Moema Costa

Lo lúdico en cuestión: juguetes y juegos indígenas

Jugando en territorio Xikrín

Las aldeas ‘Xikrín’19 tienen forma circular, semejante a la de las aldeas ‘Kayapó’, consisten en unidades residenciales, dispuestas una al lado de la otra y al centro se encuentra ‘mentorodjo’ (plaza), donde está situado ‘ngob’, la Casa de los Hombres, donde los hombres se reúnen para tomar decisiones, hablar y preparar las fiestas. En las aldeas el ‘mentorodjo’ (plaza) es sede de fiestas en momentos rituales, pero en la vida diaria se constituye en el espacio de tránsito entre una casa y otra, donde las familias se reúnen al final de la tarde para charlar y los niños – según la edad – juegan en pequeños grupos. Algunos corren, otros juegan al fútbol, de la misma manera que los jóvenes y los adultos.

Otro espacio de socialización, donde los niños pueden ser vistos, son las llamadas «cocinas», dispuestas detrás de las casas, que consisten en construcciones hechas de troncos de madera y techo de paja, algunas tienen paredes de madera o de relleno, otras están desprovistas de paredes. Las «cocinas» siguen la forma circular de la aldea, dibujando un anillo alrededor de las casas. Según Silva, es allí donde

… son realizadas la mayor parte de las actividades diarias. Es en esas estructuras que los Xikrín suelen pasar varias horas del día, procesando y consumiendo alimentos, charlando, divirtiéndose entre ellos y con sus hijos, practicando la pintura corporal y produciendo la mayoría de sus ítems materiales … (2000, p. 121.).

En las aldeas Xikrín los niños pueden ser vistos reunidos por edad o cerca de los adultos de sus familias en momentos de trabajo y ocio. Durante la infancia, las actividades que realizan son marcadas por la división sexual del trabajo, las ‘kurere’ (niñas), por ejemplo, acompañan a las sesiones colectivas de pintura corporal hechas por las mujeres adultas, quedan allí observándolas y a veces juegan a pintar su propia piel, la de un bebé, o aún sus muñecas20.

Así, el grupo estaría socializando a la niña como futura pintora. Mauss considera que

… en todos estos elementos del arte de usar el cuerpo humano, dominan los hechos de educación… El niño, como el adulto, imita los actos que tuvieron éxito y que vio triunfar en personas en las que tiene confianza y tienen autoridad sobre él… el individuo toma prestado la serie de movimientos de que se compone observando el acto realizado frente a él o con él por los otros. (1974, p. 215).

La ‘kurere’, de esta forma, ensaya para convertirse en una pintora cuando adulta, hace y rehace la pintura en su piel, o en el papel, o aún en bebés que normalmente cuidan. El ensayo, por más experimental que parezca, no disminuye la responsabilidad y la autonomía de los participantes, ni devalúa el carácter educativo, lúdico e identitario de los juegos: la joven madre ensaya en el cuerpo del hijo recién nacido hasta ganar práctica y técnica mejorada, actividad que demuestra también afecto de parte de la madre, que socializa al niño dentro del grupo (Vidal, 1992), y las formas de intervención en el cuerpo hacia la fabricación sociocultural de las niñas indígenas mujeres.

En las escuelas de las aldeas los niños dibujan adornos, armas, fauna y flora de la región, así como el espacio de la propia aldea. Estos dibujos son manifestaciones que revelan/registran valores desarrollados por el grupo, convirtiéndose en un estándar de identificación de la persona frente a uno mismo y los otros (Mauss, 1974). El grafismo es lenguaje visual cargado de simbolismo21, que es socializado y aprehendido por todos, dentro del grupo.

Tomando el dibujo hecho por Mokuka Xikrín22 (Figura 1), se observa que desde temprano los niños dominan los artefactos relacionados a la cultura. En la escuela, las armas utilizadas en la aldea fueron cuidadosamente dibujadas una al lado de la otra: un arco, dos flechas con puntas distintas y una borduna23 espatulada, tales objetos son utilizados en momentos rituales como el ‘Merereméi’, aunque a menudo los artesanos Xikrín preparan miniaturas para el disfrute de los niños.

Figura 1. Dibujo Mokuka Xikrín: armas Xikrín
Figura 1. Dibujo Mokuka Xikrín: armas Xikrín

El registro permite mirar lo vivido en las aldeas, sean las cazas, pinturas, rituales, confección de artefactos, entre otros, siempre hechos bajo la mirada atenta de niños y jóvenes que aprenden y transmiten de generación en generación las referencias culturales Xikrín.

Se observa, por medio de los dibujos (Figura 1), el registro de la educación y la significación aprendidas a diario en las aldeas. La producción de artefactos refleja, aún, la continuación del uso de equipos y materias primas, según las creencias, valores y mitos – estos últimos aportan, a veces, el origen de personas y objetos atribuidos a los antepasados y/o héroes mitológicos.

En la reserva técnica de UFPA, los juguetes Xikrín suman un total de nueve piezas entre miniatura de ‘djudjê’ (arcos), ‘kwakê-kakiére’ (flechas), ‘ngô-tói’ (sonajeros), ‘mekarón’ (juguete trenzado) y ‘kokói’ (figura de fibra vegetal que representa el mono capuchino). Los artefactos registrados dejan evidente el cuidado de los niños hacia el acabado y la reapropiación de dimensiones naturales para que sean manejables por niños y jóvenes. Al observar la miniatura de arco (Nº. 188) y flecha (Nº. 210) entendemos que están destinados a los jóvenes, así como el arco en miniatura (Nº. 211) y la flecha (Nº. 212) corresponden a los niños, tales diferenciaciones indican los cuidados y la manera de socialización de los Xikrín en los últimos 50 años.

El juguete antropomorfo trenzado en hojas de babasú (Nº. 213) «es una máscara en formato pequeño, que les sirve de juguete a los niños» (Frikel, 1968, p. 61). Los elementos constitutivos del artefacto – cabeza, tronco y miembros – son producidos por separado y montados a través de cuerdas de fibra vegetal. Frikel (1968) nos informa de que la confección es de orden masculino.

El juguete anterior de la producción del ‘Kokói’ (Nº. 214 y Nº. 215) es masculino, los padres los fabrican para sus hijos. El muñeco de fibra vegetal que representa el mono capuchino está confeccionado con hojas de castaño y presenta manos y pies hechos con tres dedos, y, según Frikel, «[hacen] recordar ciertas representaciones en dibujos rupestres» (1968, p. 61).

Los ‘ngô-tói’ (miniatura de sonajero, Nº. 293 y Nº. 294) son producidos con el mismo material de los sonajeros destinado a los adultos, sin embargo, debido a que son más pequeños y para los niños, no tienen punta de paxiúba24 y presentan el tamaño inferior del asta. Este instrumento musical de uso infantil sirve para calmar a los niños y para jugar y son fabricados solamente por los hombres, aunque utilizados por todos en la aldea.

Tales juguetes forman parte de la Reserva Técnica de UFPA y representan para el grupo Xikrín momento histórico de contacto reciente, en los años 60. Hoy todavía es posible ver arcos, flechas y miniaturas de sonajeros siendo utilizados por los chicos en la aldea, a diferencia del juguete trenzado y el muñeco de fibra, que ya no se fabrican. Sin embargo, según Cohn, la cultura material dirigida a los niños «… se ha enriquecido con nuevos juguetes, inspirados en un mundo conocido hace poco tiempo, como las hélices de avión o cometas» (2002, p. 117.). Por lo tanto, actualmente los Xikrín compran algunos juguetes en las ciudades industrializadas cerca de la zona indígena.

19 – Ubicadas en la tierra indígena Xikrín del Cateté en el sudeste de Pará, son llamadas Cateté y Djudjê-kô. Sobre los Xikrín y, específicamente, los artefactos bajo la custodia de la UFPA, véase Domingues-Lopes (2002).

20 – Sobre las actividades en las «cocinas» y las pinturas de jenipapo en muñecas de plástico compradas en el comercio de Maraba/PA, véanse el texto y las fotos de Vidal (1992).

21 – Sobre lenguaje simbólico, consultar: Vidal y Müller (1986) y Ribeiro (1989).

22 – Estudiante de la Escuela Indígena Bep-Karoti, 14 años, haciendo el 4ª año.

23 – Arma indígena de madera compacta, en general cilíndrica y larga. (N.T.)

24 – Especie de palmera (N.T.)

Rita de Cássia Domingues-Lopes ritalopes31@yahoo.com.br

Antropóloga, máster en Antropología por la Universidad Federal de Pará (UFPA), profesora del curso de Ciencias Sociales de la Universidad Federal de Tocantins (UFT), Campus de Tocantinópolis.

Assis da Costa Oliveira assisdco@gmail.com

Abogado, máster en Derecho por la Universidad Federal de Pará (UFPA), profesor de la Facultad de Etnodesarrollo de la UFPA, Campus de Altamira.

Jane Felipe Beltrão janebeltrao@gmail.com

Antropóloga e Historiadora, doctora en Historia por la Universidad Estadual de Campinas (UNICAMP), profesora de los Programas de Posgrado en Antropología (PPGA) y Derecho (PPGD) de la Universidad Federal de Pará (UFPA).