Ser joven en el contexto de la comunidad indígena andina, por lo tanto, comporta una serie de complejidades y tensiones, no siempre obvias, en razón de que los jóvenes, como categoría y como constatación empírica de la noción de juventud, representan una idea ambivalente en el proceso de transformación de la comunidad indígena: sujeto que aún no goza de la confianza de la estructura de autoridad comunal (directiva, cabildo, asociación) pero que, dependiendo de sus acciones en favor de la comunidad y de su nivel de escolarización, puede ser parte de la dirigencia aunque en términos etarios siga siendo considerado joven.
La emergencia y visibilización de la idea de juventud indígena y de los mismo jóvenes indígenas, como se ha analizado ya en un trabajo precedente, es relativamente reciente (Unda y Muñoz, 2011). El tránsito entre la niñez y la integración al mundo adulto indígena era bastante reducido por la necesidad de una pronta incorporación del niño a actividades productivas o de servicio que permitían la subsistencia familiar. Es, sobre todo, con la ampliación de la cobertura escolar y la obligatoriedad impuesta desde el estado que las nociones de niñez, adolescencia y juventud se consolidan y se abren un espacio de mayor presencia en la vida comunitaria. A la par, los crecientes procesos de ampliación e intensificación de estrategias de producción socioeconómica urbana, expresados en el campo de las migraciones laborales, introducción de nuevas prácticas en las comunidades así como de nuevos objetos y tecnologías, sitúan a los jóvenes como actores centrales de las transformaciones comunitarias y de lo que, en términos más amplios, hemos denominado dinámicas ‘rurbanas’ para designar un conjunto heterogéneo de prácticas sociales que representan mixturas, hibridaciones y abigarramientos entre lo urbano y lo rural (Unda y Llanos, 2014).
Sin embargo, por razones que pueden ser perfectamente explicables pero que exceden los límites de este trabajo, en las prácticas políticas de la estructura dirigencial indígena, en sus distintos niveles (asociaciones, organizaciones de segundo grado, federaciones) no estuvo presente como en varias de las estructuras políticas partidarias clásicas de tradición urbana, la idea o necesidad de conformar una estructura política de ‘juventudes indígenas’, sino de modo muy reciente.
Por ello, en abril de 2011, la CONAIE formula el mandato para la conformación de los Consejos de la Juventud Indígena cuya estructura de funcionamiento se la plantea en el nivel nacional y en el nivel local para la ejecución de un plan general de trabajo orientado hacia la formación política de jóvenes indígenas y hacia la recuperación de principios y prácticas tradicionales ancestrales como fuente primordial de su identidad. Todo ello en el marco de los ejes y objetivos de la CONAIE5.
El proceso impulsado por la estructura central de los Consejos de la Juventud ha generado, por un lado, dinámicas organizativas locales cuyo funcionamiento se presenta heterogéneo e, incluso, desigual entre una y otra provincia, pero que, como se ha podido constatar en la investigación, desde esta estructura organizativa los jóvenes indígenas encuentran un espacio para reafirmar sus propuestas políticas así como cuestionar a las diversas ideologías políticas dentro del movimiento indígena.
Un dato relevante a los fines de este trabajo es que los Consejos de las provincias de la Sierra Central (Cotopaxi, Tungurahua y Chimborazo) se encuentran conformados y en funcionamiento aunque no se advierte con suficiente nitidez si sus prácticas participativas arrojan resultados cualitativamente distintos a los de Consejos que han estado funcionando de manera intermitente o que no terminan de constituirse aun.
Evidentemente, estos procesos referidos a la organización de los Consejos comportan considerables niveles de complejidad que no han sido objeto de estudio sistemático pero que podrían contribuir significativamente a la comprensión acerca de las condiciones que determinan la necesidad de conformar los Consejos de Juventud, las articulaciones con las distintas instancias de la estructura de autoridad de la Conaie y del estado, en función de producir hipótesis y explicaciones que den cuenta de las posibilidades de reconstitución del movimiento indígena, de la CONAIE y de su re-instalación como actor protagónico en la vida política nacional. Creemos que, principalmente, en esta cuestión radica la importancia actual del estudio de las prácticas de jóvenes indígenas en las provincias de la Sierra Central de Ecuador, sin desmerecer, por supuesto, varias otras que realizan jóvenes de comunidades que no participan de los Consejos o aquellas que desarrollan jóvenes indígenas en la ciudad, por fuera del espacio físico comunitario6.
6 – Un caso que ilustra lo anotado es el de la organización SumakRuray, conformada por jóvenes indígenas procedentes de la Sierra Norte y Centro que tienen como objetivo central la producción de varias formas de arte (pintura, teatro, video) como estrategia para el fortalecimiento de su identidad.