Foto: André Larsson

O camina con Dios o baila con el Diablo: iglesias neopentecostales y el dispositivo de la sexualidad

Los ciudadanos de bien van para el cielo, los otros para la fiesta

A partir de los efectos de la presencia de las Iglesias neopentecostales en la vida de los de los jóvenes anteriormente presentados, ambos blancos, con edades entre 15 y 24 años, moradores del barrio Guajuviras, estudiantes de la red de enseñanza pública y participantes del PROTEJO/Casa de las Juventudes, interrogamos cuál es el modelo de sujeto neopentecostal y por medio de qué estrategias estas Iglesias lo han ofrecido a la juventud. Circunscribimos nuestra discusión a las cuestiones que emergerán en los talleres de Derechos Humanos con los dos jóvenes referidos anteriormente. Siendo así, a partir de las narrativas de estos jóvenes, indagamos cómo el ejercicio de la sexualidad puede ser acogido e investido por parte de sus comunidades religiosas neopentecostales.

La trayectoria de aquel joven que durante el recorrido en la Casa de las Juventudes/PROTEJO ejerció la función de presidente de la Fuerza joven ayuda a cuestionar tanto cual es el plan trazado por Dios cuanto como él fue puesto en funciones por la iglesia neopentecostal en la cual participa. Así, aparece una vez más aquella pregunta: tan imprescindible como caminar con Dios, ¿de qué maneras y sobre qué condiciones seguir con Él?

Su historia nos muestra que durante el tiempo en que estuvo implicado en el proyecto fue gradualmente apartándose de la iglesia. Pero, incluso así, se dio una reaproximación a partir de una conversación con el padre, cuando este, en su lecho de muerte, pidió que el joven retornase y jamás se volviera a apartar de la iglesia nuevamente. No es cuestión aquí cómo ese pedido fue recibido y procesado por el joven, ni tan siquiera, si su retorno está relacionado a la forma que él vivencio el sufrimiento y el luto causados por la pérdida de su familiar. En lugar de eso, nos gustaría indagar cómo esa noción de reorientación para una vida trillada por el camino de Dios acabó siendo puesta en funcionamiento por su iglesia a partir de los efectos que ese regreso tuvo en su vida.

Está presente la idea de ofrecer y elaborar en cierta medida junto con los jóvenes esbozos de proyectos de vida, que estén en consonancia con el ascetismo flexibilizado y practicado por las Iglesias neopentecostales (Mariano, 2005), y que al mismo tiempo sean útiles y necesarios a la comunidad religiosa local. Las Iglesias neopentecostales operan dentro de una lógica congregacional, en el sentido de absorber ciertas singularidades de sus fieles con vistas a la solidificación de nociones y valores de unión, solidaridad y vida en comunidad (Mariano, 2005).

Se muestra sensible y acogedora ante determinadas prácticas e intereses, mostrando cuánto son deseados e importantes para el bien común. Al mismo tiempo, ejerce injerencia, mostrando que no está lejos de comprender que crear condiciones para que cierto protagonismo pueda emerger y participar concomitantemente del proceso de construcción produce posibilidades de vida. Estamos ante una estrategia de gobierno también utilizada por las políticas públicas destinadas a la juventud.

Así, si para un grupo juvenil organizado como la Fuerza joven se eligió un representante para la Casa de las Juventudes que reuniese características como el compromiso, entusiasmo, facilidad de hablar en público, liderazgo y cierta desenvoltura en la conducción de reuniones y grupos de personas; estas mismas características también pueden ser requeridas en la conformación de un sujeto pastor. Lo que no se puede esperar hasta el momento es que los recursos humanos sean gerenciados por las Iglesias neopentecostales de modo diferente a lo tradicional.

No obstante, los condicionamientos para esa inversión y apuesta en el sujeto, a diferencia de aquellos que fueron posibilitados en las relaciones cotidianas del proyecto social local y específico, en ese contexto neopentecostal se colocan a partir de otros principios. Es posible indagar al respeto de ciertos efectos micro políticos de la reconducción de la vida del joven hacia lo que las Iglesias neopentecostales tienen asociado a un modelo social y público de hombre, heterosexual, padre de familia y pastor en formación.

Poco a poco los movimientos y gestos más espontáneos intentados por el cuerpo fueron siendo disciplinados. El pelo, que en algún momento lució adornos como prendedores y presillas, fue quedando cada vez más corto, recogido y rente a la piel; en el rostro y las uñas se dejó de usar cualquier tipo de productos cosméticos y las ropas se volvieron cada vez más sobrias y bien alienadas, el negro y el blanco substituyeron los colores alegres y vibrantes y la indumentaria social compuesta por zapatos, pantalón y camisa entró en escena. En la relación entre el joven y la iglesia se hizo evidente todo un esfuerzo para esconder, hasta menguar y desaparecer, todo aquello considerad una denuncia a través del cuerpo del alma que otrora se había perdido.

Los modos de conducir la juventud puestos en práctica por las Iglesias neopentecostales, que activan nociones presentes en el dispositivo de la sexualidad, se dan en el ejercicio de las relaciones más próximas y cotidianas con los jóvenes, no en forma de prácticas de dominación, sino de producción de acuerdos, combinaciones y negociaciones posibles e interesantes para ambos lados, por lo que entonces, se puede afirmar que la norma también produce deseo de normalización en aquellos a los cuales se dirige. Por otro lado, así como este es un efecto posible y perceptible, también es previsible que la misma norma convoque a la transgresión.

Es con esa idea de la transgresión como efecto de la norma que nos gustaría concluir nuestro análisis. En la medida en que también existen posibilidades de vida fuera de la institución y de la institucionalidad religiosa y neopentecostal, de modo que invariablemente esa vida en toda su potencia y posibilidad acabe privilegiando su conducción por otros discursos y estrategias.

Desde el lugar de quien resistió, o, entonces, escogió otras posibilidades para sí, es que traemos la trayectoria del otro joven. Participante de la Casa de las Juventudes/PROTEJO en los años de 2010 y 2011, fiel y frecuentador de una de las Iglesias neopentecostales localizadas en el Barrio Guajuviras. Él declaró a su familia su orientación sexual no heterosexual y esta fue relativamente bien acogida hasta el momento en que la no correspondencia con la norma dominante comenzó a ser incómoda.

A la juventud se le atribuyen, de forma naturalizada, ciertos aspectos en lo que se refiere a algunos procesos de la vida como si tales aspectos fuesen propios y, en algún nivel, permitidos y soportados por los demás cuando los sujetos se encuentran obligatoriamente en esa condición social llamada juventud. Las experiencias que tienen lugar en la juventud acaban siendo entendidas como permisiones, localizadas y pasajeras en el tiempo y en el espacio, hasta la vida adulta. Esto es lo que Margulis (1996) llama de moratoria social y vital.

No obstante, indagamos si lo incómodo no resulta ser realmente la frustración cuando aquello que se muestra pasajero es tan solo la expectativa de que tales deseos y afectos lo fuesen. Es en ese momento cuando los proyectos de vida del joven son tomados como denuncia de aquello que el dispositivo de la sexualidad y de las Iglesias neopentecostales buscan impedir. Ya no se trata de caminar con Deus, sino de danzar con el Diablo.

Poco a poco, las miradas lanzadas sobre la vida de este joven ven solamente su distanciamiento de la norma heterosexual. Así, en su contexto familiar, participar del grupo de danza de funk propuesto por un compañero del proyecto, trabajar como vendedor en el comercio de ropas y, hasta, incluso, cursar una carrera de Psicología, se perciben como señales de su desvío. En este momento entra en escena el pastor de su iglesia, convocándolo para, a través de conversaciones y consejos, reconducirlo al culto y, por consecuencia, a la norma.

Cuando las tentativas de la familia de reaproximar al joven a la iglesia neopentecostal se vieron fracasadas, quedó apostar por la disciplina de la prestación de servicio militar en la base aérea de Canoas/RS. Un año debería ser lo suficiente para enderezarlo. Pero el Diablo es habilidoso y su música seductora, convida al cuerpo a movimientos desregulados. Iglesia y Aeronáutica fallan y el ave de mal agüero hace aterrizar desde entonces su par de danza en la demasiado normativa y sagrada pista.

Conclusión

La discusión realizada en este artículo problematiza cómo las Iglesias neopentecostales ponen en funcionamiento la noción de heteronormatividad, articulándola con la noción de protagonismo juvenil, también presente en las políticas públicas de juventud. Así, se aproximan al dispositivo de la sexualidad revelado por Michel Foucault (1988), adaptándolo de acuerdo con los principios religiosos. Con eso, invierten en la producción de un sujeto joven neopentecostal orientado a una vida trillada dentro de aquello que es entendido como el camino de Dios.

A partir de los efectos de la presencia de las Iglesias neopentecostales en la vida de dos jóvenes, fue posible demostrar que tal camino dice respeto a la elaboración de proyectos de vida organizados en torno a la heterosexualidad, el modelo tradicional de institución familiar, la proximidad y permanencia en la comunidad religiosa, atravesados permanentemente por una racionalidad neoliberal.

Referencias

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Resumo

Este artículo tiene como objetivo dar visibilidad a los modos como las Iglesias neopentecostales centran su mirada de forma más específica sobre la sexualidad de jóvenes empobrecidos. A través de la realización de talleres sobre Dereos Humanos del Proyecto de Protección de Jóvenes en Territorio Vulnerable (PROTEJO) del Territorio de Paz Guajuviras, en el municipio de Canoas/RS, acompañamos dos jóvenes blancos, del sexo masculino, moradores del barrio Guajuviras y frecuentadores de las Iglesias neopentecostales locales. En esta experiencia fue posible analizar cómo tales instituciones religiosas orientaban las cuestiones relativas a la sexualidad de los jóvenes. A partir de la contribución teórica foucaultiana sobre el dispositivo de la sexualidad, mostramos cómo las Iglesias neopentecostales establecen prácticas de gobierno de la sexualidad juvenil en dirección a una heteronormatividad. Por fin, el presente artículo concluye que tales Iglesias neopentecostales articulan nociones como protagonismo juvenil y heteronormatividad promoviendo estrategias de conducción de los jóvenes para la producción de un sujeto cristiano y heterosexual.

 

Palabras clave: juventud, iglesias neopentecostales, protagonismo juvenil, heteronormatividad.

 

Fecha de recepción: 04/05/2017

Fecha de aceptación: 19/11/2017

Rodrigo Kreher guigo.roots@gmail.com

Doctorando y Máster en Psicología Social e Institucional por la Universidade Federal do Rio Grande do Sul (UFRGS), Brasil. Bachiller en Derecho por la Pontifícia Universidade Católica do Rio Grande do Sul (PUCRS). Integrante del Núcleo E-politcs – Estudios en Políticas y Tecnologías Contemporáneas de Subjetivación

Neuza Maria de Fátima Guareschi nmguares@gmail.com

Profesora e investigadora del Programa de Posgrado en Psicología Social e Institucional de la Universidade Federal do Rio Grande do Sul (UFRGS), Brasil. Coordinadora del Núcleo E-politcs – Estudios en Políticas y Tecnologías Contemporáneas de Subjetivación. Becaria Productividad CNPQ nivel 1.