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El sufrimiento psíquico de niños y jóvenes en los días actuales

Entrevista de Sonia Borges y Renata Monteiro con Edson Saggese

Sonia Borges – Queremos agradecerle por haber aceptado nuestra invitación. Primeramente, nos gustaría preguntarle si pudiera hablarnos algo sobre su entrada e interés en la clínica con niños y adolescentes.

Edson Saggese – Mi entrada en la clínica con niños y adolescentes se produjo hace aproximadamente un poco más de 40 años, cuando llegué al Instituto de Psiquiatría (Universidade Federal do Rio de Janeiro) y existía la clínica de orientación de la infancia. Llegué allí en la década de los años 70 y esa clínica era una de las primeras del Brasil, creada en los años 50. Era una clínica con un modelo que había en Inglaterra y Estados Unidos, de orientación de la infancia, a partir de la teoría psicoanalítica. Entonces, entré en la clínica con niños y adolescentes no como psiquiatra, pero ya a partir de ese interés del psicoanálisis por niños y adolescentes. Hice una especialización allí, pasé a trabajar en el instituto y, curiosamente, en la época, no existía una clínica de adolescentes. No solo en el instituto, sino en todo Brasil. No existía una clínica de salud mental de adolescentes, y el instituto, curiosamente, atendía a niños de hasta 12 años y a adultos a partir de 18. Entonces, entre los 12 y 18 años, ¿qué se hacía? Creo que ese no era un problema específico del instituto, sino que era, en cambio, una expresión de que no se pensaba sobre la adolescencia. Entonces, participé de la creación del primer servicio de adolescencia que tuvo el instituto, y probablemente, uno de los primeros de Brasil, para llenar un poco esa laguna que existía de servicios para adolescentes entre 12 y 18 años. En fin, entre otras cosas, la existencia de esa laguna fue algo que, de alguna manera, me instigó a pensar en por qué la adolescencia no era vista. Por eso, desde temprano me marcó el interés por la adolescencia y el psicoanálisis, a pesar de haber tenido una formación médica, psiquiátrica.

Renata Monteiro – Edson, ¿ese servicio es el SPIA1 ?

Edson Saggese – Si ustedes me permiten, el SPIA no es un nombre que particularmente me agrade. En los años de 1990, creamos un nuevo servicio en el instituto que llamamos CARIM – Centro de Atención y Rehabilitación de la Infancia y Mocedad – porque creímos que se escuchaba mejor CARIM que SPIA, ya que SPIA tiene una connotación un poco persecutoria. Ese servicio fue uno de los primeros también que incorporó la idea de un CAPSi2 . No se le llamaba así oficialmente en el Ministerio de Salud, pero tal vez ese haya sido uno de los primeros CAPSi de Brasil. A mí me incomoda un poco ese nombre, CAPSi, Centro de Atención Psicosocial a la infancia. Siempre reclamé, ¿por qué no incluir también a la adolescencia? Porque si hay un grupo etario celoso de su individualidad, ciertamente ese grupo son los adolescentes. Entonces, por eso no me identifico con ese nombre de SPIA.

Renata Monteiro – Usted coordina un curso de especialización en el Instituto de Psiquiatría, cuyo nombre es Psiquiatría y Psicoanálisis con niños y adolescentes. A partir de esa experiencia y de tantos años de hacer clínica, ¿qué tendría que decir sobre el estatuto del sufrimiento psíquico entre niños y adolescentes en los días actuales?

Edson Saggese – Bueno, ese sufrimiento no conoce barreras etarias, él se presenta a veces de forma diferente según los grupos etarios. Incluso, esa frontera, sufrimiento psíquico, parece ya estar excluyendo el cuerpo y no solo en el niño el sufrimiento psíquico se presenta unido al sufrimiento del cuerpo. No existe tal límite. No obstante, adoptamos esa manera de hablar porque tal vez eso nos facilite separar algo que tiene un fuerte componente psíquico, de aquello que es primariamente físico u orgánico. Entonces, yo podría decir, o por lo menos enfatizar, que lo que veo es una acentuación y un cierto cambio en las formas del sufrimiento psíquico, sobre todo, en la adolescencia. Con la característica de que la adolescencia es algo mucho más sociocultural, que algo que responda propiamente a la pubertad, o a cambios orgánicos. Por lo tanto, podemos decir que esa adolescencia se extiende – ese sufrimiento acentuado en la adolescencia – hasta lo que considerábamos, no muchas décadas atrás, infancia. O sea, cuestiones de la adolescencia comienzan a surgir mucho más precozmente de lo que llamaríamos como infancia y se extienden mucho más allá de lo que el Estatuto del Niño y del Adolescente reconoce como adolescencia, que iría hasta los 18 años. De modo que, el concepto de mocedad, juventud, como ustedes saben, el concepto de juventud, lo encuentro mucho más significativo que la definición puramente legal de adolescencia. Insisto en que muchas cuestiones que eran pensadas en la adolescencia comienzan a surgir más precozmente también entre los niños.

Renata Monteiro – Entonces, en ese mismo sentido, en términos de síntomas, de quejas y hasta de intervenciones… Primeramente, nos gustaría saber si habría una nueva sintomatología, una nueva forma de demanda, de encaminamiento llegando a los servicios, y si eso ha provocado cambios en las intervenciones y en la intervención clínica en relación a estas demandas.

Edson Saggese – Bueno, dividiendo la respuesta en dos partes, creo que los cambios en la forma de expresión del sufrimiento existen. Las transformaciones en el Otro hacen que las formas del sufrimiento psíquico cambien. Un ejemplo muy relevante de eso son las grandes crisis histéricas que marcaron el final del siglo 19 o inicio del siglo 20. No es que ellas hayan desaparecido, sino que dejaron de tener la relevancia o la atención que tuvieron antiguamente. ¿Por qué? Porque el espacio social, la red sociocultural para acoger el sufrimiento tras los cambios y la forma de expresarse ese sufrimiento, cambia. De modo que, en el presente – dando un salto para este siglo 21 – tenemos paulatinamente alguna cosa que va en dirección de una acentuación del individualismo, y también una concentración sobre el cuerpo, cada vez más como un representante más determinante del sujeto, o sea, el sufrimiento se expresa tal vez menos, o tiene que dividir su expresión simbólica con expresiones mucho más concretas. Entonces, la cuestión de los cortes, la cuestión de la preocupación por el cuerpo, la anorexia, la obesidad, los pasajes al acto, en términos de intento de suicidio, se trata de algo que atraviesa, no solo, pero en muchas ocasiones, lo corporal. El punto complicado de hablar sobre eso es que pareciese que las otras formas de sufrimiento psíquico desaparecieron, como la histeria y otras. No, no creo que hayan desaparecido las formas clásicas como las psicosis, pero conviven con las nuevas formas, o cedieron algún espacio ante las nuevas formas de presentación del sufrimiento psíquico, lo que, de algún modo, complicó un poco la respuesta de aquellas personas preocupadas con la infancia y la adolescencia.

Las respuestas que se dan ante las viejas y nuevas formas de sufrimiento psíquico en la infancia y adolescencia, han sido, como promedio, muy ruines. ¿Por qué? Debido a una serie de factores. Las respuestas, así como la presentación, están muy marcadas por una cierta concreción corporal, las respuestas también están marcadas por una medicalización muy grande en la infancia y la adolescencia. Cuando digo medicalización, tenemos que explicarnos un poco. Se trata de un desdoblamiento de aquello que Michel Foucault va a decir sobre la medicalización, la interferencia del saber médico, más propiamente psiquiátrico, sobre la vida. Pero también se trata, específicamente, sobre la medicalización en el sentido mismo del uso de medicamentos. No solo considerar o colonizar el sufrimiento psíquico a través del saber de la Psiquiatría, sino responder a todo eso marcadamente a través de la medicación. Es claro que, si ustedes quisieran, hablo más sobre este tema, pero es algo extenso explicar cómo llegamos a esto.

1 – Servicio de Psiquiatría de la Infancia y Adolescencia.
2 – Centro de Atención Psicosocial Infanto-juvenil.
Edson Saggese edsonsaggese@gmail.com
Psicoanalista, psiquiatra y profesor del Instituto de Psiquiatría de la Universidade Federal do Rio de Janeiro (UFRJ), Brasil, donde fundó el CARIM, uno de los primeros CAPSis del país. Creó y coordina el grupo de investigación Proadolescer. Entre sus últimas publicaciones se destacan los livros: Juventude e Saúde Mental: a especificidade da clínica com Adolescentes, Rio de Janeiro: Cia de Freud, 2015 y Proadolescer: pesquisa e clínica com adolescentes na rede de saúde mental, Rio de Janeiro: 7 Letras, 2013.

Renata Alves de Paula Monteiro rapmonteiro2014@gmail.com
Profesora Adjunta del Instituto de Psicología de la Universidade Federal Fluminense (UFF-Niterói), Brasil. Investigadora permanente del Núcleo Interdisciplinar de Pesquisa e Intercâmbio para a Infância e Adolescência Contemporâneas (NIPIAC/UFRJ). Editora Asociada de la Revista DESidades. Coordinadora del curso de posgrado lato sensu Psicanálise e Saúde Mental (UFF). Miembro del Espacio-Taller de Psicoanálisis.
Sonia Borges soniarborges@uol.com.br
Psicóloga Clínica, Máster y Doctora en Psicología por la Universidade Federal de Rio de Janeiro (UFRJ), Brasil. Graduada en Comunicación Social, con habilitación en Periodismo, por el Centro de Ensino Unificado de Brasília. Investigadora permanente del Núcleo Interdisciplinar de Pesquisa e Intercâmbio para a Infância e Adolescência Contemporâneas (NIPIAC/UFRJ). Editora Asociada de DESidades – Revista Eletrônica de Divulgação Científica da Infância e Juventude.