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“Es el precio de un almuerzo”: sobre la explotación sexual de niñas y adolescentes en sertón de Pajeú pernambucano – Brasil

 

La participación de los camioneros en el fenómeno ENACS

En los grandes centros urbanos y en las pequeñas ciudades del estado de Pernambuco es posible constatar la presencia de adultos, de sexo masculino, que abordan a las niñas y adolescentes con propósitos sexuales. En la capital, Recife, esas situaciones pueden ser fácilmente identificadas en los puntos estratégicos de la ciudad (Souza Neto & Viana, 2015; Souza Neto, 2009).  Ya en la región del Sertón de Pajeú, pueden ser fácilmente identificadas escenas semejantes en los caminos y en las rutas, especialmente en las estaciones de servicio que, muchas veces, sirven como punto de apoyo y de concentración para los camioneros que se encuentran en tránsito. De acuerdo con Morais et al (2007), tanto los camioneros como los policías, taxistas, dueños de discos y aún los padres o responsables por las niñas se destacan como personajes importantes en torno del fenómeno de la ENACS.

Los resultados de un estudio que fue realizado entre 2005 y 2010 por la Childhood Brasil, muestran que la participación de los camioneros en la ENACS es situacional e influenciada por diversas variables personales, entre las que se destacan las creencias éticas, morales y religiosas; el contexto, junto a la influencia del grupo social; así como, la cultura que respalda y naturaliza la violencia contra las niñas y adolescentes. Además, los resultados muestran que los camioneros conocen la existencia del fenómeno y perciben claramente el impacto causado por la ENACS sobre la salud física y mental de las niñas y adolescentes victimadas.

En el período de 2013 a 2014 el estudio fue replicado con camioneros de empresas privadas, y entre los principales motivos expuestos para recusarse a incurrir en la práctica de la ENACS se destacaron los argumentos de cuño moral y personal. De acuerdo con las informaciones vertidas por dicho estudio, el 95% de los participantes opina que la prostitución es una práctica común en las estaciones de servicios y en las rutas por las que circulan. El 79,1% considera común observar niñas y niños menores de 18 años participando de prácticas de prostitución en esos lugares. Sobre los aspectos referidos a la red de protección con la que podrían contar las niñas y adolescentes, los resultados muestran que los camioneros tenían conocimientos específicos y generales sobre las leyes, equipamientos sociales y servicios dirigidos a la fiscalización y al enfrentamiento de la ENACS. Entre los principales equipamientos sociales y servicios fueron citados el Consejo Tutelar, el Marque 100, el Tribunal de Menores, el Estatuto del Niño y Adolescente (ENA), los Centros de Referencia Especializados de la Asistencia Social (CREAS) y la Comisaria del niño y del adolescente (Cerqueira-Santos, 2010).

Diseño de la investigación y otros aspectos metodológicos.

Nuestra investigación se posiciona en la perspectiva cualitativa, siendo un estudio etnográfico, descriptivo y exploratorio realizado en la ciudad de Serra Talhada, polo económico de la región del Sertón de Pajeú localizado en el estado brasileño de Pernambuco. La muestra del estudio fue compuesta por 21 participantes de sexo masculino, entre 30 y 50 años, que ejercían el oficio de camioneros. Los datos los obtuvimos por medio del método de observación participante, que realizamos en dos estaciones de servicio localizadas en las inmediaciones de la Ruta 232. También nos apoyamos en la aplicación de una encuesta sobre informaciones sociodemográficas y sobre las percepciones de los camioneros sobre la infancia y la adolescencia; sobre los motivos que estarían en la base de la participación de niñas y adolescentes en el universo de la prostitución y las opiniones favorables o contrarias a la participación de los camioneros en prácticas sexuales con niñas y adolescentes.

Con el objetivo de revelar el sentido que los propios sujetos construyen a partir de sus acciones analizamos los datos por medio del modelo interpretativo de la doble hermenéutica propuesto por Giddens (1984). Dicho modelo afirma que los especialistas construyen nuevos conocimientos al interpretar las informaciones y acciones de sus interlocutores apoyándose en referenciales teóricos y metodológicos (Geertz, 1989).

Destacamos que al realizar la investigación observamos los aspectos éticos, en consonancia con las normas que orientan los estudios realizados con seres humanos, y consideramos la capacidad y el derecho de los propios participantes para conceder su consentimiento libremente y de modo esclarecido, presentándole informaciones precisas sobre los objetivos de la investigación además de garantizarles el anonimato sobre sus identidades.

Resultados y discusión

A partir del análisis de los datos encontramos que los integrantes de la muestra tienen entre 30 y 50 años, son analfabetos funcionales que cuentan con un nivel de escolaridad incompleto, restricto a los primeros años del ciclo primario y ejercen el oficio de camionero por más de cinco años. En su mayoría, los camioneros viajaban solos, aunque fueron registrados casos aislados en que lo hacían acompañados de sus esposas o compañeras y de sus hijos. Gran parte de los entrevistados manifestó que por las noches era frecuente la formación de ruedas de conversación, momento que reservaban para el consumo de bebidas alcohólicas. Muchos dormían en sus propios vehículos y otros lo hacían en hamacas paraguayas armadas en las estructuras externas de los camiones. Algunos de los entrevistados relataron que luego de higienizarse y acicalarse solían salir de paseo, solos o en grupo, para conocer la ciudad y que en esas ocasiones no pernoctaban en el lugar.

En los caminos y rutas de la región identificamos un flujo considerable de mujeres, paradas en puntos estratégicos o caminando por la Ruta 232, en dirección a las estaciones de servicio. Algunas de ellas pedían un aventón a los camiones que circulaban por la ruta. Cuando los camioneros fueron invitados a responder sobre esos hechos indicaron que se trataba de prostitutas que diariamente transitaban por la ruta. Cabe destacar que, a pesar de que muchos de los participantes declararon que la oferta de servicios sexuales de jovencitas era un hecho usual, no registramos la presencia de niñas y adolescentes durante el lapso en que realizamos nuestra investigación en las dos estaciones de servicio.

Sobre su comprensión acerca de la infancia, la mayoría de los camioneros la perciben como un “periodo de inocencia” o de “desarrollo” y la describen utilizando expresiones como “sagrada” y “etapa de obligaciones”. Aunque al referir sus opiniones sobre los principales motivos que propiciarían la entrada de las niñas y adolescentes al mundo de la prostitución, el discurso de los camioneros se apoyaba en afirmaciones de que “a ellas les gusta el sexo y sienten placer al practicarlo”, y que muchas de ellas podrían encontrarse en esa situación debido al “consumo de drogas” tal como lo fue señalado por Alencar, de 31 años, casado y católico.

Desde otra mirada, algunos de los participantes se refirieron a la prostitución como siendo el resultado o el reflejo de las condiciones de pobreza, apuntando que el precio de los servicios sexuales “ofrecidos” por niñas y adolescentes sería más barato cuanto más pobre fuera la región del país en la que se encontraran. Sobre ese aspecto, otros participantes afirmaron que el valor pago por interactuar sexualmente con niñas y adolescentes en las regiones Norte y Nordeste de Brasil es inferior a los valores que se pagan en las regiones Sul y Sudeste. De acuerdo con Marcos, 32 años, católico, el valor pago en el Sertón de Pajeú, muchas veces, “equivale al precio de un almuerzo”.

La falta de acceso a la educación y de la orientación de los padres o responsables fueron los factores apuntados por los entrevistados como decisivos para que las niñas y adolescentes inicien el camino que las lleva a comercializar prácticas sexuales. Para muchos de los camioneros, niñas y adolescentes “son explotadas u obligadas por alguien a prostituirse” debido a las necesidades financieras de la familia, pudiendo ser personas de la misma familia o madamas de burdel, como lo afirmó Beto de 33 años, soltero, evangelista.

Otro punto identificado en el discurso de los entrevistados se refiere a los motivos que llevarían a algunos hombres adultos a relacionarse sexualmente con niñas y adolescentes, muchos de los entrevistados destacaron que estarían motivados por la búsqueda de una “mayor excitación y placer”, y que ese placer estaría siempre asociado a un patrón de “belleza y juventud”, que ha sido impuesto, hegemónicamente, por la sociedad y los medios de comunicación, y consecuentemente, incorporada a la subjetividad de los sujetos. Para Ferreira, de 40 años, divorciado y sin religión, la “jovencita promueve una mayor excitación por ser más provocativa”. Otros factores que podrían motivar la interacción sexual con niñas y adolescentes se refieren a la fantasía y a la curiosidad, ya que algunos camioneros afirmaron sentirse más poderosos y, de esta forma, conseguían reafirmar su masculinidad y fortalecer su autoestima.

La naturalización de la interacción sexual entre camioneros y niñas o adolescentes parece respaldarse en la tesis de las necesidades afectivas y fisiológicas, destacadas de forma recurrente por los entrevistados. Ellos enfatizaron que el tipo de trabajo que realizan les impone distanciarse de sus familias, esposas o compañeras, provocándoles un sentimiento de soledad. Lo cual, asociado a la abundante oferta de servicios sexuales y al bajo costo a pagar por ellos, se revelaría como el gran impulsador de prácticas que los participantes identifican y reconocen como naturales y triviales.   

Contrariamente, algunos camioneros se posicionaron de forma opuesta a ese tipo de prácticas. En esos casos, los principios morales ocuparon un lugar fundamental refrendando la negativa. Para los opositores, la única justificativa de llevar a cabo prácticas sexuales con niñas y adolescentes seria “la malicia y la falta de vergüenza de esos adultos”. Entre los camioneros que afirmaron que nunca se relacionaron con niñas y adolescentes, la afirmación predominante fue “es como si fueran nuestras hijas o nietas”, como en el caso de Freire, 36 años casado, católico. En muchas oportunidades pudimos advertir que la moralidad parece estar asociada, simbólicamente, a la idea de respeto y de protección de la propia familia del agresor.

A pesar del fuerte apelo moral, muchos de ellos revelaron sentir una fuerte preocupación con las enfermedades sexualmente transmisibles, lo cual reafirmaría un comportamiento fuertemente marcado por la preocupación en mantener la propia salud y la de su familia. De acuerdo con Sergio, 31 años, casado, católico, “muchos de los camioneros nunca se aproximaron a esas jovencitas por temor a contraer enfermedades venéreas”. En la misma línea de pensamiento, Pedro de 44 años, casado, evangélico, corrobora que “existe un alto índice de enfermedades en ese medio”, con lo cual justifica el hecho de “nunca haber salido con esas jovencitas que se ofrecen en las estaciones de servicio”.

Otro aspecto importante, destacado como inhibidor de la práctica de la ENACS, se refiere a las cuestiones legales y a sus implicancias. Pudimos identificar entre los camioneros una gran preocupación por evitar problemas con la justicia. Para muchos de ellos resulta claro que la interacción sexual con niñas y/o adolescentes “causa problemas y cárcel”. Para otros “es un problema seguro”, o mas popularmente, “llave de calabozo”, o como expone Carlos, 37 años, soltero, sin religión, “tenemos miedo de ser sorprendidos”. Para esos camioneros, la policía es representada de un modo negativo, en ocasiones fue descrita como corrupta, pues existe una “asociación directa entre la policía y las jovencitas que se prostituyen”. En sus discursos, cobran relieve algunas situaciones en que “la propia policía, en complicidad con las jovencitas, organizan el flagrante para extorsionar a los camioneros y obligarlos a dar dinero”, referido por Juan, 29 años, soltero, católico.

El fenómeno de la ENACS parece involucrar muchos otros actores, además de las víctimas y de los agresores directos o clientes. En ese sentido, Carlos de 39 años, casado y sin religión, relata que en una única oportunidad se relacionó con “una de esas jovencitas que se prostituía” y que la experiencia “no se justificó, pues todo el tiempo estuve preocupado pensando que la policía podía aparecer”. De acuerdo con los camioneros, la policía representa mayormente el peligro y la corrupción, en detrimento de un servicio destinado a la prevención y al enfrentamiento de la ENACS. En general, la reprobación o recusa a tales prácticas parece estar relacionada en mayor medida con el miedo a ser extorsionados y con las implicaciones legales, y en menor medida, con el necesario y adecuado proceso de reflexión y de concientización sobre los derechos del niño y del adolescente.

Marjorie Thaynnan Pereira da Silva marjorie.taai@gmail.com

Bachiller en Administración en Empresas por la Faculdade de Integração do Sertão (FIS), Serra Talhada - Pernambuco, Brasil.

Epitácio Nunes de Souza Neto ensouzaneto@gmail.com

Doctorando en Psicología por la Universidad del Salvador (USAL), Buenos Aires- Argentina. Doctorando en Psicología Cognitiva por la Universidade Federal de Pernambuco (UFPE), Brasil. Profesor en la Faculdade de Integração do Sertão (FIS), Serra Talahada -Pernambuco, Brasil.

Normando José Queiroz Viana normando.viana@unifesspa.edu.br

Doctor en Psicología Cognitiva por la Universidade Federal de Pernambuco  (UFPE), Brasil. Profesor Adjunto en Psicología de la Universidade Federal do Sul e Sudeste do Pará (UNIFESSPA), Brasil.