Niñeces rurales, entre desafíos, juegos y aprendizajes
Hasta aquí comentamos algunos antecedentes de propuestas educativas no formales, características del contexto y del propio club y sus propósitos definidos en torno de la niñez de una zona periurbana en los bordes de la capital federal, pero ¿qué valor tenía para los propios niños(as)? ¿qué respuestas infantiles quedaron registradas, de qué modos parecían apropiarse de esos espacios?
Las actividades que se proponían desde el Club eran experimentadas, sobre todo, como una ruptura con sus rutinas infantiles. Esos niños, definidos como retraídos y humildes,20 abocados no pocas veces al trabajo familiar antes y/o después de sus tareas escolares, habían descubierto un espacio particular del que podían apropiarse con cierta distancia de su cotidianidad, de sus entornos de vida y sus familias. Las experiencias a las que podían acceder, además, estaban teñidas en algunas ocasiones por la singularidad.
Como se comentó antes, una de las primeras actividades a la que asistieron fue un campamento de dos semanas en Miramar (1967). En esa oportunidad los niños(as) participaron en diferentes actividades donde se les inculcaron saberes prácticos, como también aprendizajes colaborativos a través de distintas dinámicas y juegos. Pero, sobre todas las cosas, entre escaladas de médanos y construcciones de castillos de arena, una inmensa mayoría se sorprendió al ver por primera vez el mar. Las fotografías de aquella experiencia revelan expresiones infantiles de profunda diversión y disfrute.
Imagen 3. Niños bañándose en el mar, campamento a Miramar (1967)
Fuente: Archivo personal de María Amalia Pereyra.
Precisamente porque las experiencias que recogían se expresaban con una singular intensidad en la vida de los “pequeños acampantes”, no siempre los resultados colmaban sus pretensiones. Como recogía un periódico local, de su retorno del campamento estival en Necochea (1968), los chicos(as) regresaron “satisfechos de su aventura, pero un poco decepcionados […] porque en Varela sí hace calor y no llueve”.21
En esa ocasión el clima les había jugado una mala pasada y no habían podido disfrutar de la playa. Sin embargo, como también se afirmaba, habían experimentado una “explosiva alegría” al pasar el Día de Reyes en la costa y recibir, de forma inesperada, regalos donados por el Club de Leones de Florencio Varela. Pero también habían tenido la oportunidad de aprender a cazar cangrejos y prepararlos como cena, o de convertirse en jurados en el Festival de la canción infantil de Necochea, todo en un solo viaje. El bagaje de intensas emociones que vivían era notable y, sin dudas, excepcional.
Sin embargo, esas experiencias vividas en su fuero íntimo tenían la particularidad de ser compartidas. Las salidas solían agrupar a varias decenas de niños(as) que disfrutaban de pasear por espacios como el puerto de Buenos Aires o asistir a espectáculos infantiles que solían realizarse en escenarios muy distintos de aquellos a los que asistían con frecuencia. Por eso, entre todas esas vivencias, además, se entretejían amistades.
Sin dudas, entre las actividades propuestas por el Club se consolidaba la camaradería infantil. Nacían nuevos vínculos o se afianzaban lazos de amistad que surgían (o no) en las horas áulicas, todo lo cual contribuía a ampliar el horizonte relacional infantil. En efecto, los chicos(as) extendían su círculo afectivo más allá de sus hogares y de las contadas horas escolares. Pero no solo con docentes o jóvenes a los cuales veían como referentes, sino con pares etarios con los cuales compartían numerosas realidades, pero con quienes tal vez no coincidían en lo cotidiano, porque asistían a diferentes escuelas de la zona rural.
Para sorpresa de los adultos, esas relaciones surgían sin “diferencias de raza o situación económica [que] no fueron obstáculos para que se forjaran amistades”.22 Incluso, los registros fotográficos de los campamentos muchas veces desvelaban la intención de puntualizar en esos vínculos infantiles interétnicos como logros de la propuesta.
Los aprendizajes que recibían eran variados. Los niños(as) tenían oportunidad de experimentar una vida distinta a la de su realidad diaria, incluso durante un periodo de dos semanas donde muchos se ausentaban del laboreo o del aislamiento que suponían las vacaciones. Su participación podía entenderse como pequeñas fugas infantiles de un universo doméstico-productivo que los incorporaba con variada intensidad en su funcionamiento. Eran, sin dudas, escapadas de lo rutinario a través de la posibilidad de conocer un mundo diverso.
Pero más allá de sus descubrimientos y participación en actividades extra cotidianas, los chicos(as) identificaban en los campamentos, sobre todo, momentos en los cuales sus aportes eran especialmente valorados. De esta forma, era una práctica común la puesta en palabras de sus propias impresiones o sentimientos o la composición de canciones que funcionaban como insignias. Además, los niños(as) debían construir diarios murales donde colocaban sus actividades y experiencias, y que configuraban el principal medio de comunicación del campamento. Todo lo anterior en espacios grupales donde cada uno podía hacer uso de su propia voz.
Este último aspecto era notado, incluso, por los relevamientos que hacia la prensa local. En una oportunidad en la que se reseñaba una reunión de maestros, colaboradores, padres/madres y niños(as) posterior a un campamento, se remarcó que “tuvieron activa participación los pequeños acampantes [quienes] iban relatando su propio viaje entre palabras y canciones, guiados o coordinados por la directora del campamento”.23
Era significativo que fuesen los chicos(as) quienes relataran sus vivencias, dando a conocer al mundo adulto lo valioso del espacio que co-construían junto con maestras y colaboradores(as). Sobre todo, porque la participación de los niños(as) no siempre era automática. Sin dudas existían desafíos, no sólo en cuanto a la logística que suponían las actividades, sino sobre todo a la hora de convencer a los padres de que dejaran participar a sus hijos(as). Es decir, de que descubrieran el valor y validaran el interés de sus niños(as) en formar parte de las actividades del Club, que muchas veces no se intuían como parte de su formación educativa.24
A modo de cierre
En este trabajo compartimos algunas ideas sobre el Club de colaboradores del INTA, una singular experiencia que surgió específicamente para brindar un marco de contención, educación y recreación para niñeces rurales de zonas hortiflorícolas cercanas a la Capital Federal y de la provincia de Buenos Aires, en el partido de Florencio Varela, a finales de la década de 1960.
Sus condiciones de aparición, como la posterior participación de diferentes sujetos, señalan el rol desempeñado por representantes de la comunidad educativa pero también productiva en la esfera local, junto con el marco institucional, y la importancia de su articulación en cuanto a los logros obtenidos: un interesante espacio que albergó intereses y oportunidades para diferentes niños(as) rurales.
El valor de la propuesta reseñada en cuanto a experiencias infantiles permite señalar aspectos como el escape de lo rutinario, el encuentro de un entorno propio -construido especialmente para ellos(as), más allá de las aulas-, donde podían usar sus propias voces y escuchar las de sus pares, con quienes entretejían entrañables vínculos. No menos significativo resultaba que las actividades les permitían conocer un mundo de posibilidades más allá de los lotes familiares, que tan bien conocían (y trabajaban).
Resulta significativo que tanto las memorias como los registros periodísticos, e incluso fotográficos, revelan niñeces rurales atentas, entretenidas, sonrientes, que permiten reflexionar desde una mirada histórica sobre el valor de este tipo de experiencias. Es decir, sobre las intenciones que inspiraron diversas iniciativas educativas en escenarios rurales, sus alcances y limitaciones.
Pero también es a partir del análisis de este tipo de casos que es posible cuestionar supuestos para visibilizar a las niñeces rurales como sujetos históricos. Y, al hacerlo, trascender en miradas genéricas que puntualizan en vivencias estáticas, vinculadas fundamentalmente con la esfera productiva, que a veces impiden comprender otras acciones, gestos y deseos que también formaron parte de las experiencias de niños(as) rurales.
El caso es interesante para comprender los alcances de ese tipo de iniciativas, el modo en que se articularon y sus efectos concretos en una comunidad rural determinada. Pero con una mirada intencionalmente fijada en lo infantil, lo estanco se vuelve móvil. El aislamiento – las distancias insalvables – aparecen entrecruzadas con estrategias para generar encuentros. El silencio, por momentos, también se convierte en risas y juegos, sin desacreditar esfuerzos y trabajos como compañeros de camino de esas niñeces diversas, atravesadas por las diferentes gradientes que configuraron “lo rural”.
21 – REGRESAN de Necochea niños de Florencio Varela. Diario Mi Ciudad, Florencio Varela, p. 7, 5 feb. 1971.
22 – REGRESAN de Necochea niños de Florencio Varela. Diario Mi Ciudad, Florencio Varela, p. 7, 5 feb. 1971.
23 – RECORDANDO el campamento. Diario Mi Ciudad, Florencio Varela, s/d.
24 – Entrevista concedida por PEREYRA, María Amalia.
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Resumen
En este artículo compartiremos una experiencia educativa desarrollada al sur del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), en los contornos rurales de un partido en las cercanías de la Capital Federal y provincial (La Plata). El Club de colaboradores del INTA para el trabajo con la juventud rural funcionó en Florencio Varela entre finales de la década de 1960 e inicios de 1980, convocando a numerosos alumnos de escuelas rurales locales. Supuso una iniciativa original pensada especialmente para niñeces rurales y su estudio permite conocer las particularidades de la educación no formal en ese tipo de contextos, sus potencialidades y desafíos. Pero también indagar sobre su valor en términos de sociabilidad y recreación para niños(as) cuyas vidas se tejían en los bordes urbano-rurales en una etapa de transformaciones.
Palabras clave: educación, niñez, rural, Buenos Aires, Argentina.
Fecha de recepción: 13/08/20
Fecha de aprobación: 11/10/2020
A, B, C… do campo. Educação não formal e recreação para crianças rurais (Buenos Aires, Argentina, 1969-1980)
Resumo
Neste artigo compartilharemos uma experiência educacional desenvolvida ao sul da Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), nos contornos rurais de um distrito vizinho à Capital Federal e provincial (La Plata). O Club de colaboradores del INTA para el trabajo con la juventud rural funcionou em Florencio Varela entre o final dos anos 1960 e o início dos anos 1980, atraindo numerosos alunos das escolas rurais locais. Foi uma iniciativa original pensada especialmente para crianças rurais e o seu estudo permite-nos conhecer as particularidades da educação não formal neste tipo de contexto, as suas potencialidades e desafios. Mas também indagar sobre seu valor em termos de sociabilidade e recreação para crianças cujas vidas foram tecidas nas periferias urbano-rurais em um estágio de transformações.
Palavras chave: educação, infância, rural, Buenos Aires, Argentina.
A, B, C… of countryside. Non-formal education and recreation for rural children (Buenos Aires, Argentina, 1969-1980)
Abstract
This article is proposed to share an educational experience developed in the south of Buenos Aires Metropolitan Area (AMBA), in the rural contours of a district in the vicinity of the federal and provincial capital (La Plata). The Club de colaboradores del INTA para el trabajo con la juventud rural worked in Florencio Varela between the late 1960s and early 1980s, attracting numerous students from local rural schools. It was an original initiative designed especially for rural children and its study allows us to know the particularities of non-formal education in these types of contexts, its potentialities and challenges. But also through its study it is posible to inquire about its value in terms of sociability and recreation for children whose lives were spent in the urban-rural edges in a stage of transformation.
Keywords: rural, education, childhood, Buenos Aires, Argentina