DESidades entrevista Luiz Carlos de Freitas
DESidades – El Ministerio de Educación está buscando sugerencias y propuestas para la educación pública por parte de empresarios de la educación, banqueros e inversionistas de gran escala. ¿No es contradictorio oír la iniciativa privada para mejorar la educación pública?
Luiz Carlos de Freitas – Existe una creencia errónea de que la educación no está bien apenas por un problema de gestión y falta de control. Como el modelo de la iniciativa privada es tomado como una buena gestión, buscar a los empresarios, economistas y administradores, en lugar de buscar a los educadores profesionales, es un intento de importar las formas de gestión de la empresa a la educación. No es una estrategia nueva y ya fue implementada en otros países. El resultado fue una amplia segregación escolar, sin mejoras significativas para la educación. La iniciativa privada apuesta en la competencia como forma de apalancar la calidad (que es lo que hace en las empresas) y, como consecuencia, defiende que las escuelas pasen a ser administradas por la iniciativa privada, bajo concesión. Pasa que la educación no es un espacio que pueda mejorar con la introducción de la mera competencia, pues hay problemas estructurales y, además de eso, no es un área en la que se pueda hablar de ganadores y perdedores – algo típico en los ambientes de competencia. El modelo educacional se basa únicamente en tener ganadores.
Por otra parte, la visión que valoriza la privatización asume como verdad que una elevación de la media del desempeño de los alumnos de una escuela significa que ella tiene calidad. Eso es una falacia. En el caso de IDEB (Índice de Desarrollo de la Educación Básica), por ejemplo, se mide apenas el desempeño del alumno en dos disciplinas de la escuela, en cuestionarios de elección múltiple. El indicador cuantitativo no tiene significado sin indicadores cualitativos complementarios. Es necesario un “conjunto de indicadores” diferenciados para que se pueda tener una visión más adecuada de la calidad de la escuela y eso debe hacerlo la misma escuela y no a través de sistemas externos de larga escala, cuya finalidad es otra. Estos sistemas son formas de acompañamiento de la política pública y no de “vigilancia” de cada escuela.
DESidades – Los grandes grupos privados de la educación en el país se han movilizado para influir en las políticas públicas de la educación. ¿Cómo hacen eso?
Luiz Carlos de Freitas – Ellos se organizan en entidades (Todos por la Educación, en Brasil, Reduca, en América Latina) que, a partir de una agenda propia, no discutida con educadores y muchas veces contra ellos, hacen lobbies junto a gobiernos, asambleas legislativas y Congreso. Influyen directamente en las redes de enseñanza con las entidades que crean, como Alianza Brasileña por la Educación, liderada por la Kroton, financiando reformas educacionales según esta agenda propia.
En Brasil la conducción mayor de este movimiento la hace el movimiento Todos por la Educación, fundado en torno del 2006. Existe también una gran cantidad de organizaciones sociales privadas e institutos que se movilizan para defender estas posiciones. Algunos son más ideológicos y otros tienen un interés puramente mercadológico, de facturación.
DESidades – ¿Cómo la cuestión de la educación ha aparecido en las discusiones de tratados y acuerdos internacionales, como la Organización Mundial del Comercio, por ejemplo?
Luiz Carlos de Freitas – Está en curso el Trade in Services Agreement (TISA) que deberá abarcar también la educación. Estos acuerdos buscan establecer condiciones favorables para la actuación de las grandes corporaciones del área en determinados grupos de países, unificando reglas operacionales. En este punto se da una situación muy grave con la ampliación de la privatización de la educación, sea en el nivel superior o, como está aconteciendo ahora en Goiás y Mato Grosso, en el nivel de la educación básica: por este camino, colocamos nuestras escuelas en manos de corporaciones, muchas veces internacionales, que son apenas un palco de aplicación de dinero de fondos de inversión ligados a la especulación internacional. En países con mayor aplicación de estas ideas, estas corporaciones “compran” las escuelas básicas tercerizadas entre ellas, como ya hacen aquí con la educación superior.
DESidades – El espacio escolar siempre fue pensado como un lugar a partir del cual se construye el futuro de los niños y jóvenes que lo frecuentan. Acontece que, en la práctica, la realidad escolar refleja las disparidades socioeconómicas del lugar donde esta insertada. ¿La escuela que conocemos puede contribuir significativamente para la superación del abismo social o acaba reproduciendo las desigualdades? ¿Usted podría dar ejemplos de cómo ve que eso acontece en Brasil?
Luiz Carlos de Freitas – La educación no acaba con la desigualdad social. La desigualdad está basada en las relaciones que organizan nuestra sociedad, en donde la riqueza de unos se hace a expensas de la pobreza de los otros. Podemos, en cierta medida, colocar a los menos favorecidos en mejores condiciones de luchar por un lugar bajo el sol, pero eso no conduce a la eliminación de la desigualdad social. Mientras la escuela da cuentas de una generación, otra ya se está formando en condiciones parecidas, fuera de la escuela.
Lo que tenemos hoy es una presión sobre la escuela para que ella forme un poco más a los jóvenes, por el hecho de que la propia producción económica está necesitando de que ellos lleguen a la puerta de la fábrica con un poco más de instrucción. Pero eso no significa eliminar la desigualdad, pues la precarización del trabajo avanza. Además, los datos muestran que los países que entraron en las políticas de reforma empresarial no solo no disminuyeron la brecha de aprendizaje entre alumnos más ricos y más pobres, sino que esta brecha aumentó.