Introducción
En este artículo discutimos cómo las iglesias neopentecostales ejercen prácticas de gobierno de la sexualidad en la vida de sus jóvenes y fieles. Para eso, partimos de un recorte de las trayectorias de dos jóvenes blancos, de sexo masculino, moradores del barrio Guajuviras (Canoas/RS), frecuentadores de las iglesias neopentecostales locales,que participaron del Proyecto de Protección de Jóvenes en Territorio Vulnerable (PROTEJO/Casa de las Juventudes), vinculado al Programa Nacional de Seguridad Pública con Ciudadanía (PRONASCI)1.
El extinto Programa Nacional de Seguridad Pública con Ciudadanía (PRONASCI) tenía por objetivo reducir los altos índices de violencia y criminalidad en las capitales y en las ciudades de regiones metropolitanas brasileñas (BRASIL, 2007). Al articular poder público y sociedad civil, desarrollaba acciones de inteligencia, calificación de las fuerzas policiales y ejecución de proyectos sociales en regiones urbanas identificadas y entendidas como violentas y vulnerables socialmente2. En ese formato el PRONASCI llega en 2009 a Canoas/RS, siendo el barrio Guajuviras el foco de sus acciones, localizado en la región nordeste de la ciudad, con una población de aproximadamente 34 mil habitantes.
A partir del año 2010 una serie de proyectos sociales pasó a integrar la vida cotidiana del barrio, de entre ellos el Núcleo de Justicia Comunitaria Guajuviras, Mujeres de la Paz, Comunicación Ciudadana/Agencia de la Buena Noticia y el Proyecto de Protección de Jóvenes en Territorio Vulnerable (PROTEJO). De acuerdo con la ley n° 11.530/07, el PROTEJO visaba formar e incluir socialmente a jóvenes y adolescentes expuestos a la violencia doméstica o urbana o en situaciones de mendigos en aquellas regiones geográficas donde los Territorios de Paz/PRONASCI actuarían.
En el Territorio de Paz Guajuviras, el PROTEJO fue implementado y desarrollado en el espacio al cual se dio el nombre de Casa de las Juventudes. Durante los años de 2010 y 2011, se desarrollaron, en ese espacio, actividades de sensibilización y educación sobre Derechos Humanos, Inclusión Digital, Música y Teatro. Con un equipo compuesto por más de 30 trabajadores (técnicos y educadores sociales), la Casa de las Juventudes atendió a más de 400 jóvenes, con edades entre 15 y 24 años “(…) egresos del sistema carcelero, que estén en cumplimento de medidas socio-educativas; en situación de mendicidad, expuestos a las violencias domésticas y/o urbana” (Canoas, 2009, p. 2).
A través de la experiencia de educador social en Derechos Humanos, realizando grupos de discusión y acompañamiento de demandas individuales, fue posible indagar sobre la presencia de las iglesias neopentecostales en la vida de algunos de los jóvenes participantes del PROTEJO. A partir de sus hablas y posicionamientos frente a determinadas situaciones de trabajo, se constató cuán intensa era la relación de esos jóvenes con las iglesias neopentecostales establecidas en aquel barrio.
Tanto sus opiniones sobre los temas más cotidianos hasta el diseño de sus proyectos más personales para el futuro, cuando eran discutidos en los grupos de Derechos Humanos, aparecían atravesados por la experiencia de frecuentar tales iglesias. Los elementos que componen esa doctrina religiosa, las normas y conductas morales y los dictámenes en relación a la elaboración de gustos, intereses y deseos, intervenían en algún nivel como organizadores y moduladores de las prácticas y modos de vida de los jóvenes.
Ante eso, este artículo tiene como objetivo dar visibilidad a los modos cómo las iglesias neopentecostales centran su mirada, de forma específica, sobre la sexualidad de los jóvenes. Para tal, tomamos en cuenta los efectos de la presencia de las iglesias en la vida de dos jóvenes, blancos, del sexo masculino, moradores del barrio Guajuviras y participantes del PROTEJO/Casa de las Juventudes y a partir de ahí problematizamos cómo en sus recorridos esas instituciones orientan las cuestiones relativas al ejercicio de la sexualidad. Así, identificamos, a través de la orientación en actividades con esos jóvenes, cómo se establecía un gobierno de la sexualidad en dirección a una heteronormatividad (Costa; Nardi, 2015).
En el camino del bien: el protagonismo juvenil como práctica de gobierno de las políticas públicas y de las iglesias neopentecostales.
Los grupos de Derechos Humanos en el PROTEJO se subdividían en tres espacios: Oficinas Temáticas, Gestión Participativa y Proyecto de Vida. El primero se caracterizaba por ser un espacio de problematizaciones sobre temas tradicionalmente asociados a los Derechos Humanos en cuanto un sistema de garantía de derechos. Así, partiendo de las historias y experiencias individuales y colectivas, se discutía sobre juventud, familia, género y sexualidad, democracia, Estado y sociedad, medio ambiente, violencia urbana y doméstica, tráfico de drogas, escuela, trabajo y empleo, entre otros temas. El segundo espacio se destinaba a reuniones semanales de discusión sobre la gestación y organización de la Casa de las Juventudes, de modo que los jóvenes también participasen de este proceso. El tercero consistía en un espacio para que los jóvenes pudiesen pensar al respecto de sus trayectorias de vida y proyectar perspectivas de futuro.
A partir de esos encuentros un pequeño grupo de jóvenes tomó la iniciativa de crear una especie de agremiación juvenil. Después de la formación de candidaturas, del levantamiento de demandas y propuestas para la Casa de las Juventudes y de la realización de debates con todos los participantes del proyecto, uno de los jóvenes fue elegido presidente. Surgía, así, la Fuerza Joven del PROTEJO.
Ese movimiento de participación de los jóvenes nos remite a la noción de protagonismo juvenil, elemento constitutivo de gran parte de las políticas públicas de juventud desde 2005, en la medida en que opera como una estrategia de producción de un sujeto joven “implicado, por iniciativa propia, en la búsqueda de solución a problemas y que, en función de su implicación, vengan a ser formuladas y construidas acciones relevantes y significativas en el campo social” (Gonzales; Guareschi, 2009, p. 50).
La expresión Fuerza Joven también apareció, cierta mañana, escrita en un panfleto entregado por una señora al educador, cuando este se trasladaba a su trabajo. En el panfleto sobresalía la inscripción Fuerza Joven Universal y tenía por objetivo convidar jóvenes de la ciudad a participar de ese espacio de la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD) destinado a la juventud. Ese brazo de la IURD desarrolla diversas acciones destinadas a su público joven, desde actividades culturales, shows de música góspel, campeonatos deportivos y tincanas hasta proyectos sociales y cursos en asociación con universidades.
Aunque diferente de la Fuerza Joven formulada por los jóvenes del PROTEJO, la Fuerza joven Universal también se aproxima a la noción de protagonismo juvenil cuando asocia a los jóvenes características como autoestima, interés, fuerza de voluntad, coraje y capacidad, colocándolos como agentes fundamentales de las acciones y campañas que realiza.
De la misma forma, esa idea de fuerza formulada por algunas teorías, como elemento latente y propio de la juventud (Coimbra, 2003) también es tomada como posibilidad de resistencia frente a los riesgos, taras y vicios hacia los cuales el mundo moderno supuestamente conduce a nuestros jóvenes, como las drogas, el crimen, la bebida, la pereza y la práctica de relaciones afectivas y sexuales anteriores al matrimonio no heteronormativas. Integrar la Fuerza Joven al mismo tiempo protegería y encaminaría la juventud para proyectos y modos de vida individuales y colectivos, económica, política y socialmente exitosos, seguros y asegurados por los caminos de Dios.
La Fuerza joven Universal (FJU) existe desde la fundación de la Universal y cuenta con millones de jóvenes en todo Brasil. El objetivo es llegar a la juventud que se encuentra perdida en las drogas, en los vicios, en la criminalidad o que sufre con un permanente vacío interior y sin perspectiva de vida. Por eso, como medio de llegar hasta esas personas, el grupo desenvuelve diversas actividades culturales, sociales, deportivas y espirituales (Igreja Universal do Reino de Deus, 2015, traducción nuestra)3.
El propio lema de la Fuerza joven Universal “ser joven es ser visionario”, nos permite cuestionarnos en qué medida el discurso que circula entre los jóvenes de la IURD no está encaminado a emprender elecciones de vida sustentables dentro de un determinado modelo y a largo plazo. El término visionario es una característica atribuida a los jóvenes, en el sentido de que ser joven es mirar hacia adelante. Además, ser joven, desde esa perspectiva, es estar confiado de que el futuro con Dios promete la felicidad y el éxito, por más tortuoso que pueda ser el camino – al final de cuentas, el futuro a Dios pertenece. De ese modo, las elecciones pasadas y presentes deben ser lo suficientemente buenas y, por tanto, hechas de buena fe y deseo verdadero.
Así hicieron también los marineros de Jack Kerouac en el Mar es mi hermano, al abrir sus Biblias y rezar, mientras el navío dejaba el puerto hacia atrás rumbo a la distante Groenlandia. Y así también hacen los hombres de negocios, para los cuales el éxito de sus empresas y contrataciones depende de su voluntad, esfuerzo y empeño, de los cálculos meticulosos y de las buenas proyecciones.
Lo más importante no es determinar si la Fuerza Joven del PROTEJO recibió ese nombre inspirándose en la Fuerza joven Universal, sino problematizar, a la luz de tal asociación, que tanto el modelo de subjetividad del joven protagonista como aquel del homo economicus no comienzan ni terminan en las políticas públicas juveniles o en el sector privado y empresarial, sino que atraviesan y actúan en todos los dominios, en la medida en que remiten a un modo de percibir el mundo y posicionarse desde una racionalidad neoliberal (Guareschi; Lara; Adegas, 2010).
2 – Las regiones objetivo de las acciones del PRONASCI que eran denominadas Territorios de Paz.
3 – O Força Jovem Universal (FJU) existe desde a fundação da Universal e conta com milhões de jovens em todo o Brasil. O objetivo é alcançar a juventude que se encontra perdida nas drogas, nos vícios, na criminalidade ou que sofre com um permanente vazio interior e sem perspectiva de vida. Para isso, como meio de chegar até essas pessoas, o grupo desenvolve diversas atividades culturais, sociais, esportivas e espirituais (Igreja Universal do Reino de Deus, 2015).