Radamés Ajna

Control y medicalización de la infancia

Hasta hoy, la medicina mantiene en su discurso promesas de salvación y felicidad, presentes desde el inicio de su constitución moderna, aunque su imposibilidad de realizarlas esté en evidencia cada día más y más.
Sin embargo, la medicalización de la sociedad solamente podrá  efectuarse a partir de una teoría de salud y enfermedad que viabilice e instrumentalice la intervención médica en el campo de la vida social, que insiste y resiste a las normas y controles, incluso médicos, desafiando sus presuposiciones y su discurso articulado. La medicina del siglo XX será caracterizada como la medicina del poder y de la perplejidad; de un lado, el desarrollo científico y tecnológico le atribuye mayor poder de control e intervención sobre la vida y la muerte; del otro, se ve constantemente confrontada por nuevos problemas y obstáculos, que desafían y desmienten sus promesas de salvación y de un futuro sin medicina (Lain Entralgo, 1982).
Más recientemente, la crítica a la medicalización ha sido objeto de investigación de varios autores, destacándose tres – Peter Conrad, Peter Breggin y Thomaz Szasz – por su incansable lucha contra la medicalización de la vida y el uso creciente de drogas psicotrópicas, con investigaciones relevantes y reflexiones teóricas sobre el proceso de medicalización en general y en particular del campo educacional y comportamental.
Específicamente en relación a la medicalización de la vida de los niños y adolescentes, ocurre la articulación con la medicalización de la educación en la invención de las enfermedades del no aprendizaje y con la medicalización del comportamiento. La medicina afirma que los graves – y crónicos – problemas del sistema educativo serían provenientes de enfermedades que ella, medicina, sería capaz de solucionar; crea, así, la demanda por sus servicios, ampliando la medicalización.
La medicalización del campo educativo asumió, y aún asume, diversas caras en el pasado reciente, cimentando los prejuicios raciales  sobre la inferioridad de los negros y del pueblo brasileño, porque mestizo; posteriormente, la inferioridad intelectual de la clase trabajadora fue supuestamente explicada por el estereotipo del Jeca Tatu, producido por la unión de la desnutrición, verminosis, anemia… Prejuicios, nada más que prejuicios disfrazados de ciencia (Moysés y Lima, 1982; Collares y Moysés, 1996; Moysés y Collares, 1997)!
A partir de los años 1980, ocurre la progresiva ocupación de ese espacio por las pretensas disfunciones neurológicas, hasta tal punto que hoy la mayoría de los discursos medicalizantes se refieren a la dislexia, trastorno por déficit de atención y hiperactividad (TDAH), trastorno del espectro autista (TEA), trastorno de oposición desafiante (TOD) (Moysés y Collares, 2010; 2011; 2013).
El aprendizaje y los modos de ser y actuar – campos de gran complejidad y diversidad – han sido blancos preferenciales de la medicalización. En consecuencia, niños y adolescentes son los más afectados.
Sólo para una aproximación a la dimensión de esa epidemia de diagnósticos de trastornos jamás comprobados o cuestionados por la propia medicina[1], en los Estados Unidos de América, el número de personas con diagnóstico de TDAH subió de 500.000 en 1985 para 7.000.000 en 1999 (Breggin, 1999); en 2007, 6 millones de personas eran medicadas con Ritalina, siendo que 4.750.000 eran niños, de los cuales 3.8 millones eran del sexo masculino[2].
A pesar de la ausencia de estadísticas confiables sobre el número de personas que han recebido ese diagnóstico, podemos afirmar que el Brasil es uno de los países en que esse processo es más intenso, por el hecho de ser el segundo consumidor mundial de metilfenidato, sustancia psicoactiva comercializada con los nombres de Ritalina® (Novartis) e Concerta® (Jansen). Aquí, las ventas de metilfenidato crecen a un ritmo asustador: 71.000 caixas en 2000, 739.000 en 2004; 1.147.000 en 2008; en 2010, las ventas ultrapasaron a  2 millones de cajas[3].
El mecanismo de acción del metilfenidato y de las anfetaminas es exactamente el mismo de la cocaína: poderosos psicoestimulantes. Con estructura química semejante, aumentan los niveles de dopamina en el cerebro, neurotransmisor responsable por la sensación de placer. Como consecuencia de ese aumento artificial, el cerebro se desensibiliza a la situaciones comunes de la vida que provocan placer, como alimentos, emociones, interacciones sociales, afectos, lo que lleva a la búsqueda continua del placer artificial provocado por la droga, culminando en la drogadicción.

¹ Huye al objetivo de este texto profundizar esa controversia. Remitimos a los lectores a algunos textos de nuestra autoria. (Moysés y Collares, 1992; 2010; 2011; 2013).
² Datos de Genetic Science Learning Center, University of Utah, disponibles en: http://learn.genetics.utah.edu/content/addiction/issues/ritalin.html
³ Datos gentilmente cedidos por el Instituto Brasileño para la Defensa de los. Usuarios de Drogas (IDUM), Actualmente,los datos están disponibles en www.idum.org.br. El IDUM extrae eses datos del IMS-PMB – Pharmaceutical Market – publicación del instituto suizo que actualiza todos los datos del mercado farmacéutico brasileño.
Maria Aparecida Affonso Moysés

Profesora Titular de Pediatría de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Estadual de Campinas (UNICAMP). Coordinadora del Laboratorio de Estudios sobre Aprendizaje, Desarrollo y Derechos, en el CIPED (Centro de Investigaciones en Pediatría) de la UNICAMP. Autora del libro La institucionalización invisible: niños que no aprenden en la escuela. Es miembro fundador del Foro de Estudios sobre Medicalización de Niños y Adolescentes, que articula discusiones, eventos y acciones sobre la medicalización de la vida y de la educación.

Maria Aparecida Affonso Moysés
Cecília Azevedo Lima Collares

Docente libre en Psicología Educativa. Profesora de la Facultad de Educación de la UNICAMP, en el Departamento de Psicología Educativa, actualmente jubilada. Publicó incontables artículos en periódicos científicos en las áreas de Educación y Psicología. Es autora del libro Prejuicios en el Cotidiano Escolar. Enseñanza y Medicalización. Es miembro fundador del Foro sobre Medicalización de la Educación y de la Sociedad, que articula reflexiones críticas y acciones que buscan enfrentar y superar los procesos medicalizantes de la vida de niños y adolescentes.

Cecília Azevedo Lima Collares