Escuela de Inclusión de la UFF

Todos los niños y niñas en la escuela regular: políticas de inclusión

 

Lucia Lehmann: ¿Cree, entonces, que cualquier alumno, cualquier niño podría ser incluido en la escuela regular, en el caso de haya disponibilidad y recursos dentro de la escuela?

Cristina Delou: La idea es precisamente esta. Es necesario que haya una situación humana bastante fuera de lo común, fuera de la norma, para decir que la persona no tiene condiciones de frecuentar la escuela. Porque en nuestro sistema de enseñanza, que sigue la Declaración de Salamanca, nosotros tenemos las escuelas regulares y las escuelas especiales. Pero todavía no entendemos, como dice la Declaración de Salamanca, que las escuelas especiales son la sede de la cultura especializada para el niño especial. Todavía entendemos que la escuela especial excluye. No comprendemos que la escuela especial incluye por el conocimiento que posee, formando profesores para actuar en la escuela regular. Entonces, si la escuela tiene alumnos muy diferentes, desde el punto de vista del ritmo del aprendizaje, tenemos un alumno que necesita tres años para concluir una escuela regular. ¿Cuál es el lugar de este alumno? ¿Es allí en el ritmo de un año o en el ritmo de tres años? Igualamos a los niños, ofrecemos un modelo único, tanto para los niños que aprenden rápido, como para los que tardan en aprender. Algunos necesitan tres años, para otros bastaría con un mes y ellos llevan tres años en la escuela.
La escuela especial debería ser vista como la escuela que incluye. El Instituto Benjamin Constant ofrece cursos libres de formación para profesores. Cursos libres que no tienen ningún valor académico. El MEC nunca ha reconocido estos cursos como de valor académico. Sin embargo, es allí donde se aprenden libras, braille, soroban, orientación y movilidad, alfabetización para niños ciegos. Alfabetización de niños ciegos no es una cosa sencilla. La alfabetización de los niños videntes es visual. La profesora guía con gestos y actos la acción del niño. La alfabetización del niño ciego es guiada por las manos de la profesora, no importa si la profesora es ciega o vidente. Entonces, el niño ciego tiene que tener una profesora en el aula, reproduciendo la práctica pedagógica que va a ser concluida con la lectura. Y entonces un niño ciego en una clase regular, con profesora vidente y alumnos videntes, pierde en lo que María Montessori llamó momentos críticos del desarrollo. Porque el niño se queda esperando, en la actitud corporal, y deja de tener informaciones básicas y necesarias para que pueda aprender en un espacio de tiempo más corto, porque depende del tacto. ¿Quién va a hacer el entrenamiento para que pueda, con la yema de los dedos, diferenciar la a de la b para poder escribir y leer?

Lucia Lehmann: Entonces, ¿qué sería lo ideal?

Cristina Delou: Niños ciegos y sordos, en la fase de alfabetización, tienen que estar entre sus pares, para que puedan aprender, en el espacio de tiempo más corto, a leer y escribir.

Lucia Lehmann: ¿Dentro de la escuela?

Cristina Delou: Dentro de la escuela. Pero no es suficiente decir que él va a hacerlo en el aula de recursos, con la profesora del aula de recursos, que está en la escuela, pero separada de las clases regulares, en el contraturno. La profesora del aula de recursos muchas veces no tiene una formación adecuada y este niño no va a tener pares en el aula de recursos. Entonces, lo que no se hace en el aula regular y se traslada al aula de recursos no es complementación. Complementación es lo que va a enriquecer la clase. Si él está allí en el aula, tiene que tener los medios y el profesor adecuado para aquel aprendizaje que va a hacer con el grupo. Si falta el grupo en el aula de recursos multifuncional, no es complementación. Han pasado 24 años, se ha invertido mucho dinero, se ha gastado mucha energía, y hemos avanzado muy poco. Lo que no se puede hacer es la siguiente pregunta, a estas alturas: ¿será que vale la pena seguir este camino? La respuesta es: no tenemos siquiera el derecho a pensarlo. Porque son personas, son ciudadanos, es el pueblo brasileño. Entonces, si pensamos en la gran cantidad de personas de mediana edad que están en sillas de rueda porque sufrieron accidentes de tránsito o alguna enfermedad, estamos diciendo: ¿ellas no tienen derecho a participar en la vida en sociedad? Entonces no se puede cuestionar eso respecto de un niño.

Lucia Lehmann: Recientemente, en una dinámica que realizamos con profesores de Educación Especial, ellos relataron las dificultades para que los especiales y familiares obtuvieran sus derechos de ciudadanos. Es decir, surgen las leyes, pero ¿será que efectivamente están funcionando? Muchos consideran que algunos de los obstáculos para la obtención de los derechos de los especiales son la falta de conocimiento, la falta de acceso a las políticas públicas, las dificultades de información de la familia, la existencia de empleados capacitados que atiendan al especial y la concentración de todas las expectativas sobre la educación. ¿Podría comentarlo?

Cristina Delou: Todo eso deriva de la crítica a priori que se hace. No se conoce la política de inclusión, no se conocen los derechos, se hace una crítica a priori. Los años 90 son los años del neoliberalismo y la globalización. Solemos hacer críticas cuando nos vemos ante una política pública para inclusión. Casi decimos: mira, la culpa de que haya una política de esa naturaleza la tienen el neoliberalismo y la globalización, ¡abre los ojos! Sin embargo, estamos creando barreras en la formación de profesores, que es el canal de transmisión del conocimiento para las clases populares, hacia quienes se dirigen estas políticas públicas. No sabemos, por ejemplo, que en São Gonçalo hay una niña de seis años de edad que ya está jubilada por el “Beneficio de Prestación Continuada”6(BPC), porque la madre fue orientada en ese sentido por profesionales de las áreas de la salud y del servicio social. Eso es falta de formación para este tipo de política pública, es una falta de formación volcada hacia la investigación: vamos a ver qué es eso, qué es lo que se desea, vamos a proyectarlo para el futuro. ¿Cuál es la consecuencia de que haya hoy un Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) diciendo que tenemos el 23,91% de personas autodeclaradas con discapacidades y que pasan a tener derecho a jubilación a partir del momento en el que son declaradas incapaces? ¿Qué significa eso económicamente para el país? Vamos a hacer la crítica a partir del momento en el que conozcamos las consecuencias económicas de todo eso. Este tipo de asistencialismo, como en el citado ejemplo de la niña, surgió dentro de la política de inclusión y necesita ser denunciado y criticado. No es este el tipo de asistencia que las personas especiales necesitan, no son jubilaciones precoces y otras acciones de este nivel.

6 – Se trata de un beneficio concedido por el gobierno brasileño para ancianos y personas con discapacidades que no puedan mantenerse y cuyas familias no dispongan de condición financiera para mantenerlos. El beneficiario percibe un salario mínimo mensual.
Cristina Maria Carvalho Delou cristinadelou@id.uff.br
Cristina Maria Carvalho Delou. Profesora Asociada de la Universidad Federal Fluminense. Psicóloga. Doctora en Educación. Coordinadora del Curso de Maestría Profesional Diversidad e Inclusión y del Curso de Posgrado Lato-Sensu en Educación Especial e Inclusiva de la UFF.
Lucia de Mello e Souza Lehmann lehmannlucia@gmail.com
Lucia de Mello e Souza Lehmann. Profesora Adjunta de la Universidad Federal Fluminense en la Facultad de Educación y en el Curso de Maestría Profesional Diversidad e Inclusión. Editora Asociada de DESidades.