Foto: Gerd Altmann

La sociabilidad automatizada de los niños brasileños en las redes sociales

Amanda Antunes – ¿Cómo están siendo conducidos los estudios sobre el fenómeno de los niños youtubers?

Renata Tomaz – La producción de conocimiento sobre ese asunto es reciente, así como el propio fenómeno. En los años 90, periodo en que la computadora personal se populariza y se consolida en las casas, se da un pánico moral sobre los impactos negativos de esas tecnologías sobre la vida de los niños y adolescentes. Con la intención de responder ante esa inseguridad, surgen investigaciones empeñadas en entender si el problema está en tener la computadora en casa y el niño tener acceso a ella o en el uso que él puede hacer de ella. Si el uso que el niño hace de la computadora, de forma adecuada, instruida, supervisionada, podría ser algo positivo o negativo.

En esta época, hubo un incremento de los estudios que apuntan hacia las formas en que los niños usan la tecnología positivamente. El término media literacy aparece en 1983, cuñado en el libro “Towards new literacies”, escrito por David Buckingham. Es el primero creado para abordar la idea de leer el mundo y producir textos sobre él por medio de otras formas que no son la literalidad tradicional. Pero la Unesco utilizaba el término media education desde los años 1970 para ilustrar la necesidad de que la escuela, en especial, utilizase los medios en los procesos formales de educación. En el 2011, la Unesco pasó a adoptar el término media and information literacy, reconociendo la necesidad de procesos encaminados a una alfabetización mediática e informacional.

Comenzaron a surgir muchos estudios que buscaban descubrir formas en que los niños usan la tecnología positivamente. Especialmente en los países de lengua inglesa, crecen, al final del siglo XX e inicio del siglo XXI, los llamados a que se invierta en la educación para los medios, pensada muchas veces de forma sinonímica a las expresiones alfabetización mediática, competencia mediática, media literacy y, más recientemente, según fue propuesto por la Unesco, media and information literacy – alfabetización mediática e informacional, en español. En Brasil, esa corriente de estudios ganó bastante fuerza en los últimos años – sobretodo, en el campo de la Educación – discutiendo lo que llamamos medios-educación. Estas investigaciones se proponen analizar las competencias mediáticas de los niños, o sea, lo que ellos pueden realizar por medio de esos nuevos lenguajes. Se proponen construir modos de investigar, pero también proponer herramientas que permitan el buen uso de las nuevas tecnologías por parte de los niños.

Los usos y las posibilidades que los niños tienen a partir de su inserción en el mundo digital también pasaron a ser temas ampliamente tratados en investigaciones sobre nuevas formas de identidad y de inserción social. De repente, aquel niño que no tiene tantos amigos en la escuela, que no consigue hacer tantas amistades, no consigue encontrar un grupo adecuado para aproximarse, encuentra, en el juego online del Minecraft, un modo diferente de insertarse socialmente. Los jugadores van a buscarlo en el mundo virtual, van a seguir sus consejos, él va a ser elogiado, aplaudido.

Por fin, hay cada vez más investigaciones sobre los riesgos que esos usos traen aparejados. Lo que Sonia Livingstone expresa es que no nos es posible pensar en las oportunidades sin pensar en los riesgos. Existe una producción académica creciente que analiza las cuestiones de bullying, la temática de la pedofilia y la sobreexposición de los niños, entre otros desafíos, que serían los riesgos más potentes en el mundo de la internet.

Amanda Antunes – Hablando justamente de esa visibilidad y sobre exposición pública de los niños, muchas veces excesiva, ¿qué análisis usted hace sobre la fama de los niños y las implicaciones que eso tiene para ellos?

Renata Tomaz – Un aspecto importante que atraviesa esa relación es la fama y el mérito. La fama está relacionada con el mérito en dos sentidos: el mérito porque alguna cosa importante fue hecha, usted realizó algo muy importante y por eso usted está siendo entrevistado y aparece en las capas de las revistas. El otro mérito es que la persona es famosa porque posee un talento, canta muy bien, baila muy bien, actúa muy bien. Eso te coloca en un lugar socialmente sobresaliente. Pero, en las últimas décadas, lo que podemos ver – y los niños también lo ven – es que eso se sobredimensiona mucho por medio del aparataje mediático. En un contexto en que tienes una cultura mediática que puede producir sin límites informaciones sobre alguien, se amplían también las posibilidades de que esa persona se haga famosa. Y de lo que los niños se percataron –que es lo mismo de lo que nos percatamos nosotros – es que, ¡cuanto más se produce noticia, imagen, texto, narrativas sobre alguien, más famosa esa persona se vuelve!

Un concepto que uso de la crítica de los medios es el concepto de sociabilidad automatizada, de la crítica de los medios holandesa, José Van Dijck. Ella afirma que la diferencia de ese tipo de sociabilidad es que venimos de una época en que lo importante era saber a quién tú conoces. Pero en la contemporaneidad se da un cambio en que lo importante es saber cuántas personas tú conoces, mejor aún, cuántas personas te conocen a ti. En las plataformas digitales, puedo saber cuántas personas me están viendo. Y es posible hacer eso mientras estoy produciendo narrativas e informaciones sobre mí.

La implicación inmediata de esa posibilidad es la responsabilización de los niños por la producción de contenido que, no solo va a producir fama, sino a mantenerla, dependiendo del caso que sea. Es muy común que ellos se preocupen por no estar produciendo sus videos. Cuando salen de vacaciones o están en semana de pruebas, por ejemplo, ellos se disculpan con su audiencia: “Disculpen por no estar postando videos”, “Estaba viajando”, “Tuve prueba”, explican. Es perceptible que ellos se sienten extremadamente responsabilizados por administrar, generar y producir informaciones sobre ellos mismos. Al final, la fama no es un dato, la fama es resultado de la producción de esa información. La fama es una condición que depende de esa producción continua. La responsabilización, a la vez, acaba provocando una gran competencia entre los niños que producen contenido, por más visualizaciones, más aprobaciones, más seguidores, más likes etc.

Amanda Antunes – ¿Cómo usted evalúa el papel de los padres y de la escuela en todos esos acontecimientos?

Renata Tomaz – Bueno, en ese universo digital, diría que ellos son muy coadyuvantes, pero tienen un papel importante en determinados aspectos. Ninguna de esas niñas que hacen los canales que investigo puede prescindir de la presencia de un responsable para ayudarla con lo que hace. Es un trabajo muy grande. Es un trabajo de Hércules: concebir una idea, producir, grabar, editar. Ellas todo el tiempo necesitan de la presencia de los padres.

La escuela también va a colaborar en ese proceso de alguna forma. A partir del momento en que las niñas tienen infinitos compromisos, la escuela acaba adecuándose a la vida digital de ellas. Las niñas comienzan a justificar las faltas a la escuela, que pasa a colaborar e a contribuir con esa jornada de las niñas youtubers en la producción de su protagonismo social y de su fama.

Amanda Antunes – ¿Qué opinión tiene sobre las consecuencias de ese proceso de visibilidad en la interacción del niño con la escuela y la familia?

Renata Tomaz – Vivimos en un mundo en que ser y estar visible es deseable, agradable, se valora. Los niños perciben eso, ellos no están ajenos. Ellos están siendo tentados a valerse de sus recursos, pocos o muchos, con pocos o muchos juguetes, muchos o pocos dispositivos para grabar, ellos están valiéndose de lo posible para producir modos de estar visibles en el mundo. Estos niños están creando un modo performático de ser. Performático en el sentido de que ellos están en el mundo aprendiendo que todo lo que hacen es para que alguien lo vea. Alguien está observando y si no lo está, es preciso hacer algo para que lo esté. ¡Es necesario estar visible! Cierta vez, la madre de la youtuber Juliana Baltar necesitó explicar que no estaba divorciada del marido. La información comenzó a circular en los comentarios del canal después que, en otro video, Juliana dijo que tenía una cama doble para que la madre durmiese con ella. Madre e hija esclarecieron, entonces, que el padre tiene un trabajo que le exige ausentarse de casa periódicamente. Todo lo que la familia hace y vive entra en la pauta de los videos, ampliando la interacción social de todos los miembros de la familia.

Amanda Antunes – ¿Los nuevos medios sociales desencadenan un proceso de configuración de nuevas subjetividades infantiles, o serían apenas nuevos espacios para esas afirmaciones?

Renata Tomaz – Creo que sí existen subjetividades producidas en ese movimiento de los medios. ¿Cómo son esas subjetividades? ¿Cuáles son las variables que están implicadas en su estructuración? Entender la construcción histórica de la infancia moderna y de un individuo invisible es fundamental para comprender los cambios que se dan actualmente. Los niños están buscando formas de hacerse cada vez más vistos, lo que incide en la forma de estar y ser en el mundo. Esos cambios influenciarán el tipo de juego de los niños y el tipo de ropa que usan.

En ese cambio, el niño se expone a múltiples significantes que, muchas veces, generan conflictos y tensiones. Por ejemplo, una youtuber va a mostrar la muñeca que le obsequiaron por Navidad, ella dice: “Miren, mi abuela me regaló esta muñeca… o una tienda me la envió”. Mostrar juguetes es algo que los niños youtubers hacen mucho. No obstante, cuando vemos la repercusión en los comentarios, van a haber muchos niños felicitando, pero también comentarios diciendo que esas niñas son muy exhibicionistas, creídas, que se creen mejor que las demás. Algunos padres, claramente, van a filtrar los comentarios intentando amenizar los innumerables sentidos que serán producidos a partir de la imagen de sus hijas en la internet. Pero no hay un control sobre eso y las niñas van a tener que lidiar con múltiples imágenes que son producidas a partir de sí mismas.

Amanda Antunes – Lo que se observa con el aumento del protagonismo infantil en la televisión y en la internet es un proceso de influencia social de los niños como un rol de referencia para sus pares, sobretodo en relación al consumo. ¿Cómo usted evalúa ese rol de los niños como influencia para sus pares?

Renata Tomaz – Es muy perceptible como los niños van a tornarse también una referencia para otros niños en el mundo del consumo. Crecí en un tiempo en que mis principales referencias en cuanto a ser alguien eran los adultos: madre, tías, profesoras, amigas de la madre. El adulto era esa persona que influenciaba al niño. ¿Qué tipo de persona usted quiere ser? ¿Qué tipo de adulto tú vas a ser? Ese es el tipo de preguntas que hacemos al niño. Pero, en las últimas décadas, vemos una valorización muy grande de la figura del joven. Quiero decir, existe una juvenilización de la sociedad que determina que los más viejos quieran parecer más jóvenes y salen en busca de ese tipo de comportamiento. Todo eso va a producir también un movimiento en el otro extremo: los niños buscan parecer más jóvenes. Pero, por parte de los niños, el movimiento es diferente, porque para ellos ser como jóvenes necesitan crecer. Ese proceso de juvenilización de la sociedad va a determinar que los niños quieran ser adolescentes. Lo que podemos observar con esa presencia cada vez más masiva de los niños en internet es que ellos se están convirtiendo en una referencia para otros niños.

Cuando preguntábamos a las niñas lo que ellas querían ser, ellas decían que querían ser youtubers, como Bel o Julia Silva. En algunos casos, como es obvio, decían que quería ser como figuras un poco más adultas como Kéfera, del canal 5Minutos. Pero, una mayoría significativa decía que quería ser igual a sus pares. ¿Por qué pasa eso? Porque ellas se percataron de que, aunque esas niñas sean niñas como ellas, consiguieron un lugar de protagonismo social. Ellas llegan a la conclusión de que no precisan crecer. La pregunta de mi tesis es esta: ¿qué vas a ser antes de crecer? Porque es claro que vas a ser alguien cuando crezcas. Pero el niño también puede ser alguien antes de crecer.

Es evidente la asociación de todo eso con la práctica del consumo. Los niños no muestran solo productos que ellos reciben de la empresa para hacer merchandising de los fabricantes, de las marcas. También están haciendo, de otra forma, una práctica mucho más antigua que es mostrar lo que tienen. Quien vive con un niño sabe que cuando llegas a una casa donde el niño tiene un cuarto, el otro niño pregunta: “puedo ver tu cuarto? ¿Puedo ver lo que tienes?” Eso va llevando a que los niños se influencien unos a otros en el sentido de tener un comportamiento parecido y productos consumidos de forma semejante. Uno de los videos que analicé era sobre un juguete que una de las youtubers había recibido de un fabricante. Una niña escribió así en los comentarios: “me gustó mucho tu anuncio, voy a pedirle a mi abuela que lo compre”. Pero nadie había dicho que aquello era una propaganda o que aquello era un contenido publicitario. Dos cosas quedaron claras en esa declaración. Primero, existe una influencia clara en los padrones de consumo de unos niños sobre otros. Y, en segundo lugar, los niños detectan fácilmente las intenciones mercadológicas.

Renata Tomaz renatactomaz@gmail.com
Periodista. Doctora en Comunicación y Cultura por la Universidade Federal do Rio de Janeiro, Brasil, donde realiza Posdoctorado en la Escuela de Comunicación, con bolsa FAPERJ. Investigadora del Núcleo de Estudios de Medios, Emociones y Sociabilidad.
Amanda Almeida Antunes amandaantunesrj@gmail.com
Publicista. Doctoranda en Comunicación en la Pontifícia Universidade Católica do Rio de Janeiro, Brasil. Investigadora del Grupo de Investigación Juventudes Cariocas, sus Culturas y Representaciones Mediáticas.