Introducción
El presente artículo inicia con una breve y resumida contextualización histórica de los episodios que marcaron las diásporas en el contexto latinoamericano y a partir de ahí se exponen los principales sucesos políticos y económicos que catapultaron la movilidad humana en la sociedad ecuatoriana durante los últimos 70 años. Dichos sucesos tuvieron efectos en las estructuras y configuraciones familiares, sobre todo de quienes optaron por migrar.
Por otro lado, se recuperan varios datos empíricos de dos investigaciones realizadas años atrás. Para precisar, los estudios se remontan a 2008 y 2009, es decir, a nueve y diez años después de la peor crisis financiera y social que afrontara el Ecuador. El primer estudio se realizó en el marco de un trabajo cooperativo con la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad Politécnica Salesiana del Ecuador1. No fue casual el interés compartido de las dos instituciones de educación superior a saber que el mayor flujo de migrantes ecuatorianos enfiló su diáspora hacia tierras ibéricas. El grupo central con el que se trabajó fue niños/niñas que tenían padres y/o madres migrantes.
El segundo trabajo que sirve de base del presente artículo se realizó durante el año 2009. En este caso los adolescentes, jóvenes estudiantes de colegios de la ciudad de Quito fueron quienes colaboraron en el estudio con sus voces y experiencias vividas ante el hecho migratorio de sus familiares. La “imagen” de la partida de sus padres aún se encontraba presente en la retina de varios de los jóvenes. Las promesas de un pronto retorno continuaban alimentando la esperanza de un reencuentro familiar, que en más de un caso nunca sucedió.
En los dos estudios el dispositivo metodológico empleado fue de tradición cualitativa, privilegiando las narrativas, experiencias y discursos que las niñas, niños y jóvenes tienen ante el hecho migratorio. En múltiples tramos del trabajo de campo se recurrió al uso de entrevistas grupales; esta técnica permitió un ejercicio de autoreconocimiento y de solidaridades entre los niños y jóvenes, presupuesto que no se encontraba previsto en el trabajo de campo, pero, sin embargo, se activó entre los entrevistados al momento de compartir sus experiencias y anécdotas.
El fenómeno migratorio una constante en la práctica humana
La emigración es una de las actividades más pretéritas que el ser humano ha practicado en su existencia, y se refiere al fenómeno socioeconómico y político que consiste en el abandono voluntario de un individuo de su territorio para establecerse en otro Estado (Espinosa, 2004). Esta práctica ha sido constante y repetitiva por varias razones, entre las que consta el asegurar la existencia de la especie, satisfaciendo sus necesidades primordiales.
Este constante traslado de habitantes de un lugar a otro tomó fuerza en América Latina a partir de los años 70, cuando un masivo conglomerado de personas inició su diáspora, especialmente hacia los países del norte del continente. Este nuevo acontecimiento histórico denominado la era de la migración masiva2, se enmarcó en un proceso internacional globalizado en el cual las fuentes y oportunidades laborales se incrementan sobre todo en países industrializados. Bajo esta lógica e imaginarios, la población de países “tercermundistas” inició un peregrinaje hacia naciones que ofertaban un “futuro estable” y con oportunidades de desarrollo económico.
Este manto de ilusiones y oportunidades, contrasta con un hecho social de abandono y ausencia que sufren los familiares y especialmente los hijos e hijas de las nuevas fuerzas laborales que se encuentran desarticulados y desvinculados de la palabra que sus progenitores les pueden ofrecer. Esta ruptura de la palabra3 y ausencia de padre y/o madre, y en algunos casos ambos, originó un conjunto de problemáticas sin precedentes en el sistema social ecuatoriano. Uno de los principales problemas que surgió fue la transformación de las estructuras familiares y los roles de cuidado y educación que tuvieron que asumir los familiares de los migrantes para con los hijos que se quedaron en el lugar de origen.
Empero, de ser la emigración una alternativa que contribuye al “mejoramiento”4 de la situación familiar, en aquel entonces nos encontrábamos con un acontecimiento sin precedentes en la historia ecuatoriana, a saber que las condiciones materiales de los migrantes si tenían un sustancioso cambio y por supuesto mejoría, pero el aspecto emocional de las niñas, niños y jóvenes que se quedaron en el país daba cuenta de la crisis que tenían que vivir.
2 – Ver en: CASTLES, S.; MILLER, M. The age of migration. International Population Movements in the Modern World. New York: Guilford Publications, 1993.
3 – La palabra en psicología cumple la función de un mecanismo doble que contribuye en los procesos de socialización de los seres humanos, adicionalmente facilita la introyección de los aprendizajes recibidos y coopera en la transmisión del pensamiento generado. Ampliar en: VIGOTSKY, L. Pensamiento y Lenguaje. Buenos Aires: Editorial Paidós, 2009.
4 – Los adolescentes entrevistados comentan que los ingresos económicos familiares han incrementado gracias a l emigración de sus familiares.