Entrevista de Conceição Seixas con Sandra Kogut
Conceição Seixas – Cuéntanos un poco sobre tu trayectoria de vida y sobre cómo esta temática de la infancia entró en tu producción audiovisual.
Sandra Kogut – Es gracioso, nunca creí que fuese a hablar de la infancia, hacer películas sobre la infancia, porque mi recuerdo de la infancia no es como el de un paraíso perdido, como es para mucha gente. Para mí la infancia es una época un poco sombría, tengo recuerdos que no son tan felices. Yo no romantizo la infancia. Tuve una infancia feliz, una familia feliz, no aconteció nada de excepcional en mi historia, pero la situación de ser niño y tener que pedir permiso para todo es una realidad muy dura en la infancia.
Entonces, leí Miguilim1, Campo Geral, hace muchos años, y me emocioné mucho con ese libro, ¡quedé encantada! Claro que a usted le puede gustar un libro y no necesariamente creer que de ahí pueda salir una película. Pero lo que está dicho ahí, la infancia en el sentido de ser un periodo pre-verbal, de percibirse el mundo por los sentidos y no tanto por el raciocinio lógico, es algo muy fuerte para mí. Tengo recuerdos muy poderosos de la infancia, de esa manera de estar en el mundo. Me pareció que la historia era sobre esta misma cuestión y el cine es una herramienta maravillosa para hablar, para expresar esto.
Lo que no me gusta de la infancia es la “etiqueta infancia”, cuando se hablan cosas del tipo “el mundo infantil”, y todo lo que está asociado a la infancia en términos de consumo de productos. Ese mundo es una pesadilla. Pero comprender las emociones es una cosa que me toca mucho.
Percibí que, antes de hacer Mutum, yo siempre hacía películas con muchas personas mayores. Me intereso por esas personas que de alguna manera están al margen, es una mirada privilegiada, en que tú también eres observador: estás trabajando, pero también observas desde donde estás. Entonces, para mí, yo no estaba haciendo la película sobre la infancia.
Cuando Mutum estuvo listo, recuerdo un debate con Thiago2, que es el niño protagonista y alguien preguntó: “¿Crees que esto es una película para niños?” Y él respondió: “Creo que es una película para adultos, vista por niños”. En verdad, la película Mutum no se relaciona con el estereotipo sobre el niño. Es una sutileza, algo sensorial, en donde ves al niño representado. Mi manera de trabajar con niños no es muy diferente de mi manera de trabajar con adultos. Tal vez sea hasta más fácil, pues una cosa maravillosa es que en la infancia las emociones son muy crudas. Los niños están en un estado muy bruto, pasan muy rápido de todo a nada. Para mí ese es el motor del trabajo en el cine, trabajar esas emociones.
Conceição Seixas – Aunque no hayas definido el objeto inicialmente, “voy a tratar sobre la infancia”, esto se da por una razón, la lectura del libro. Y tanto en Mutum como en Campo Grande, la infancia es retratada de forma conmovedora. Los niños que son personajes en estos filmes y la infancia vivida por ellos se expresan en un sentido contrario a la visión idealizada y romántica de infancia, aquella ligada al consumismo al que ni todo niño tiene acceso, el niño que va a la escuela, que no necesita trabajar. Entonces, yo quería que me hablases sobre la elección por trabajar con esos niños y también sobre la infancia de esos personajes que retrataste, que es tan diferente de una idea normativa de infancia.
Sandra Kogut – Esos niños no tienen aquella infancia “acolchonada”, son niños que muy temprano en la vida ya están lidiando con cuestiones que para otros niños van a aparecer mucho más tarde. Ellos tienen una conciencia muy grande del sentido de responsabilidad y eso fue muy importante para el trabajo. En verdad, el ambiente donde esas historias se dan, tanto en una película como en otra, me interesa mucho. Esos niños que están más inmersos en el mundo me conmueven mucho, y el gran motor que está por detrás de todo son las relaciones humanas que atraviesan las clases sociales. Esa percepción de infancia no está ligada solamente a la cuestión de la clase social. No creo que un niño que tenga más juguetes no pueda vivir las cuestiones existenciales que vive Thiago, en aquella familia con pocos recursos. Realmente, lo que me guía es la cuestión humana y de relaciones. Entonces, es por eso que, hasta yo, que soy una persona urbana, me sentí en casa haciendo la película Mutum, porque en el fondo entendía lo que aquel niño estaba sintiendo en aquellas situaciones. Conseguía colocarme en su lugar. En la película Campo Grande aconteció lo mismo: no fui abandonada, no vengo de un suburbio, pero puedo entender aquel lugar en el mundo, cómo ellos sienten, y por eso logro hacer una película sobre eso. Para hacer una película necesito sentirme emocionalmente en casa dentro de ella.
Conceição Seixas – En la lista de comentarios de Mutum, encontré tocante, conmovedor, cuando dices que es como si conocieses a aquel niño, Thiago, como si él representase una simbología de la infancia. Entonces, agregas que, aunque hayas vivido en una ciudad grande y una infancia diferente, algo te resulta familiar de la forma que él tiene de estar en el mundo.
Sandra Kogut – ¿Sabes lo que eso es esencialmente? Es la sensación de inadaptación, de inadecuación que ese niño tiene. Él está ahí, pero también está soñando con algo que él no conoce, con lo que hay detrás de las montañas… él no se siente completamente en casa allí. ¡Eso es interesante! Recuerdo que cuando estaba mezclando la película, en Francia, el DJ francés – que había visto mi película anterior llamada Un pasaporte húngaro (en que tengo que convertirme en húngara) – dijo “Ah, este filme tiene que ver completamente contigo, porque trata sobre ser extranjero”. Ese niño, él se siente extranjero en casa y es por eso que digo que está presente una cuestión existencial de la vida como lazo común entre todas las personas.
Conceição Seixas – ¿Consideras entonces que hay algo particular, esta cuestión existencial, que liga a esos personajes, independientemente del contexto social, geográfico? Por ejemplo, Mutum se filma en la sierra y se retrata una infancia de la zona rural, Campo Grande se filma en Rio de Janeiro, por lo tanto, retrata una infancia en el medio urbano, una gran metrópolis. ¿Qué distancias y relaciones percibes entre esos personajes, esos niños?
Sandra Kogut – No quise decir que el lugar, el contexto social, la geografía, no son importantes. Todo eso es muy importante. Pero los personajes no son etiquetas, no es una ilustración. El motor es el factor humano y, claro, cómo eso se da en aquel lugar, en aquel contexto. Por ejemplo, la idea para la película Campo Grande la comencé a concebir cuando estaba haciendo Mutum, en una escena en que la madre entrega a su hijo, una escena que está en el libro. Consideraba que se trataba de un tipo de historia que conocía, porque oímos hablar mucho de eso. Solo que, en el momento de hacer la película, me di cuenta de que aquello era complejo, difícil de hacer. Era difícil colocarme en el lugar de cada uno, porque cuando la madre entrega a un hijo, eso es un gesto de amor, no es un abandono. Ella cree que está entregando a su hijo para que este tenga la posibilidad de una vida mejor. Entonces, me quedé con esa idea en la cabeza y cuando acabó Mutum solo pensaba en eso, en lo que pasaba con los niños después de la donación. A partir de ahí, comencé a investigar, visité muchos albergues, conocí muchas historias y fue de ahí que nació Campo Grande.
Conceição Seixas – En Campo Grande esa cuestión es muy fuerte, la madre entrega a su hijo, por causa de las dificultades por las que están pasando, el padre ya se había ido de la casa. La madre deja los hijos en una casa de Ipanema.
Sandra Kogut – Durante las investigaciones que hice en los albergues, me parecían muy emocionantes las historias de cómo los hijos siempre justificaban a sus padres. Siempre oímos hablar del amor incondicional de los padres por los hijos, lo que vi en esas historias fue el amor incondicional de los hijos por las madres: “Mi madre va a regresar”, “Ella está muy ocupada”, “Ella no podía”… Es interesante que las personas muchas veces juzgan fácilmente una situación como esa, y yo no quería juzgar, quería hablar de la complejidad de eso.
En el caso de Campo Grande podríamos decir que ella (la madre) abandonó a sus hijos. Pero ella piensa muchas cosas, deja a sus hijos en un lugar en el que cree poderlos buscar después, en donde van a estar protegidos, pues conserva muchos recuerdos de aquel lugar, de su infancia, de cuando su madre trabajaba allí. Es una relación bastante compleja.