Reseña por Mariangela da Silva Monteiro
Escritos sobre la infancia y reflexiones sobre el futuro
Una coletánea de textos sobre la temática de la infancia es lo que nos presenta Lucia Rabello de Castro en su libro El futuro de la infancia y otros escritos. En él están presentes reflexiones sobre el futuro, no sólo de los niños, pero de todos que comulgan con ellas los significados y sentidos de la vida. Compuesto por textos escritos en momentos diferentes, el libro nos habla sobre la producción de la infancia contemporánea a partir de agentes diversos: la escuela, la política, la ciudad, la justicia, la literatura.
En los escritos, entrelazando presente y pasado, el futuro es visto desde otra perspectiva de comprensión sobre la infancia, renunciando las formas ya establecidas que encuadran la producción de conocimientos sobre el niño en estructuras previas. La autora reunió textos sobre infancia, juventud y adolescencia, producidos a través de investigaciones, docencia y extensión, así como actuación clínica, desde la década de 1970. La infancia como objeto de estudios e investigaciones significó un buceo en las insospechadas y profundas conexiones de afecto y memoria que el tema incita.
Durante años, teniendo como base la psicología, la autora se impuso el desafío de entender la infancia en un mundo de rápidas transformaciones, que configuran nuestros modos de vida, atravesados por formas diversas de comunicación, de vivencias del tiempo acelerado del espacio real y virtual, y por experiencias de convivencia, que, por veces, causan extrañamiento a la nuestra condición humana. En ese contexto, es necesario problematizar las concepciones estructurales que han orientado el modo de pensar y lidiar con la infancia.
Juntos, los textos tejen consideraciones sobre la vida en la contemporaneidad, discutiendo las dificultades en torno al lugar de los niños en la sociedad. Para la autora, nada parece más antiguo que la noción aún prevalente que ecuaciona los niños a seres que deben ser “llenados” con la razón y el conocimiento de otro.
Un análisis crítico es hecho sobre la cronología creada por las ciencias humanas, concibiendo el curso de la vida y, en él, la infancia, posibilitando que la edad sirva para la elaboración de un conjunto de normas de comportamientos, definiendo el lugar social del individuo, al mismo tiempo en que ajusta sus expectativas individuales a los sistemas etarios de derechos y deberes.
Así, se normalizaron los recorridos biográficos en fases y prácticas de vida humana, se delimitaron las posibilidades de que cada individuo tenía que desear ser. Por definición, la sociedad moderna concibió el niño como una fase preparatoria para la vida productiva, como un ser aún no listo, no socializado, inmaduro para participar de la vida en sociedad. Teorías sobre el desarrollo destacaron la edad, el estrato de edad, en los procesos de evolución y preparación. Hoy, somos llevados a creer que ciertos saberes sobre niños, jóvenes y adolescentes permanecen deudores de las determinaciones históricas y culturales.
Ante lo expuesto, se hace necesario deconstruir la diferencia entre niños y adultos, tal como fue producida por el pensamiento evolucionista, desarrollista y construir otros significados de diferenciación presentes en las dinámicas sociales, intergeneracionales e intrageneracionales actuales. La propuesta presentada es, por lo tanto, investigar como los actores – niños y adultos – emergen y se producen en el seno de las redes sociales e históricas.
Entre las dimensiones sociológica, filosófica y política, se queda evidenciado que las diferencias entre adultos y niños, así como entre los niños, sirven para cuestionar el orden vigente ,nos llevando a la discusiones sobre, por ejemplo, quien es ciudadano, quien puede participar, que virtudes la ciudadanía requiere en sus dispositivos de producción de exclusión, de marginalización, de silenciamiento. Eso nos permite cuestionar los lugares que se hicieron naturales y esenciales para la infancia.
Los textos hacen pensar que los niños no han sido reconocidos como actores sociales. Aun cuando actúan, ellos tienden a la invisibilidad, menospreciados sin participar de la construcción y de la inteligibilidad del mundo. Sin embargo, es posible recuperar la polémica de la acción creadora y la capacidad de inventar y reinventar el mundo planeado por los niños.
Se comprende que los sentidos de la vida para los niños y los adultos son establecidos por la convivencia, en un mundo compartido. En esta perspectiva, los hechos vividos en cada cultura pueden problematizar la linealidad temporal de la historia, indicando que en ella valen las repeticiones, los retornos y los desvíos que se sobreponen a lo que aparentemente fluye. Hay, entonces, la posibilidad de otras visiones frente al constreñimiento de linealidad. Reflexiones, a partir de la filosofía, son indicadas para dilucidar otra temporalidad, auxiliando en la ruptura con la cronología y con la cuantificación de la realidad, propuesta intensificada en cada texto.
El niño es alguien que tiene la virtud de lanzarse al mundo – actuar, aun cuando no conoce la realidad. Frente a los asombros de las iniciaciones, él tiende a inventar y no siempre sus acciones corresponden a lo qu se espera de él o la maneras preestablecidas de caminar y hacer – la infancia es el lugar de la (nov)edad. Esta inserción en el mundo no sería también significativa para el actuar del adulto frente a los asombros que la vida le provoca? Esa y otras cuestiones nos asaltan en el diálogo con los artículos presentados.