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Violencia autoinfligida: jóvenes indígenas y los enigmas del suicidio

Otro modo de lidiar con el suicidio está presente en la sociedad Sorowaha/Suruwaha, pueblo que vive en los ríos Coxodoá y Riozinho, afluentes del margen derecho del río Cuniuá, tributario del margen izquierdo del medio río Purus, estado de Amazonas. La historia de ese pueblo parecer haber sido una saga contra el desorden instaurado en la región, en las primeras décadas del siglo XX, por las epidemias que abatieron las comunidades. El despoblamiento, muy probablemente, los llevó a procurar medios para rehacer la vida, juntándose y constituyendo una nueva sociedad a partir de las comunidades despobladas. Del nuevo acuerdo resultó un pueblo unido en lengua, formas de reciprocidad y protección. Parte de esa cohesión parece haber consistido en deshabilitar las funciones de los rituales, distribuidas entre diferentes personas, afectando especialmente a los poderes chamánicos de viajar al cielo y retornar a la tierra. Los poderes chamánicos concentran el conocimiento especializado de los cosmos, de los espíritus que curan, que matan y diseminan enfermedades, pudiendo afectar a individuos infractores, o incluso, vengando a personas o grupos.

Cuando, durante diversos momentos del siglo XX, o incluso en momentos anteriores, las epidemias alcanzaron a los pueblos de la Amazonia en función de la presencia violenta de agentes de las sociedades brasileña, boliviana, colombiana y todos los agentes civilizatorios del capital, esos pueblos quedaron expuestos a la explotación de la goma y el caucho, de la sorva, de la extracción de la madera, de los recursos mineros y otros recursos naturales. Esa coyuntura expandió el terror, los miedos y traumas: hombres y mujeres, niños y viejos se tornaron vulnerables a los ataques constantes; mujeres y niños fueron robados, violados, hombres torturados y asesinados, ancianos abandonados. Una de las formas más violentas de exterminio de las vidas indígenas fueron las epidemias – sarampión, gripe, viruela, tuberculosis y otras – que causaron grandes cantidades de muertes, dejando las comunidades sin recursos, pues no había fuerza de trabajo, ni para enterrar tantos cadáveres. Y no hubo más control sobre los poderes de los chamanes, que estaban en guerra unos contra otros: las enfermedades eran causadas por los hechizos colocados por los chamanes; de modo general, simplificando la explicación, es siempre un chamán de otra comunidad quien envía hechizos mientras protege y cura a su propia comunidad.

La tamaña fuerza de las epidemias causó un clima generalizado de desconfianzas y acusaciones. Así, muchos chamanes fueron asesinados, ya que era preciso cortar el mal de raíz, pues ninguno de ellos tenía la fuerza para contener la epidemia. De ese modo, las acusaciones de hechicería se recrudecieron en muchas regiones, implicando diversos acuerdos sociales: algunas comunidades ocultaron la presencia de chamanes – ellos estaban presente, pero no se admitía su existencia ante los extranjeros; otras aumentaron la visibilidad de la hechicería, realizando rituales de cura en el patio de la aldea, y otros permanecieron sin chamanes. Lo que significaba que era preciso morir para ir al cielo, y que el individuo necesita decidir cuándo y de qué forma quiere hacer su viaje.

El pueblo Suruwaha, parece haber optado por no tener chamanes, distribuyendo sus poderes y minimizando sus fuerzas. Así, existen tres caminos posibles para cruzar la bóveda celeste: el camino de la muerte, que acompaña el recorrido del Sol, por donde van los que murieron en la vejez; el camino del timbó kunaha, la trayectoria de la luna, por donde van los suicidas; y el camino de la cobra, el rastro del arcoíris, la ruta de los que mueren por la picada de cobra. Sentimientos como afectos, rabia, nostalgia, vergüenza conforman la trama que conduce al suicidio. Determinado sentimiento provoca irritación o contrariedad, entonces, el individuo destruye sus pertenencias; él es dejado solo para que desborde su agresividad. Si eso no fuera suficiente, el individuo emitirá un grito y correrá en dirección a un campo; arrancará raíces de timbó y se dirigirá a un arroyo, donde exprimirá y masticará el timbó para extraer su sumo. Seguidamente, beberá agua para activar los efectos tóxicos. Si hasta este momento nadie consigue detenerlo, él correrá de vuelta para la casa; allí será acudido por sus parientes y otras personas, provocando vómito, calentando el cuerpo con abanicos calientes, batiendo en sus miembros adormecidos, gritando en sus oídos para despertarlo manteniéndolo siempre sentado. El procedimiento puede o no salir bien, ya que depende de la cantidad de sumo de timbó que fue ingerido. La eventual muerte genera una fuerte conmoción y luego se inicia el ritual del llanto; eso motiva a otras personas, después de horas o días, a realizar nuevos intentos de suicidio (Dal Poz, 2017, p. 186-187).

Los actos suicidas forman parte del cotidiano Suruwaha e involucran a personas de todas las edades, aunque el grupo entre 15 y 20 años es el más afectado. En este grupo, también se encuentra un número mayor de jóvenes del sexo masculino. La opción de librarse de las contrariedades a través del camino del timbó no puede ser explicada como consecuencia directa de la actuación del frente de expansión de la sociedad brasileña:

Para los Suruwaha, los muertos por kunaha, capturados por la subjetividad no humana del espíritu del timbó, viven una alteración que los transforma en presas por excelencia. A través de la práctica del envenenamiento, los Suruwaha proyectan, en este mundo en transformación, su constitución como humanos en contraste con los muertos no humanos, alterados en la nueva condición de presas del veneno (Aparicio, 2017, p. 223).

Pido disculpas por simplificar en demasía la complejidad de esa práctica Suruwaha que tanto preocupó a aquellos que los conocieron de cerca y contribuyeron a que ellos pudiesen establecer relaciones pacíficas con los frentes económicos depredadores regionales. Infelizmente, ellos no son comprendidos plenamente, y se tornaron también presas fáciles de ilusiones religiosas manipuladoras de los significados de la planta-chamán, el timbó:

Para los Suruwaha la expresión bahi se aplica a los animales cazados, abatidos bajo el efecto del curare de las flechas: podríamos traducir bahi como “presa, víctima”, una posición cosmológica opuesta a la condición de agy, propia de los depredadores, de los cazadores. (…) Las víctimas de la ira de los chamanes adversarios son mazaru bahini, “presas del hechizo”, y los muertos por envenenamiento son kunaha bahi, presas del timbó. El punto de vista misionario parece fundar para los Suruwaha una nueva posición en el mundo. Los Suruwaha, que a lo largo de las últimas generaciones viven una metamorfosis en presas de veneno, se encuentran ahora, a partir de la acción de los misionarios, en un nuevo proceso de transformación: ellos son Jasiuwa bahi, las presas de Dios (Aparicio, 2017, p. 226).

Esos casos demuestran la variedad de los actos de suicidios entre los jóvenes indígenas en Brasil. No se trata de invocar modalidades clasificatorias, pero parece que tienen en común el contexto social y económico que propicia encuentros y desencuentros opresores, violentos y de expropiación. Les roban a los indígenas sus tierras, sus riquezas, sus aguas, sus valores y amenazan su filosofía del buen vivir. Pero su religiosidad y su espiritualidad los apoyan en su camino de resiliencia y dignidad.

Referencias Bibliográficas

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Resumen

Este artículo trata del suicídio entre jóvenes indígenas, a partir de datos registrados en lo Relatório de Violência Contra os Povos Indígenas no Brasil, publicado anualmente por el Conselho Indigenista Missionário – CIMI. Los registros muestran la evolución de los hechos ocurridos, en el ámbito del territorio brasileño, pero, no agotan plenamente la realidad. Aunque sean parciales, los datos revelan tendencias, provocan dudas y muchos cuestionamientos. El suicidio es un hecho social total complejo, que se da en el ámbito del libre arbitrio e involucra una constelación de factores asociados a las condiciones socioculturales, ambientales, existenciales etc., que componen el contexto de cada pueblo indígena en el cual tiene lugar los episodios relatados. Son relatados algunos episodios actuales e históricos para demostrar la variedad de hechos, esto es, las modalidades de los casos, sin, no obstante, tipificarlos. El aumento del número de suicidios entre jóvenes indígenas ha sido preocupante y moviliza las conciencias y la necesidad de registrarlos.

Palabras-clave: jóvenes indígenas, suicidio, pueblos originarios, complejidad.

Fecha de recepción: 15/07/2019
Fecha de aceptación: 18/11/19

Self-directed violence: young indigenous population and the enigmas of suicide

Abstract

This article discusses suicide among young indigenous people, through the data contained in the Report of Violence Against Indigenous Populations in Brazil (Relatório de Violência Contra os Povos Indígenas no Brasil), published anually by the Missionary Indigenous Council (Conselho Indigenista Missionário – CIMI). The data collected shows an increase in occurrences in brazilian territory, however, it doesn’t completely cover this reality. Even if partial, the data reveals tendencies, provokes doubts and several questions. Suicide is a complex social fact, that occurs in the realm of free will and involves a constellation of factors associated with socio-cultural, environmental and existential conditions that compose the context of each indigenous population where said episodes take place. A few present and historical cases are narrated in order to showcase the variety between individual occurrences, albeit without the intent of categorization. The increase in the number of suicides among young indigenous people has been a concern and rallies consciences and the need to document cases.

Keywords: young indigenous people, suicide, native people, complexity.

Lucia Helena Rangel lucia.rangel@uol.com.br

Profesora doctora del Departamento de Antropología de la Pontifícia Universidade Católica de São Paulo (PUC-SP), Brasil; investigadora en el campo de la etnología indígena; asesora en antropología del Conselho Indigenista Misionário (CIMI), Brasil.