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“Redimir la política”: experiencias de militancia de jóvenes evangélicos de Argentina.

Un espacio de articulación político-religiosa

“Valores Para Mi País” (VPMP) es una agrupación político-religiosa que emergió en noviembre de 2008 articulada a partir de la figura de Cynthia Hotton. Su objetivo es convocar y capacitar a la feligresía cristiana para insertarla en lugares estratégicos de la estructura política, con la finalidad de “afectar a la sociedad” mediante la “transmisión de valores cristianos”. En esta lógica de agrupación intermedia entre lo religioso y lo político VPMP se presenta como un espacio ideológicamente plural y su visión de la política aparece atravesada por un discurso ético-religioso, en donde el campo político es construido como un área “corrupta” que es preciso “redimir” mediante la intervención “purificadora” de grupos cristianos, entendidos como la “reserva moral” de la sociedad (Pace, 2006).

De acuerdo con Casanova (1994), en el mundo contemporáneo y, de manera notoria, desde la década de 1980, se ha desplegado un proceso de “desprivatización” de lo religioso que supone el avance de las instituciones religiosas sobre la esfera pública en una “cruzada” por la reconfiguración de la sociedad civil. En este sentido, las “religiones públicas” constituyen una dimensión política clave en nuestras sociedades, siendo el campo de la sexualidad y el género un ámbito central en el cual se evidencia la intervención del factor religioso, ya sea tanto por los intentos de hegemonizar los sentidos atribuidos a esos términos, como por las acciones concretas destinadas a regular las prácticas en este ámbito.

Siguiendo a Vaggione (2005), para el caso argentino, desde la apertura democrática y frente a la creciente legitimidad que fueron adquiriendo las demandas de los movimientos feministas y por la diversidad sexual, las instituciones religiosas (especialmente católicas y evangélicas) han revitalizado su presencia pública y se han movilizado políticamente, con el objetivo de recuperar su hegemonía en torno a la moral sexual.

Es preciso señalar, asimismo, que la presencia de lo religioso en el espacio público no es novedosa en el escenario vernáculo, pues los vínculos entre religión y política son de larga data y suponen vasos comunicantes de doble dirección, así como la búsqueda mutua de legitimidades y recursos (Mallimaci, 2006). Por lo tanto, si bien el activismo religioso ha adquirido una innegable visibilidad en torno a las temáticas de género y sexualidad, su actuación no se agota únicamente en esos ámbitos, sino que se extiende a partidos políticos, sindicatos, movimientos sociales y en redes de asistencia social (Mallimaci, Giménez Béliveau, 2007).

En este contexto la experiencia de VPMP, por supuesto no es ni la primera, ni la única modalidad de participación de grupos cristianos en el escenario político nacional, sin embargo, constituye una de las experiencias más recientes y de mayor visibilidad debido a la exposición mediática de su dirigente, especialmente, durante los debates acaecidos en el país a propósito de la ley del matrimonio igualitario (2010).

Como indicamos anteriormente, VPMP se articula a partir de la diputada Cynthia Hotton. Si nos detenemos en su trayectoria, comprobamos que Hotton es evangélica de “cuna”, economista, diplomática y está casada con un destacado empresario hotelero. Tanto su esposo como su familia de origen poseen un alto prestigio dentro del círculo dirigencial evangélico. En cuanto a su posicionamiento en el ámbito político, Hotton cuenta con un lugar estratégico debido a la carrera diplomática de su padre, el ex-embajador y también reconocido evangélico Arturo Hotton. Con estos “capitales”, inició su carrera política en el partido RECREAR liderado por Ricardo López Murphy y a partir de la fusión de este espacio con el PRO, su derrotero político continuó junto a Mauricio Macri hasta la apertura de su monobloque parlamentario – tras la ruptura con el PRO-, en agosto de 2009.

A lo largo de su itinerario político y, especialmente, a partir de la asunción de su banca en octubre de 2007, Hotton puso de manifiesto su ferviente identidad religiosa, acción que considero nodal en su estrategia política, pues constituye su principal herramienta para la acumulación de recursos y apoyos tanto al interior del ámbito político, como del religioso. En la arena política, su identidad religiosa y su discurso centrado en “valores” le permitieron, por un lado, exhibir un perfil alejado de la “mala política” y, a su vez, presentarse como la dirigente que detentaba la potencialidad política de su comunidad de fe. Por otra parte, si nos centramos en el ámbito evangélico, la articulación de fuerzas en torno a su figura se complejiza. Si bien, en todo el espacio evangélico circula un discurso que exhorta a la participación política, no se han diseñado hasta el momento mecanismos internos de selección de representantes políticos, como sí sucede en el caso de Brasil con la “bancada evangélica”, que implica una estrategia de formación y selección de fieles por parte de la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD), con el objetivo de posicionar candidatos en todo el espectro político para lograr beneficios “corporativos” (Campos Machado, 2006; Silveira Campos, 2005). Asimismo, en la actualidad la comunidad evangélica argentina tampoco cuenta con un partido confesional capaz de articular la potencialidad política de movilización en un candidato, como sí sucede en otros países de Latinoamérica. En este marco, Hotton, para cultivar adhesiones y voluntades dentro de su comunidad de fe, recurrió a la exhibición activa de su identidad religiosa y negoció permanentemente el apoyo de las principales federaciones de iglesias y pastores. Asimismo, desde su gestión legislativa, tomó posiciones adversas frente al matrimonio igualitario, a la despenalización del aborto y de las drogas. Cuestiones de vital interés para los sectores dirigenciales de la comunidad evangélica argentina.

En el siguiente apartado presentaré cómo se inserta el sujeto juvenil en dicho espacio político-religioso, las características y sentidos que adoptó su participación y las múltiples articulaciones que se establecieron entre la militancia juvenil y la dirigencia.

Mariela Mosqueira marielamosqueira@gmail.com

Doctora en Ciencias Sociales y Socióloga de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Investigadora del CONICET en el Programa Sociedad, Cultura y Religión del CEIL. Especialidad: Sociología de la Religión. Docente de grado en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y docente de posgrado en la Universidad del Salvador. Co-fundadora de la Red Latinoamericana de Estudios sobre Juventudes y Religiones.