más jóvenes?” se interroga el primero de la ellos. Su respuesta desarticula las miradas que ubican a la calle exclusivamente como el lugar de la falta, al tiempo que desarma aquellas explicaciones de participación en la calle como automática para estas poblaciones, o el resultado de elecciones personales y/o condiciones de fortaleza individual o moral. En su lugar, Gentile sopesa la relevancia de procesos fundamentales como son el aumento de la desigualdad, la degradación de las condiciones de vida, la segregación espacial y la concentración de desventajas, la precariedad e inestabilidad de los vínculos con el trabajo o la descentralización y focalización de las políticas (Gentile, 2017, p. 54). Estos procesos, reconoce la autora, constituyen el marco dentro del cual el mundo social de la calle cobra relevancia en la sociabilidad de las nuevas generaciones. Pero los recorridos biográficos posibles de las/los niñas/os y jóvenes en los márgenes sociourbanos, se moldean además en articulación con otras variables sociológicas y es por eso que la autora las sistematiza en este pasaje complejizando su análisis.

El segundo eje de este capítulo de cierre enfoca el análisis de la calle como ordenador biográfico, como una referencia que interviene en la clasificación etaria. Este esquema temporal biográfico no reemplaza a aquellos estipulados normativa y hegemónicamente para organizar el curso de la vida, sino que se articula con ellos, aunque de manera subordinada. Florencia Gentile muestra que para organizar sus biografías estas/os niñas/os y jóvenes -si bien no de manera única o excluyente- “cuentan principalmente con soportes relacionales, afectivos, corporales y materiales que a su vez los exponen a peligros y vulnerabilidades específicas” (Ibid., p. 61) y esto pone en evidencia las desigualdades sociales y los contrastes con niñas/os y jóvenes de otras clases y territorios que cuentan con soportes institucionales para organizar sus trayectorias sin que ello ponga en riesgo su integridad física.

En el esquema temporal analizado Gentile identifica el mundo social de la calle con una específica condición juvenil: aquella que tiene lugar en contextos de marginalidad. Pero si la asociación entre calle y experiencia juvenil no es específica de las nuevas generaciones de los márgenes del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), ¿Existe entre ellas alguna particularidad? la autora identifica tres novedades: la mayor centralidad de la sociabilidad callejera en la organización de los cursos de vida, el tipo de prácticas y sentidos que organizan este mundo social (diferentes de los de antaño), y el hecho de que (producto de transformaciones estructurales en las clases populares) las edades cronológicas en que las personas “ingresan” y “egresan” de este mundo social difieran de las generaciones anteriores. De este modo, y como realiza a lo largo de toda la obra, Gentile se mueve entre las biografías de sus interlocutores en tanto jóvenes de los márgenes sociourbanos y las condiciones socio-históricas en que esas trayectorias de vida tienen lugar en el AMBA. Este movimiento construye un análisis situado que se constituye en una contribución al conocimiento de cada una de esas escalas en que se detiene. Y al hacerlo, contribuye por tanto al abordaje de una cuestión central, aunque periféricamente explorada de las formas persistentes de desigualdad como son los efectos subjetivos y su impacto en la temporalidad biográfica de las nuevas generaciones, en particular de las que ocupan las posiciones más desventajosas.

A través de su recorrido este libro se presenta como un aporte ineludible a la mirada de las experiencias de vida de las nuevas generaciones en los márgenes socio urbanos. Y esto es así no sólo porque logra desarticular numerosas elementos de aquellos esquemas interpretativos con que suelen pensarse -e intervenir sobre- estas poblaciones, sino también porque habilita nuevos posicionamientos -con menos preconceptos y fragmentaciones- desde donde pensar y actuar.

En un momento en que los debates y preocupaciones públicas identifican en los jóvenes (pobres y delincuentes) la causa del problema de “la inseguridad” y las respuestas punitivas buscan instalarse como modo de resolución de tal conflictividad, este libro adquiere una nueva significación. Frente a interpretaciones que estigmatizan y culpabilizan a los jóvenes como portadores privilegiados de conductas vistas como peligrosas, cuya existencia social y valores se presuponen ajenos al resto de la sociedad constituyendo una amenaza, este libro visibiliza conexiones. Presenta las profundas imbricaciones entre sentidos, prácticas y condiciones estructurales que tienen lugar en la relación de adolescentes y jóvenes con la calle, sugiriendo la necesidad insoslayable de abordajes que se sitúen en ese complejo entramado para desde allí poder comprender esos relatos que cuentan y construyen las biografías callejeras.

Referencias Bibliográficas

FONSECA, C. Quando cada caso NÃO é um caso: Pesquisa etnográfica e educação. Revista Brasileira de Educação, Universidade Federal do Rio Grande do Sul, n. 10, jan./fev./mar./abr. 1999.

GENTILE M. F. Biografías callejeras. Cursos de vida de jóvenes en condiciones de desigualdad. Buenos Aires: Grupo Editor Universitario, 2017.

Palabras clave: jóvenes, experiencia urbana, desigualdad.

Fecha de recepción: 01/07/2018
Fecha de aceptación: 21/07/2018

María Celeste Hernández mcelestehernandez@gmail.com / mhernandez@trabajosocial.unlp.edu.ar
Docente-investigadora, Laboratorio de Estudios en Cultura y Sociedad (LECyS) de la Facultad de Trabajo Social, Universidad Nacional de La Plata, Argentina. Doctora en Antropología Social por el IDAES-UNSAM, Argentina.