La protección de la infancia y las relaciones intergeneracionales.
Presentamos los principales resultados construidos por los grupos de adultos cuando debatieron su papel frente a la generación de la infancia, tomando el “Caso Wilson”. Los participantes precisaban decidir: ¿qué hacer con el niño? El objetivo de la actividad fue verificar como la protección aparece en las posturas de los grupos de adultos.
Padres, profesoras y la instrucción del niño: el papel de los adultos para con la infancia “idealizada”.
Primeramente, destacamos que, en todos los grupos, hubo adhesión de los participantes a la valoración presentada en la historia: Wilson es muy pequeño para demostrar interés por temas como el sexo y las drogas – relatados en la historia – y, por eso, su comportamiento fue juzgado como inadecuado. Además de definir a Wilson por su corta edad y supuesta inmadurez, los participantes de la investigación asumieron también la curiosidad como una característica casi natural del niño, y a partir de eso intentaron justificar el comportamiento del niño de la historia.
El tema de la protección surgió cuando los grupos debatían cuál sería el papel de los padres en el trato con los hijos. Los participantes de la investigación defendieron que el adulto debe regular el acceso del niño a contenidos inapropiados, especialmente para un niño de poca edad como Wilson. “Creo que debe ser regulado lo que él habla y con quién habla. Entonces tiene que explicar la situación y los momentos en que él no debe discutir ciertos asuntos”, dice Felipe2, integrante del Grupo III. La atribución adulta sería regular los temas que interesan al niño. Cuando cuestionamos en los Talleres, los participantes revelaron que comprenden que la función de esa regulación es educativa y también se concreta como una medida de protección, pues busca garantizar que el niño conozca temas delicados, como sexo y drogas, de forma más “adecuada” y ahorrándosele experiencias dañinas. Para ejercer esa regulación, los adultos deberían establecer diálogos con los niños, ya que “el diálogo reduce los riesgos”, dijo una de las participantes. Entonces, en el “Caso Wilson”, sería mejor que la familia y la profesora trataran las demandas, dialogando con el niño sobre el asunto.
Incluso, al problematizar la noción de “diálogo” entre los grupos, parte de los adultos se refirió más a la idea de que ellos deben hablar con el niño para “instruirlo”, por lo que no se trata del establecimiento de un “diálogo” propiamente – ya que el adulto sería aquel que ofrece adecuadamente información al niño, quedando poco espacio para que él también escuche lo que el niño tiene que decir. El papel de los adultos de instruir, y no exactamente, dialogar, manifiesta la pasividad con que los adultos perciben a los niños, principalmente en los episodios donde se juzga que la instrucción ayudará al niño de alguna manera. Al mismo tiempo, la orientación ofrecida al niño sería una manera del adulto protegerlo a través de la instrucción.
Los participantes de la investigación estuvieron de acuerdo respecto a cuál sería, en términos generales, el papel de los adultos – regular contenidos e instruir a Wilson – y consideraron que cada uno de los personajes adultos “debe” actuar para intentar ayudar al niño. Incluso, los grupos adoptaron posturas distintas cuando fueron discutidas las acciones específicas que corresponderían a cada personaje, y la responsabilidad que correspondería a cada adulto, como mostraremos a continuación.
2 Todos los nombres propios utilizados en este trabajo son ficticios para garantizar el anonimato de los participantes de la investigación. Felipe es un nombre ficticio.