Reseña por Maria Cristina Soares de Gouvea
Niños en la ciudad: miradas instantáneas
El libro Infância crônica nos provoca e indaga desde su mismo título. ¿De qué crónica se está hablando? ¿Del género literario, o de “problemas crónicos” de la niñez? ¿De qué niñez hablan los autores? Provocada, busco el diccionario, que me revela el desplazamiento de los significados, según el campo discursivo. Así es que, desde una perspectiva médica, crónica es: “[…] De larga duración, que permanece un largo periodo en la vida del paciente: enfermedad crónica”. Ya desde la estadística: “Conjunto de valores que una variable toma en diferentes épocas sucesivas”. Para la literatura, la crónica constituye un “texto literario breve, frecuentemente narrativo, de trama casi siempre poco definida y motivos generalmente extraídos del cotidiano inmediato”. Para el periodismo: “Columna periodística, firmada, dedicada a un tema (actividades culturales, política, ciencias, economía, deportes etc.) o a la vida cotidiana, que contiene noticias, comentarios, opiniones, a veces críticas o polémicas”. Ya para la historia es: “Compilación de hechos históricos presentados según el orden cronológico”.
Resulta interesante percibir que, para los campos de la historia, el periodismo y la literatura, la crónica constituye un sustantivo. En cambio para la medicina y la estadística, un adjetivo, a definir un estado o condición. Vuelvo a la obra que busca explorar tal polisemia. El libro tanto constituye un texto literario que se dedica a las muchas niñeces presentes en la ciudad, como destaca a los niños que se mueven por las calles, presencia todavía percibida por muchos como problema crónico, una enfermedad social de difícil extinción. ¿O, quién sabe, el título evoca también la crónica dificultad del adulto de comprender y retratar al niño?
El texto constituye producto de un conjunto de escritas de un sujeto colectivo: Grupo de Infância e Cultura Contemporânea. Colectivo que expresa en el nombre y los muchos quehaceres un compromiso con la(s) niñece(s), cómo esta(s) es(son) vivida(s) en el tiempo presente.
Al construir una narrativa sobre los sujetos niños en el mundo contemporáneo, ese colectivo recurre a la crónica, género que explora muy bien lo aparentemente banal, pero que, bajo una mirada perspicaz, anuncia su complejidad, aunque no la explore con mayor profundidad. Cada uno de los autores invitados lo hace, invitando también el lector a extrañarse de lo que se mira todos los días, para entonces ver: el niño brasileño en su moverse por la ciudad. La invitación a los autores se basa, por tanto, en un ejercicio etnográfico, tal como formulado por Gilberto Velho (1980), en un texto hoy clásico: “familiarizarse a lo extraño y extrañarse de lo familiar” (p. 131).
Se basa también en una tradición literaria: la del flâneur baudelariano que, al desplazarse sobre la ciudad, construye una crónica de la vida urbana y sus sujetos. Muchos de esos flâneurs, al hacerlo, se encontraban en tiempos y espacios distintos a los narrados por los autores, con niños. Frecuentemente, la presencia de los niños en el espacio urbano era narrada en términos de denuncia: las calles constituirían espacio deformador, que les negaba a esos niños la condición de la niñez/niñez.
Uno de los primeiros a hacerlo fue el periodista Henry Meylew, al escribir sobre la vida de los pobres en la ciudad de Londres (London labour and the London poor). Publicado en 1851, presentaba una entrevista hecha a una niña de 8 años, en la que el sorprendido reformador social se encontraba ante una niña vendedora de la calle, y concluye que esta había sido privada de la niñez.
Meylew no ha sido el único a hablar de la presencia del niño pobre en el Londres del siglo XIX. Dickens, flâneur y cronista de la misma metrópoli, en varios escritos, presenta el niño pobre y desvalido, en un Londres cruel e inhumano. La ciudad era percibida como espacio de corrupción y deformación. El niño debería estar inserido en la escuela, y este argumento ha sido fundamental para el establecimiento de la obligatoriedad de la instrucción, cuestión que presente en los más distintos países a lo largo de los siglos XIX y XX.
En Brasil, tal tradición se hace presente en la obra de João do Rio. El flâneur carioca analizó, en el libro El alma encantadora de las calles, la presencia de niños pobres y desvalidos. Pero, a diferencia de los niños europeos, a estos niños también se les negaría la niñez por su identidad racial. Meylew y Dickens buscaban producir en el lector la piedad, ante la desprotección de los niños descritos. João do Rio veía en ellos, bajo una mirada higienista, la deformación del carácter y la depravación moral, fruto de su pertenencia socio racial.
Aunque las miradas sean distintas, histórica y geográficamente situadas, comparten una perspectiva común. La de que la presencia en las calles constituye experiencia desvirtuadora, que le roba al niño la condición de la niñez. En tales autores, la niñez es pensada en singular, y remite a la representación burguesa de un niño limitado al espacio doméstico o a la escuela. Todavía hoy, esa mirada enmarca muchas producciones culturales. Sea desde una mirada piadosa, sea desde una visión criminalizadora, aún hoy, hablamos de niños sin niñez, reproduciendo una perspectiva normativa.
El libro se funda en otra mirada. Se funda en una perspectiva que entiende al niño como sujeto social, que vive la experiencia de la niñez (o niñeces) en condiciones distintas. Se busca comprender la mirada del niño sobre el mundo, en sus propios términos, desplazándolo de la mirada del adulto, a partir de una episteme y ética de la antropología.
El desplazamiento se da no solo desde la mirada del adulto para buscar captar la mirada del niño. El desplazamiento marca el movimiento de tránsito de los autores por diferentes espacios de la metrópoli carioca, buscando la presencia infantil: en el interior de los autobuses; de los metros; estaciones de tren; en una Marcha LGBT; en las plazas; dentro de un coche de policía; en un patio; en un salón cualquiera. A través de la lectura, también nos desplazamos en movimientos rápidos, por distintos escenarios, descubriendo diferentes sujetos de poca edad.
Los autores miran no solo a niños pobres, aunque ellos predominen en los textos. Hay también niños comiendo en shoppings, usando celulares, paseando con sus padres, madres y abuelas. Y cuando cruzan la mirada en tránsito de los autores, provocan la pregunta que mueve la escrita: ¿qué niño es este? ¿Cómo vive la niñez? La respuesta viene como fotografía, en la que los autores dirigen sus cámaras para buscar retratar, en una instantánea, a esos sujetos. Dirigen sus cámaras para comprender cómo las niñeces son vividas en condiciones peculiares, a la vez que comparten toda una cultura material que busca homogeneizar la experiencia infantil, a partir del consumo. El resultado es un mosaico de fotografías generosas y cúmplices, que invitan al lector adulto a hacer lo mismo: desplazar la mirada más allá de la aparente banalidad de las escenas cotidianas hacia esos sujetos, en su diversidad.
Referencias Bibliográficas
DICKENS, C. Retratos londrinos. Rio de Janeiro: Record, 2003.
MAYLEW, H. London labour and London poor. London: Penguin, 1985.
RIBES, R.; VENAS, R. Infância Crônica. Rio de Janeiro: NAU Editora, 2019.
RIO, J. do. A alma encantadora das ruas. Belo Horizonte: Crisálida, 2007.
VELHO, G. Observando o familiar. In: VELHO, G. Individualismo e cultura. Rio de Janeiro: Jorge Zahar, 1980.
Palabras clave: niño, ciudad, crónica.
Fecha de recepción: 21/04/2020
Fecha de aprobación: 15/05/2020