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Los aprendizajes de los niños rurales en grupos multiedad y su uso en la experiencia escolar multigrado

Grupos de edades mixtas: cuidado, juego y aprendizaje

Un rasgo importante del hogar rural como ambiente de aprendizaje es su naturaleza multi-edad. Esto es observable no solo al interior de los hogares, sino también en los grupos que los niños establecen fuera del hogar como parte de sus actividades diarias.

De hecho, los ambientes domésticos de los niños se caracterizan por la interacción con varias personas, adultos y niños. Esto se debe al tamaño (74% de las familias tienen entre cuatro y ocho miembro) y el tipo de familias en San Antonio – predominantemente familias nucleares (26), pero con un alto número de familias extendidas (24). También se debe al tipo de asentamiento, donde las familias emparentadas tienden a agruparse en viviendas contiguas o cercanas de modo que interactúan con frecuencia entre ellas. El tamaño de la familia tiene varias implicaciones para el contexto educativo de los niños: una familia grande puede implicar una intensa interacción entre varios miembros de diferentes edades; aunque también puede implicar menos atención directa de los adultos, pues sus padres deben responder a las necesidades de varios niños a la vez.

En contraste, en las familias pequeñas los padres tienen más tiempo para atender a los niños. Las familias grandes, no obstante, implican la presencia de hermanos mayores que pueden estar a cargo de los niños más pequeños, dándoles atención y apoyo. La interacción con miembros de diferentes grupos de edad también es estimulada por las familias interrelacionadas que viven en el caserío (abuelos, tíos, tías etc.). La mayor parte del tiempo, entonces, niños y niñas interactúan con parientes de diferentes edades.

En las diversas actividades de aprendizaje que pudieron observarse en el hogar, hay que resaltar que estas se caracterizaban por brindar un propósito claro para la actividad y que esta tenía un sentido para los niños. Si bien los niños solían realizar sólo una acción en medio de varias otras, recibían el apoyo necesario de los adultos en las otras acciones requeridas o para guiarlos hasta que su aprendizaje se complete.

Niños y niñas, sin embargo, no pasan todo su tiempo dentro del hogar y en compañía de adultos. Gran parte de su tiempo están fuera del hogar en compañía de otros niños. Los hermanos y los grupos de pares son un importante agente socializador en las comunidades rurales de América Latina (Maynard; Tovote, 2010). Los niños de San Antonio comparten su tiempo con sus hermanos, pero también con otros niños que son parientes y/o vecinos.

Así, pasan varias horas al día en grupos donde las edades van desde 3 a 12 años, ya que los mayores usualmente acompañan a sus hermanos menores. Los grupos de edades y géneros mixtos, entonces, son parte de la experiencia diaria de los niños y niñas de San Antonio. Las relaciones entre niños y niñas de un rango amplio de edad son usualmente muy buenas. Los niños y niñas mayores son muy pacientes y afectivos con los menores, adaptando sus juegos a las diversas edades presentes en el grupo, aunque también son voces de autoridad. Pueden dar órdenes e instrucciones a los niños más pequeños, que tienden a ser obedientes con sus hermanos mayores. Niños y niñas juegan una variedad de juegos juntos, desde deportes (voley, fútbol) a juegos locales (tapitas, saltar liga, palmadas, hilos), juegos que imitan la vida (la tiendecita, la escuela) y juegos inventados; y se muestran muy imaginativos, siempre se inventan nuevas maneras de jugar y usan cualquier objeto para el juego (troncos, botellas, canoas, barro etc.).

El juego es una actividad común y frecuente entre los niños, no la llevan a cabo sólo en momentos particulares, sino también en medio de sus labores. Cuando van de pesca o a cargar agua, debido a que lo hacen con otros niños, aprovechan para jugar un poco o hacer el trabajo mientras juegan. Los adultos son permisivos con el juego de los niños y lo consideran una actividad natural para ellos.

Aunque importante, el juego no es la única actividad en la que los grupos de edades mixtas participan. Entre hermanos y parientes, cuidarse es una actividad regular (por ejemplo, vestir a una niña, bañar a un niño, alimentar a un hermano menor). A través del juego y el cuidado, los niños también aprenden de ellos mismos. Al bañarse en el río, por ejemplo, observaba como Sandy (6 años) le enseñaba a nadar a Melina (4). En otra ocasión, un grupo de niños varones pescaban en el lago y se enseñaban lo que sabían sobre pesca mientras estaban juntos. Al ayudar a su madre con la cocina, un niño mayor le muestra a uno menor cómo hacer ciertas tareas. Los niños también disfrutan enseñarles a los bebés nuevas palabras e identifican los progresos en el desarrollo de su lenguaje oral. Los niños mayores a veces juegan con los menores a la escuela, como Paula (10) hace con sus hermanas menores (6 y 4). Al hacer la tarea escolar, los niños reciben ayuda no solo de sus madres, sino también de sus hermanos mayores.

Los niños y niñas de San Antonio, entonces, tienen muchas experiencias de juego, aprendizaje y trabajo en lo que llamo grupos de edades mixtas. En relación ya sea con adultos o con otros niños, la naturaleza multi-edad de la interacción parece ser esencial para el proceso de aprendizaje. Un tipo de estrategia de andamiaje, en la cual la persona mayor ayuda al niño progresivamente a dominar la actividad, es usada no solo por padres, sino también por niños mayores en grupos multi-edad. Los niños también aprenden cómo interactuar entre sí a pesar de las diferencias de edad y no solo con niños de la misma edad, ya que pasan una gran cantidad de tiempo en grupos de edades mixtas y desarrollan capacidades socioafectivas para relacionarse con niños de diversas edades. Al hacer esto, desarrollan un fuerte sentido de la responsabilidad y el cuidado del otro; comparten su conocimiento y sus actividades, y aprenden del otro. Esta puede resultar una experiencia valiosa cuando los niños asisten a un aula multigrado, como es el caso en San Antonio.

Patrícia Ames Ramello pames@pucp.edu.pe

Doctora en Antropología de la Educación por la Universidad de Londres. Es profesora investigadora de la especialidad de Antropología, en el Departamento de Ciencias Sociales, de la Pontifica Universidad Católica del Perú (PUCP) e investigadora principal del Instituto de Estudios Peruanos. Coordinadora del grupo EVE – Edades de la Vida y Educación, de la PUCP.