Paulo Fraga – En Brasil, yo estoy trabajando el tema delinvolucramiento de agricultores y trabajadores rurales con el cultivo de ‘cannabis’. En nuestro país hay una producción de cerca del 30%, 40% del ‘cannabis’ que se consume, me gustaría saber en Colombia, ¿cuál es la situación actual con la producción de la cocaína y otras sustancias consideradas ilegales para el consumo y específicamente que participación tienen jóvenes y niños en esta actividad de producción?
Germán Muñoz – En la producción de coca, de marihuana yen general de sustancias psicoactivas no hay participación directade niños y jóvenes. Los que viven en los territorios en que existen cultivos,los llamados‘raspachines’ (recolectores de hojas),se involucran como forma de supervivencia. Hay amplias regiones de Colombia en las cuales los cultivos de coca, de ‘cannabis’, de amapola, están en territorios cuyos pobladores cultivanmuchas otras plantaspara su alimentación. Quienes viven allí nosonproductores,son mano de obra contratada por los dueños de esos cultivos,por los grandes narcotraficantesy las guerrillas, dado que es una fuente muy grande de riqueza para sus empresas. Están involucrados en tanto viven ahí y recogen los cultivos.El consumo de psicoactivos ha crecido o se mantiene,pero, en Colombia, está prohibido, esperseguido por acuerdos con el gobierno norteamericano. Noes como en Uruguay donde el consumo está reguladopor el Estado. Como dije antes, Colombia es una sociedad muy conservadoradonde estos temas no son de discusión abierta, mucho menos su legalización.
Paulo Fraga – ¿Cómo la academia en Colombia,a través de sus investigaciones, de sus formas de participar, responde ante esta situación tan desafiante y difícil del juvenicidio, ante los varios tipos de violencia contra niños y adolescentes? ¿Cómo participa la academia, qué posición asume ante esta grave problemática social?
Germán Muñoz – Los centros de investigación empiezan a tomar conciencia y colocar como parte de su agenda investigativa desde los años90 del siglo pasado el tema de los jóvenes. De hecho, no solamente en Colombia, en América Latina y casi en el mundo entero se hacen visibles los niños y los jóvenes no hace más de 20, 30 años. El tema de las mujeres y el género tiene una tradición más larga y tiene un acervo de producción científica mucho más fuerte, grande,significativa. Cuando hablamos de niños y de jóvenes hay que recordar que en 1985 las Naciones Unidas declaran por vez primera el famoso año mundial de la juventud y de ahí en adelante entra en las agendas públicas el tema dela juventud.
El tema de la infancia tiene una agenda algo más antigua que el tema de la juventud. Desde 1991 la Convención Internacional de Derechos de la Infancia, firmada por una gran mayoría de naciones del mundo, pone en su agenda pública el tema de la niñez, pero el tema de la juventud entra muy lentamente, con menor profundidad y reflexión, porque no se diferencia claramente qué es un niño, qué es un joven, se sigue hablando de adolescentes, se sigue hablando de pubertad, todavía no es claro de qué población estamos hablando.
Ya no parece tan importante hacer esas diferenciaciones etarias porque la academia ha venido generando cambios significativos en la manera de comprender hoy lo que significa ser joven, más bien, comprender la condición juvenil. Apenas en la última década del siglo pasado el tema entra en las agendas públicas; a su vez, con abordajes más recientes,entran las prácticas juveniles en las agendas de investigación y en los medios de comunicación, prácticas musicales, prácticas del cuerpo, que emergen comoprácticas de resistencia.
En el año 2000 se inicia un doctorado en niñez y juventud que tiene su epicentro en la ciudad de Manizales. La existencia de un doctorado en este tema habla de la importancia que la academia empieza concederle. No obstante pienso que en temas como juvenicidio, ni la academia, ni las políticas públicas, ni los medios de comunicación han tenido claridad. Esun tema que hace apenas uno o dos añosempieza a emerger; pienso que ni la derecha, ni la izquierda,ni los gobiernos locales o nacionales han podido entender la gravedad del trasfondo de este asunto, ni le han otorgado importancia significativa.
Ya desde el 2002 empiezan aocurrir los “falsos positivos”, pero la historia en Colombia de violencia armada contra niños, jóvenes y población civil es una historia largade sesenta años.Pero si tú lees el documento del Centro Nacional de Memoria Histórica1 , un documento de 250 páginas, o los doce ensayos de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas2 , de más de 850 páginas, en esos dos documentos que están en la mesa de negociación dela Habana, el tema de los jóvenes no aparece, no está, se menciona apenas en forma casual, en forma muy tangencial. Los jóvenes no han tenido representación en la mesa de la Habana.
La academia tiene una deuda grande con el tema de juventud y ha empezado a poner el foco de interés en sus formas de resistencia, en sus nuevas formas de acción colectiva. La acción colectiva juvenil es un tema fundamental, que he venido trabajando en los últimos 5 años de investigación. Las formas de acción colectiva juvenil enfrentan decididamente las formas de gobierno y al horror como categoría de análisis, que es el asunto fundamental sobre el cual es necesario generar un desplazamiento analítico para reconfigurar nuestra manera de interpretar el mundo en el cual hoy viven, más bien mueren, los jóvenes, sin que exista por parte de la sociedad una clara posición que enfrente esta cruda muerte, esta necropolítica.
Paulo Fraga – Me gustaría hacer una última pregunta, ¿dónde está la luz al final del túnel? En su opinión,¿cuáles serían las principales medidas que necesitan ser tomadas para que haya un cambio o una mejora de la situación de los niños y adolescentes, justamente en relación con esto que usted llama necropolítica y juvenicidio en América Latina, pero especialmente en Colombia?
Germán Muñoz – En el mundo entero la vida de los jóvenes se empieza a proponer como objeto de reflexión pública; se empieza a hacer visible lo que está sucediendo a partir del horror llamado Ayotzinapa, del horror llamado “falsos positivos” en Colombia, del horror de muchos lugares de América Latina, donde la violencia contra indígenas y contra jóvenes campesinos es un poco más oculta,pero igualmente fuerte.
Un libro que se encuentra en imprenta,“Prohibido Olvidar”, hablará del juvenicidio, y allí se podrá leer un capítulo entero de investigadoras brasileñas acerca del asesinato sistemático de jóvenes indígenas en diversas regiones de Brasil. Todo eso es un horror que no se ha hecho público y sobre el cual las sociedades latinoamericanas aún no tienen una posición clara, pero todo este horror que empieza a ser puesto a la luzpública nos va a obligar, primero, a prestar atención a este modo de violencia contra los niños y jóvenes;segundo, a visibilizar a los niños y jóvenes como sujetos vulnerados por la violencia,pero también como protagonistas del presente y del futuro,porque visibilizarlos es una tarea pendiente, los hemos visto como peligrosos, como riesgosos, como generadores de problemas, pero no los hemos visibilizado como protagonistas, actores sociales del presente y del futuro; tercero,esta visibilidad está fomentando una conversación colectiva, en la cual los actores sociales descubren un nosotros que no estaba solo, sino que compartía desesperanzas y soledades, y en medio de toda esta violencia,niños y jóvenes están tomando la voz, están apareciendo públicamente.
Cuando yo hablo de acción colectiva juvenil, lo que me parece importante es justamente que aparece un rostro joven diverso, cambiante. Este sector de la poblacióntiene entre susmanos una convocatoria a toda la sociedad para generar una nueva forma de vida, una reformulación de los modos de pensar, una reconfiguración de los significados de la vida social,para cambiar los cimientos de la sociedad, para comprender el mundo de otra manera, para postular con su acción un mundo distinto, un mundo donde quepan muchos mundos; y esto tendráque ver con todos los grandes temas que hoy inquietan a los jóvenes,por ejemplo, el cambio climático, el cuidado de lanaturaleza, la relación con un modo de sociedad en la cual como se dice en las constituciones nacionales de Ecuador y Bolivia, lo fundamental sea el buen vivir más que el desarrollo salvaje,el buen vivir más que el consumo, en donde caben por supuesto los derecho del agua,de la tierra, de las comunidades y de todos los actores sociales, ente ellos niños, niñas y jóvenes, con sus voces,con sus formas de acción.
Paulo Fraga – Doctor Germán, muchas gracias por concedernos esta entrevista, por vincularla con su trabajo que consideramos muy importante.
Germán Muñoz – Muchas gracias a usted y a DESidades por la invitación. Estaré en JUBRA3 en septiembre próximo, espero poder conocerlos personalmente.
Palabras clave: conflicto armado, Colombia, niñez, juvenicidio, desplazamiento.
1 – http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/micrositios/informeGeneral/
2 – http://www.altocomisionadoparalapaz.gov.co/oacp/Pages/informes-especiales/resumen-informe-comision-historica-conflicto-victimas/el-conflicto-y-sus-victimas.aspx
3 – VI Simposio internacional sobre la juventud brasileña, realizado en Río de Janeiro, Brasil, del día 10 al 12 de septiembre del 2015