Foto: Basquiat

La violencia contra los jóvenes en Brasil: ¿con la participación del Estado?

 

Heloisa Bezerra: ¿La sociedad es cómplice, acepta esta situación? ¿Podemos indicar las fuerzas sociales que apoyan este comportamiento de las fuerzas policiales?

Dijaci Oliveira: La sociedad, de modo general, apoya fuertemente. Cada uno está viviendo su día a día, no hay sentimiento de pertenencia, de vida comunitaria. Nadie quiere saber de problemas, involucrarse, todos quieren cuidar de su propia vida, de su pequeño círculo. Hay personas que prefieren entrar y salir solas del garaje, que evitan compartir el elevador, exactamente para no tener que encontrarse con los vecinos. Entonces, cuando tienen conocimiento de que hubo una desaparición, un homicidio, algún problema cualquiera, esas personas tan solo esperan que la policía lo resuelva de la manera más rápida y eficiente. Solo que la eficiencia de la policía conlleva el uso de la tortura, la violencia. Muchos de las llamadas “autorizaciones de resistencia” son relatadas como casos en que, supuestamente, la policía fue llamada para conversar, para abordar un joven, y cuando llegó al lugar fue recibida con violencia. En Goiânia, nosotros encontramos casi 30 casos de “autorizaciones de resistencia” en los últimos dos años. En todos ellos, la policía dice que fue el blanco de una acción de los jóvenes, pero el hecho es que la policía fue llegando y batiendo, disparando cinco, seis tiros por las espaldas. Entonces, ¿cómo es posible afirmar que quien está enfrentando a la policía reciba un tiro en las espaldas? Quien está enfrentando estaría de frente, y no de espaldas.

Heloisa Bezerra: Entonces, del lado de la sociedad, ¿tenemos un miedo generalizado y también un individualismo que parece que nos lleva a no querer ver la situación, a acomodarnos, e incluso hasta a sentirnos aliviados con la represión policial que culmina en esas muertes?

Dijaci Oliveira: Vivimos en una sociedad altamente mediatizada. Tenemos que pensar cómo los medios transforman un tiro en un tiroteo. La repetición de un mismo tiro, que reaparece diversas veces. Entonces, las personas viven ese pánico.

Heloisa Bezerra: Un pánico social generalizado.

Dijaci Oliveira: Esto se repite en las redes sociales, en los noticieros de Internet, sin que haya ningún debate sobre la reducción de las armas.

Heloisa Bezerra: Los interrogatorios sobre las “autorizaciones de resistencia” ni siempre son iniciados ni tienen continuidad. ¿Por qué, de una forma general, no parece haber interrogatorio sobre las “autorizaciones de resistencia” y la autoridad policial es poco cuestionada?

Dijaci Oliveira: Tenemos el problema de la seguridad y el de la autoridad. El gobernador va a ser popular si él es capaz de reducir la criminalidad, si es capaz de garantizar la seguridad. Es una prioridad de los gobernantes, y ellos precisan de la fuerza policial, pero el policía tampoco tiene seguridad, no tiene seguro de vida, ni condiciones para enfrentar la violencia, a no ser con el uso de tortura, de métodos condenables. Esa es la policía que va a responder a los gobernantes. Entonces, reciben todo el respaldo jurídico. La policía es parte del aparato de dominación. El poder de la policía en Brasil es muy fuerte y nada de lo que la policía hace es objeto de investigación, ni es juzgado.

Heloisa Bezerra: Entonces, solo se investigan las “autorizaciones de resistencia” si hay alguna prueba, una grabación, algo que muestre que realmente hubo abuso de la fuerza, si repercute en los medios. En el caso contrario, ¿ella es archivada y la investigación desaparece?

Dijaci Oliveira: Fíjate, dependiendo del caso, ni esto acontece. Véase, por ejemplo, la desaparición del joven Murilo Soares Rodrigues, de 12 años, aquí en el estado de Goiás, víctima de la policía, de la Rotam1. El Ministerio Público presentó 27 testimonios de personas que vieron a la Rotam llevándose a este joven, de 12 años, y a otro, de 19, y tienen la grabación de un policía diciendo: “Ah, si les prendemos fuego con un neumático, ¿será que sobren vestigios?”. Y no pasó nada. Ni con los 27 testimonios, ni con la grabación. El juez dijo que nada de esto era prueba suficiente, “que se archive”. O sea, a veces, ni con pruebas sustanciales se consigue condenar, porque se trata de aquellos involucrados que forman parte de una tropa de élite.

Heloisa Bezerra: Una tropa de élite autorizada a matar.

Dijaci Oliveira: Exacto, infelizmente.

Heloisa Bezerra: ¿Cómo usted analiza la relación que el aparato policial establece con este segmento de la población, esos jóvenes de origen social pobre y de color de piel negra?

Dijaci Oliveira: La policía intenta producir miedo entre los jóvenes. He oído sobre una práctica que viene ocurriendo, en la cual la policía coge a los jóvenes, los pone a pelear y va filmando, los manda a golpearse. En otros casos, ellos filman a los jóvenes haciendo sexo oral unos con otros, hacen la edición y la cuelgan en las redes sociales y, con eso, van haciendo que los identifiquen, tratando de devaluar a estos jóvenes, descaracterizándolos, humillándolos públicamente, de forma que ellos vean quién manda y no se rebelen más, así pueden ser víctimas fáciles. Por esto la “autorización de resistencia” está relacionada también con la reacción de esos jóvenes ante este tipo de humillación. Ellos no aceptan, quieren ser respetados, quieren ser tratados como ciudadanos. Ellos saben que existen leyes, solo que no para ellos, existe la ley para los jóvenes ricos y no para ellos que son pobres.

Heloisa Bezerra: La relación permanente, de este modo, es de tensión, de un conflicto que acaba siendo humillante para los jóvenes.

Dijaci Oliveira: Es una relación tensa, de constante enfrentamiento y falta de confianza. Toda la idea de una policía comunitaria, de que la policía tenga una relación con la comunidad, que se vea la policía como una institución colaboradora, en realidad, no ocurre. La policía no es una institución colaboradora, no tiene interés en la comunidad, es una institución que irrespeta sistemáticamente a las comunidades pobres, a los jóvenes, y continua usando prácticas de humillación, violencia, pues considera que es lo que tiene que hacer. Ellos aprenden eso en la Academia. Hacen los cursos de derechos humanos solo por hacerlos, porque, en la práctica, ellos dicen “mira, tienes que resolver con la bala”, o sea, la policía es entrenada para entrar en la guerra, para batirse, dominar, para matar. No tenemos una policía capaz de dialogar con las personas. Ella es entrenada para entrar en la “guerra”. Quien es entrenado para una guerra, no usa palabras, usa apenas la fuerza. No fue entrenada para oír, solo para dar órdenes. Las autorizaciones de resistencia, si es que existen, causa de muchas muertes, no son fruto de la mala educación, de la truculencia de los jóvenes. Por el contrario, serían una forma de resistencia a los abusos cometidos por la policía, que ya llega batiendo, agrediendo y tratando con irrespeto.

Heloisa Bezerra: ¿Cuál es el perfil de los jóvenes que están siendo encarcelados o asesinados con base en esa política de seguridad que permite las autorizaciones de resistencia?

Dijaci Oliveira: Cuando la policía va para las calles, ¿para dónde va? A la periferia. ¿A quiénes va a prender? A los jóvenes de la periferia. Cuando van para los ambientes más caros, ¿a quiénes paran para revisar? A los jóvenes negros y pobres. Ya tienen un esquema: usa gorra, camiseta y bermuda, es sospechoso. El otro día, un policía me dijo “Ah, profesor, la mayor parte de las personas que prendemos con drogas son negros”. Claro, ellos no paran y revisan a los blancos, luego no van a encontrar blancos con drogas. Este es el problema, ellos crearon un estereotipo de las personas que usan y venden drogas. Hay una película reciente, ganadora del Festival de Cine de Brasilia del 2014, que hace referencia a una práctica policial racista, en que la policía llegaba a un lugar y decía “blanco sale, negro se queda”. Efectivamente, este es el título del film, del director Adirley Queirós, un cineasta goiano actualmente radicado en Ceilândia, Brasília.

Heloisa Bezerra: ¿Qué formas de violencia, además de esta extrema, que es el homicidio, han sufrido los jóvenes pobres con más frecuencia?

Dijaci Oliveira: La agresión es una forma de violencia sistemática. Se habla mucho de las peleas entre hinchadas (de los equipos de fútbol), las bandas de criminales, pero la agresión no viene solamente de los grupos organizados. El joven sufre violencia porque no tiene respaldo social, entonces sufre por violencias que vienen de todos los lugares, del ambiente familiar, del vecindario, del mercado del trabajo. Si registrásemos los datos de agresión, tendríamos números extraordinarios, pero estos números no aparecen, la mayor parte no figura como boletín de incidencias y la agresión es percibida como algo menos importante. ¿Qué es la agresión? Nada. Es como en la desaparición de personas, en que la policía simplemente dice que es insignificante si no hubo un secuestro, un robo. Entrevisté delegados en Brasilia y les pregunté el motivo de esa indiferencia. La respuesta más común era que todos los días ellos tenían decenas de incidencias – robo de cargas, secuestro, asalto. ¿Por qué, entonces, él perdería tiempo con algo insignificante como una desaparición? ¿Usted cree que un delegado va a perder tiempo con alguien que fue apaleado? No. Esa violencia de menor intensidad no es registrada, será olvidada, mas formará parte del repertorio de socialización de quien la sufrió.

1 – Las “Rotam” son unidades operacionales de la policía militar brasileña en algunos Estados designadas para resolver los casos de crímenes violentos. (N.T.)

Dijaci David de Oliveira dijaci@gmail.com
Doctor en Sociología por la Universidad de Brasília (UnB), profesor de la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) de la Universidad Federal de Goiás, Brasil (UFG). Especialista en estudios sobre violencia y desaparición de personas.
Heloisa Dias Bezerra diasbezerra.h@gmail.com
Doctora en Ciencia Política, profesora de la Universidad Federal de Goiás y de la Universidad Federal del Estado de Rio de Janeiro, Brasil. Editora asociada de DESIDADES. Investigadora en el área de juventud, democracia y nuevas tecnologías.