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Adolescencia y Salud Sexual y Reproductiva en Chile

Simone Peres – ¿Cuál es el perfil de las adolescentes en Chile que quedan embarazadas antes de los 18 años? ¿Y el de los jóvenes padres?

Electra González – Históricamente, en las últimas décadas, alrededor de 40.000 nacimientos en mujeres menores de 20 años ocurren en nuestro país, lo que representa un 15 a 16% del total de nacimientos. En los últimos años, gracias a los esfuerzos de las últimas políticas públicas sanitarias y educacionales, esta cifra está disminuyendo, alcanzando en el 2016 la cifra de 22.349 nacimientos en adolescentes. Esta cifra aún es preocupante, sobre todo porque tenemos una cifra de 850 nacimientos en mujeres menores de 15 años. El embarazo, parto y puerperio implican mayores riesgos en salud tanto para la madre como para el hijo/a.

La maternidad y paternidad temprana ponen en riesgo la inserción y retención escolar, lo cual lo llevará a una incorporación más precaria al mercado laboral. Las madres adolescentes tienen más riesgo de sufrir sesgos y discriminación de género, experimentar estigma cultural o permanecer atadas a roles tradiciones. Si el progenitor de su hijo es también un adolescente, son menos maduros y cuentan con menos recursos y capacidades para enfrentar los desafíos que implica la crianza. También tienden a ser más vulnerables a la violencia, a la coerción o a la influencia negativa de sus pares.

En Chile la maternidad adolescente está también marcada por las desigualdades, por ejemplo, las tasas de embarazo adolescente en las comunas pobres y en la zona norte del país son mayores que la tasa nacional.

Simone Peres – Me gustaría que relacionase el embarazo y la parentalidad en la adolescencia con la trayectoria escolar y profesional de jóvenes que provienen de las clases populares y medias en Chile.

Electra González – La maternidad sigue siendo la principal razón de la deserción escolar en estudiantes chilenas. También lo es para el varón, pero en menor proporción, sobre todo si abandona el colegio por buscar trabajo para asumir su responsabilidad. Ya sabemos que menor escolaridad los deja en mayor desventaja para postular a trabajos calificados y por lo tanto, mejor remunerados. Si bien es cierto se han destinados algunos recursos a implementar programas de retención escolar, estos recursos son insuficientes y no permanentes.

Simone Peres – ¿Cómo analiza usted la cuestión de las infecciones de transmisión sexual (ITS) en la adolescencia, en Chile?

Electra González – De acuerdo al último Informe Nacional de las ITS, los adolescentes chilenos entre 15 y 19 años presentan uno de los mayores aumentos porcentuales de infección a través del tiempo. La prevalencia de gonorrea también ha aumentado en esta población. Estas cifras son muy preocupantes. Una de las tareas pendientes que tenemos es mejorar las tasas de uso del condón, sobre todo en la población adolescente. Todavía el uso del condón está asociado a la prevención del embarazo y no a la prevención de ITS. Un estudio reciente en CEMERA nos mostró que, si bien la protección de ITS es el segundo factor más importante para las adolescentes a la hora de elegir un método anticonceptivo, solo un 18% de ellas los usaba. De hecho, una vez que logran el uso de un anticonceptivo más seguro, dejan de usar el condón. Se necesitan, tal vez, estrategias integrales intersectoriales más centradas en los adolescentes para promover climas positivos para el uso del condón.

Simone Peres – Estudios realizados muestran la necesidad de considerar la prevención del embarazo y de las ITS a partir de los determinantes simbólicos, políticos y económicos, principalmente, cuando se trata de jóvenes que viven en situaciones de gran vulnerabilidad social. ¿Qué considera al respecto?

Electra González – Estoy absolutamente de acuerdo con que hay que considerar los determinantes simbólicos, políticos y económicos, pero estos aspectos están lejos aún de mejorar porque invertir recursos en programas de desarrollo social no es lo más prioritario, estamos inmersos en una economía de mercado en que la salud y la educación son bienes económicos no rentables.

Simone Peres – ¿Qué importancia le confiere a la educación sexual en el contexto escolar para prevenir el embarazo y las ITS?

Electra González – Para mí, la implementación de programas de Educación Sexual, a nivel escolar, teniendo como objetivos la disminución de los índices de embarazo adolescente y las infecciones de transmisión sexual, debería ser considerada como un aspecto fundamental por quienes toman decisiones en materia de políticas públicas. Por parte de los estudiantes es también un tema muy pertinente y necesario, y además, de acuerdo a estudios realizados, generaría un alto nivel de motivación como pocos temas logran alcanzar en el sistema escolar público en nuestro país. Estos temas no son abordados en otras instancias, como la familia, por ejemplo. Siento que, como país, tenemos una deuda pendiente con nuestros niños y niñas.

Si bien ha habido algunos avances en la implementación de la educación sexual en el sistema escolar, estos son aún muy escasos, tardíos, fragmentados. Algunas investigaciones han mostrado que en nuestras escuelas municipalizadas la educación sexual que se imparte es tardía, escasa y fragmentada. Aún así, pudo tener un impacto positivo, especialmente en el conocimiento de métodos anticonceptivos y de los riesgos de la actividad sexual no protegida, por lo tanto, mayor sería el impacto si se implementaran programas de educación sexual más temprano, y a lo largo de todo el periodo escolar. En términos generales ayudaría a lograr una mejor calidad de vida de nuestros educandos.

Simone Peres – Un importante trabajo realizado en Brasil destaca el hecho de que, en el campo de la salud colectiva, la anticoncepción aún es tratada bajo la óptica del conocimiento, del uso de los métodos anticonceptivos y el acceso a ellos, o sea, como una cuestión técnica, individual y no propiamente cultural. ¿Cómo valora esta cuestión y la aparente paradoja que existe entre la gran oferta de métodos anticonceptivos y la permanencia de índices elevados de embarazos en la adolescencia?

Electra González – No basta con entregar métodos anticonceptivos a las adolescentes, o que estos estén disponibles. Un estudio previo mostró que los factores que favorecen la continuidad del uso de anticonceptivos en adolescentes eran: mejor rendimiento escolar; más altas aspiraciones académicas; mayor nivel educacional del padre o madre; mayor escolaridad de la pareja; como los adolescentes perciben la eficacia del método: si protege contra ITS; si no interfiere en las relaciones sexuales, en la satisfacción de la pareja; la larga duración del método y el conocimiento de pares que tuvieron éxito en el uso de métodos. Estos aspectos deberían ser considerados cuando se implementan servicios anticonceptivos para adolescentes. Las estrategias deberían ser intersectoriales y permanentes en el tiempo para lograr cambios.

Electra González electra.gonzaleza@gmail.com
Asistente Social. Máster en Investigación de Población en la University of Exeter, Inglaterra. Curso Avanzado en Aspectos Sociales de la Salud Reproductiva, Colegio de México, México. Sub-directora y profesora asociada del Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral del Adolescente (CEMERA) de la Universidad de Chile.
Simone Peres simoneoperes@gmail.com
Psicóloga y Pedagoga. Doctora en Salud Colectiva por la Universidade do Estado do Rio de Janeiro, Brasil. Profesora del Instituto de Psicología de la Universidade Federal do Rio de Janeiro y del Programa de Postgrado EICOS-UFRJ, Brasil.