DESidades

De un lado, el imaginario social fantasioso de que nada puede ser más importante que ser joven; del otro, la condición real de la juventud marcada por relaciones violentas y deshumanizadas con los adultos. De un lado, la seducción de no necesitar crecer y envejecer, tener que asumir responsabilidades y el cuidado con los otros – ¡permanecer suficientemente joven! Del otro, las inquietudes provocadas por las pérdidas y elecciones inevitables a lo largo de la vida que aseguran el sentido inexorable de la incompletud de la existencia. Adultos y jóvenes se enredan en un juego de imágenes que los distancia a ambos de la construcción de una reciprocidad generacional afinada con las demandas de la vida actual. A la idealización de ser joven parece corresponder el terror del envejecimiento y el empobrecimiento de significados del lugar de adulto en la sociedad contemporánea. ¿Cómo aguantar ser adulto frente a la negatividad que esta posición acarrea hoy? ¿Cómo colocar en suspenso la perfección mítica imputada a la juventud para poder verla como demandante a los adultos de que inicien el proceso de construir conjuntamente con los jóvenes el lazo generacional? El asesinato de jóvenes en Rio de Janeiro, y en todo Brasil, principalmente los negros y pobres en manos del aparato policial con la connivencia de todas y todos, expone cómo la sociedad adulta brasileña está respondiendo a estas cuestiones. Antes de morir, el joven Marcus Vinicius da Silva, habitante del Complexo da Maré en Rio de Janeiro, quien fue herido y muerto en la operación de las fuerzas policiales militares que invadieron este barrio en el último día 20 cuando él estaba en camino a la escuela, pregunta a su madre: “¿Ellos no vieron que estoy usando el uniforme de la escuela?”. Lea más.